El papa Francisco insistió en la Misa de canonización de los pastorcitos Francisco y Jacinta, en rezar con esperanza. "Él nos ha creado como una esperanza para los demás, una esperanza real y realizable en el estado de vida de cada uno", aseguró. "El cielo activa aquí una auténtica y precisa movilización general contra esa indiferencia que nos enfría el corazón y agrava nuestra miopía. No queremos ser una esperanza abortada".

El Pontífice argentino proclamó santos a los dos hermanos pastorcillos, Jacinta y Francisco, que junto con su prima Lucía presenciaron las apariciones de la Virgen y a ella suplicó "esperanza y paz para la humanidad". Ante medio millón de personas que se congregaron en la explanada del santuario de Fátima en una jornada soleada, Francisco presidió la misa para canonizar a los dos primeros niños, murieron con 9 y 10 años, que subieron a los altares de la Iglesia por un milagro y no al ser considerados "mártires". En esta ceremonia de canonización, la primera que se celebra en Portugal, el Papa proclamó santos a los dos pastorcillos con la tradicional fórmula, pero esta vez de manera excepcional la leyó en portugués y no en latín. Los cientos de miles de fieles que se congregaron recibieron esta proclamación con un fuerte aplauso.

La explanada del recinto se quedó pequeña ante los miles de peregrinos, 500.000 según datos del Vaticanomuchos de ellos desde las calles adyacentes ante la imposibilidad de acceder. Banderas de Vietnam, Corea del Sur, Senegal, China, Brasil, Chile, Venezuela, muchas de España y grupos de Francia y EEUU, así como otros muchos países se mezclaban con las portuguesas. El obispo de Leiría señaló que acudieron peregrinos de 55 nacionalidades.

El Papa centró su homilía en la esperanza: "Tenemos una Madre. Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús". En referencia a las apariciones de la Virgen en 1917, de las que ayer, 13 de mayo se cumplió el primer centenario, recordó que ella "advirtiendo sobre el peligro del infierno al que lleva una vida a menudo propuesta e impuesta sin Dios y que profana a Dios en sus criaturas, vino a recordar la luz de Dios".

El Santo Padre expresó su gratitud a los cientos de miles de personas que llenaban a rebosar la explanada del santuario, y calles cercanas: "Gracias por haberme acompañado. No podía dejar de venir aquí para venerar a la Virgen Madre, y para confiarle a sus hijos e hijas". También les recordó que "bajo su manto, no se pierden; de sus brazos vendrá la esperanza y la paz que necesitan y que yo suplico para todos mis hermanos en el bautismo y en la humanidad, en particular para los enfermos y los discapacitados, los encarcelados y los desocupados, los pobres y los abandonados".

El Pontífice presentó como un ejemplo para todos la vida de los nuevos santos Francisco y Jacinta Marto, los niños videntes, "a quienes la Virgen María introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios, para que lo adoraran". "De ahí recibían ellos la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos", dijo. Al concluir, pidió la protección de María para descubrir "el rostro joven y hermoso de la Iglesia, que resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor". Minutos antes de dirigirse a los fieles en la homilía (11.26, hora española) el Papa pronunció la fórmula de canonización por la que declara santos a los pastorcitos Francisco y Jacinta, en medio del júbilo de los cientos de miles de peregrinos llegados de todos los puntos de Portugal y de numerosos países.

Antes de la Misa de canonización, Francisco mantuvo un encuentro privado en la residencia de Nuestra Señora del Carmen, dentro del complejo del santuario de Fátima, con el primer ministro Antonio Costa.

Posteriormente, el Pontífice dirigió un saludo a los enfermos, recordando que "Jesús sabe lo que significa el sufrimiento, nos comprende, nos consuela y nos da fuerza, como hizo con San Francisco Marto y Santa Jacinta".

El Papa celebró la Misa de canonización en el atrio del Santuario, en una ceremonia en la que participaron ocho cardenales -entre ellos, los españoles Osoro y Blázquez- y 71 obispos, según fuentes de la organización, y entre ellos el de Tui-Vigo, monseñor Luis Quinteiro Fiuza y de Ourense, monseñor Lemos Montanet. Un grupo de peregrinos de diversos puntos de Galicia, las familias Vázquez, Gestal y Basanta, aseguraron que habían llegado a las tres de la madrugada al santuario y que estaba "bastante lleno, pero se podía avanzar" y se han instalado frente a la Capelinha. "Estamos tres generaciones: abuelos, padres, hijos", aseguraron. Una de las abuelas expresaba que cuando dijo a sus amigas que iba a Fátima le dijeron si estaba loca. "Pero les expliqué que iba a ir al Papa, no a un concierto de rock. Y no contaba estar tan cerca", explicó. Algunas de las hijas de esta familia presumieron de contar "con una gran experiencia en estos actos", mientras exhibían mochilas de diferentes jornadas mundiales de la juventud: Cracovia, Madrid y Colonia.