Una fracción significativa de la luz ultravioleta emitida por el Sol atraviesa la atmósfera y llega a la superficie de nuestro planeta. Es bien conocido que la exposición prolongada a este tipo de luz puede derivar en cáncer de piel. Asimismo esta radiación incrementa los niveles de glucocorticoides en la sangre, afectando a una región del cerebro conocida como hipocampo.

El hipocampo desempeña un papel importante en la consolidación de la memoria y la respuesta emocional. Bajo la acción de la luz ultravioleta, se reduce la neurogénesis o generación de nuevas neuronas y se inducen comportamientos depresivos.

A lo largo de nuestras vidas pasamos muchas horas expuestos al Sol. Es por ello que protegerse del mismo puede ser una buena estrategia para cuidar de nuestro cerebro.

Bajo condiciones de estrés, los glucocorticoides, un tipo de hormonas, inducen cambios importantes en esta zona. Con anterioridad, se ha descrito que la radiación ultravioleta, un conocido factor estresante externo, incrementa los niveles de glucocorticoides en sangre. Sin embargo, se desconoce el modo en que este tipo de luz afecta al cerebro.