La de Madrid pasará a la historia como la Cumbre del Clima de la "decepción". Esa fue la palabra más repetida ayer durante la clausura de la conferencia, que llegó casi dos días después de lo previsto. En total, fueron catorce jornadas de negociaciones que culminaron en un documento flojo en compromisos: Chile- Madrid Tiempo para la Acción. El texto pide a los países aumentar su "ambición" en materia de reducción de emisiones, de acuerdo con la recomendación científica de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados, y los emplaza a presentar a lo largo de 2020 sus nuevos compromisos nacionales. La cumbre madrileña, a la que asistió la activista juvenil Greta Thunberg, fracasó en su objetivo de rematar el Acuerdo de París,Acuerdo de París al no conseguir regular los mercados de carbono.

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, fue uno de los decepcionados. "La comunidad internacional perdió una oportunidad importante para mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y financiamiento para enfrentar la crisis climática. Pero no debemos rendirnos, y no me rendiré", expresó. De "decepción" también habló el presidente del Grupo de Países Menos Desarrollados, Sonam P. Wangdi, al considerar que la cumbre deja sin resolver "cuestiones clave". "Nuestra gente ya está sufriendo los impactos del cambio climático. Nuestras comunidades en todo el mundo están siendo devastadas. Las emisiones globales deben reducirse de manera drástica y urgente para limitar más impactos, y el apoyo financiero debe ampliarse para que nuestros países puedan abordar mejor el cambio climático y sus impactos", subrayó.

Los jóvenes, por su parte, cambiaron la palabra "decepción" por la de "fracaso". El movimiento Fridays for Future España, que siguiendo los pasos de Greta Thunberg organiza protestas en todo el país „también en A Coruña„, aseguró que "la falta de acuerdos ambiciosos en la toma de decisiones ha provocado aún más frustración en la juventud, que continuará saliendo a la calle todos los viernes".

El final de la Cumbre del Clima de Madrid tampoco convenció al Gobierno nacional. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, tildó de "complicada" la conferencia, que, en su opinión, "reafirma el valor de la cooperación internacional, de la ciencia y la exigencia de más acción climática y su incidencia social". Y la Ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, confesó que el encuentro le deja un "sabor agridulce". "Ha sido positivo imponer ese compromiso con la agenda multilateral a pesar de las dificultades, y aunque sabíamos que hay grandes países dispuestos a no acelerar la agenda climática, se ha constatado una demanda muy fuerte por parte de la sociedad", señalaba Ribera que se mostraba satisfecha porque "se ha conseguido un compromiso a reforzar la acción climática a partir de 2020 guiados por la ciencia, que seguramente es la segunda victoria importante que hemos conseguido". Sin embargo, reconocía que esta cumbre acaba también con sabor "agrio" ya que "nos hubiera gustado completar el trabajo en torno a mercados y que el libro de reglas del Acuerdo de París hubiera quedado definitivamente cerrado".

El documento final fue aprobado por la presidenta de la cumbre y ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt, tras un tenso debate que se prolongó hasta la madrugada. Brasil estuvo a punto de echar por tierra el acuerdo por su oposición a incluir dos artículos, relativos al papel de los océanos y de los suelos. Schmidt dijo no estar satisfecha con los resultados, pese a que los representantes de los casi 200 países que asistieron a la conferencia pusieron, según insistió, "corazón y esfuerzo por buscar acuerdos". En su discurso de clausura, la ministra instó a dar "una respuesta más solida, urgente y ambiciosa" para luchar contra la crisis climática y lamentó no haber podido "implementar un mercado de carbono robusto con integridad ambiental", el fleco que ya había quedado también suelto en París.

La Cumbre del Clima de Madrid, que debía acoger Chile pero que finalmente se trasladó a España por las revueltas sociales, fue la más larga de la historia. A ella asistieron numerosas celebridades, pero ninguna eclipsó tanto como la joven sueca Greta Thunberg, que llegó a Madrid procedente de Lisboa tras realizar un viaje de 21 días en catamarán por el océano Atlántico para no contaminar. La próxima cita climática será el año que viene en la ciudad escocesa de Glasgow.