En el sótano del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera, en un gran congelador adquirido para ese fin y a una temperatura de 80 grados bajo cero, descansa parte de la huella que la pandemia de coronavirus ha dejado en área sanitaria de A Coruña. Material biológico derivado de la sangre, en su mayoría, como plasma o suero, pero también excedentes de las secreciones analizadas en las pruebas de PCR para diagnosticar la Covid-19. El biobanco del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) custodia cerca de 7.900 muestras de unos 1.500 coruñeses afectados por la enfermedad causada por el SARS-CoV-2. De pacientes leves y otros más graves, extraídas en estadios diferentes de la enfermedad, desde que fueron atendidos en las Urgencias hospitalarias con los primeros síntomas, hasta que ingresaron o volvieron a sus casas. Una materia prima fundamental, en cualquier caso, que servirá a los investigadores para generar conocimiento sobre las causas, los mecanismos y los posibles tratamientos de la dolencia que ha puesto en jaque a todo el planeta.

"Una muestra biológica es una especie de libro escrito en un idioma encriptado, y los científicos son los encargados de dar con las claves para descifrar ese jeroglífico. En eso consiste la investigación, y en las muestras están las respuestas. Por eso son tan valiosas", explica el jefe del Servicio de Anatomía Patológica y coordinador del biobanco del Chuac, Ángel Concha, quien subraya que las instalaciones de As Xubias, integradas en la Red Nacional de Biobancos (dependiente del Instituto de Salud Carlos III), están entre las que más material biológico de pacientes con Covid-19 almacenan de toda España. "Es un orgullo que nuestro biobanco sea uno de los que ha atesorado más muestras de gran calidad en menos tiempo. Esto ha sido posible gracias al trabajo y la colaboración de todos los compañeros del Chuac, y especialmente al ímpetu y la ilusión que han puesto en este proyecto los subdirectores de Procesos Asistenciales y de Sistemas de Información, Pedro J. Marcos y Guillermo Vázquez, y el director científico del Inibic, Francisco Blanco. Nosotros solos no hubiésemos sido capaces de obtener tantísimas muestras y de crear esos circuitos que se han establecido entre el laboratorio de análisis clínicos y los diferentes servicios implicados en la pandemia", remarca.

En el biobanco del Chuac se almacenan diferentes tipos de muestras de enfermos con Covid-19. Se conservan bajo estrictas medidas de bioseguridad, en un congelador específico -para que no haya ninguna posibilidad de contacto con otro material biológico-, y a 80 grados bajo cero. "En la actualidad, rondamos las 7.900 muestras, principalmente derivadas de sangre, como plasma o suero, aunque alrededor de 1.360 de ese total son exudados nasofaríngeos que nos ha hecho llegar el Servicio de Microbiología, dirigido por Germán Bou, de los excedentes de las muestras de diagnósticos de PCR", apunta el doctor Concha. "Esta colección es importantísima, de hecho, ya hay varios grupos de investigación interesados en trabajar con estas muestras. El propio doctor Bou tiene ya algún proyecto en marcha en esta línea, al igual que Francisco Blanco o el catedrático de Computación e Inteligencia Artificial de la Universidade da Coruña (UDC) Alejandro Pazos, entre otros", agrega.

El coordinador del biobanco coruñés explica que, desde el pasado día 8, se ofrece a los pacientes que han superado la Covid-19 y que van a revisión al Chuac la posibilidad de ceder también el excedente de sus muestras de sangre para el biobanco. "Nuestro registro ha ido evolucionando con la pandemia. De hecho, hemos formalizado ya una propuesta para poder realizar biopsias post mortem a fallecidos con coronavirus. Ojalá no haya nuevos brotes y no tengamos que lamentar más decesos a causa de la pandemia. Pero si fuese así, estamos preparados para conseguir muestras de los tejidos lesionados. Esto puede ser muy útil, en el futuro, para conocer mejor la enfermedad y poder administrar a los pacientes tratamientos específicos. Yo mismo estoy redactando un proyecto, en colaboración con el Servicio de Nefrología y su responsable, Ángel Alonso, que va en esta línea", avanza Concha, quien asegura que la pandemia de Covid-19 ha supuesto un"gran reto", y un "revulsivo" para la ciencia, y en particular, para la biomedicina. "Se ha dado un salto cualitativo en pocos meses, entre la época pre y post-Covid. Incluso muchos compañeros que no tenían una inquietud científica exacerbada, se han lanzado a incrementar el conocimiento. Y esto es algo positivo dentro de la enorme tragedia que hemos vivido", destaca.