A la espera de que la Xunta decida si decreta el cierre perimetral de Galicia durante el puente de la Constitución —algo que está sobre la mesa y que hoy mismo podría anunciarse tras la reunión del comité clínico—, la experiencia de estos meses de pandemia demuestra que después de un festivo o puente, los contagios por COVID se disparan en la comunidad gallega. Pasó después de los fines de semana del 25 y el 15 de agosto —donde el número de casos activos se triplicó en las dos semanas posteriores— y del puente del Pilar en octubre (la cifra de afectados aumentó un 51%). La única excepción fue el Día de Todos los Santos. El viernes previo la Xunta limitó la movilidad en las siete principales ciudades y parte de su comarca para evitar desplazamientos a otras localidades.

Sea porque un fin de semana largo o un festivo hace que se multipliquen los desplazamientos o que haya más reuniones familiares o de amigos, los datos muestran que esos días aumentan los contagios. El 25 de julio (sábado) cuando casi nadie hablaba de segunda ola, Galicia tenía 196 casos (casi la mitad en Lugo, donde sí se había detectado un rebrote en A Mariña). Pasadas dos semanas (el tiempo máximo en el que se supone que alguien que se infecte va a desarrollar síntomas), el 9 de agosto, la comunidad ya registraba 591 pacientes con coronavirus, es decir, algo más del triple. Aunque la evolución es diferentes según el área sanitaria, en general, la incidencia se disparó. En A Coruña, por ejemplo, se pasó de llegar al Día de Galicia con 52 afectados por COVID, a tener 302 solo quince días después (+480%) y en Vigo, se pasó de 32 a 83.

Un patrón similar se produjo después del 15 de agosto, día en el que muchas localidades celebran sus fiestas anuales. En el conjunto de Galicia, los casos activos de coronavirus volvieron a triplicarse en solo dos semanas después de ese fin de semana. Si el 15 de agosto había 1.158 gallegos contagiados de COVID, según los datos del Sergas, Galicia cerraba el mes con 3.484.

La transmisión se disparó en áreas como Santiago (de 46 a 540 casos) o Lugo (de 104 a 675). También subió en Vigo (de 129 a 214), Ferrol (de 42 a 131), Ourense (78 a 324) y Pontevedra (de 59 a 218). En A Coruña, la zona que más preocupaba a inicios de agosto y con restricciones tanto en la ciudad como la comarca como cierre del ocio nocturno, reducción de aforos en la hostelería, prohibición de celebrar fiestas o limitación de reuniones a diez personas, el pospuente hizo que la cifra de casos de coronavirus se duplicase. Si el 15 de agosto había 700 afectados, llegaban a 1.382 al finalizar el mes.

Ya en plena segunda ola y con la ciudad de Ourense y varios concellos de la provincia con restricciones de movilidad y sin hostelería desde una semana antes, el puente del Pilar —el 12 de octubre coincidió a lunes, lo que hizo que muchos ciudadanos juntasen tres días libres— volvió a influir en la incidencia de casos en la comunidad aunque mucho menos que los festivos anteriores. En esta ocasión, Galicia ya partía de 4.474 casos activos (a 12 de octubre) y dos semanas después del puente, el día 26 de octubre, eran 6.766 (un 51% más). El incremento también se contuvo en el área sanitaria coruñesa (pasó de 766 afectados a 1.167, un 52% pero lejos del 97% más que subió tras el festivo de agosto) pero siguió disparándose en otras demarcaciones sanitarias como Vigo: de 467 casos a 1.243 (+166%).

Prueba de que limitar la movilidad ante de la llegada de un festivo influye en la reducción de contagios es que el único en el que había restricciones generalizadas —se cerraron las ciudades y parte de su comarca— fue el Día de Difuntos y fue el único festivo que no se tradujo en cientos de afectados nuevos en los siguientes días. Galicia comenzaba noviembre con 9.119 casos y quince días después del día en el que habitualmente se visita a los familiares en los cementerios eran 9.110. En las grandes áreas sí hubo repunte, pero mucho más moderado.