El Gobierno de Portugal ordenó ayer que se suspendan las clases en todos los niveles durante 15 días, en el marco de un endurecimiento de las medidas con las que intenta frenar el crecimiento exponencial de la pandemia de COVID-19, que volvió a registrar un nuevo récord de muertes por el virus: 221 en las últimas 24 horas. Según el último balance de la Dirección General de Salud, el país, con diez millones de habitantes, lleva ya cuatro días consecutivos con récords en fallecimientos (167 el lunes, 218 el martes, 219 el miércoles y los 221 de ayer) y vuelve a ver disparados los contagios, que son algo inferiores al pico de 14.647 del miércoles.

El primer ministro, António Costa, compareció para explicar que la evolución de los datos en el país obliga a alterar las medidas que se anunciaron la semana pasada y que contemplan un nuevo confinamiento domiciliario.