La Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX) insta a la Xunta a que levante las restricciones que aún mantiene sobre las residencias de mayores cuyos usuarios ya han sido inmunizados frente al COVID-19 tras recibir la segunda vacuna y que no registren casos recientes de coronavirus. “Es un tema de derechos humanos. Desde el inicio de la pandemia, a ningún ciudadano se le ha restringido tanto sus derechos como a las personas mayores y en estos momentos, los residentes son el único colectivo que sigue confinado. No se les puede seguir privando de la libertad y del derecho a pasear, ver a sus amigos y abrazar a sus seres queridos”, afirmó ayer el presidente de la entidad, José Luis Vázquez.

Esta sociedad científica reconoce que la apertura total de las residencias no está exenta de riesgos, ya que la eficacia de las vacunas nunca es del 100%, aunque añade que permitir las visitas y las salidas de sus usuarios se puede hacer de una forma segura, con el uso de mascarillas FFP2 y la realización de PCR, entre otras medidas que ya se aplican en otros ámbitos.

De este modo se lo solicitó la junta directiva de la SGXX al conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, y a la directora Xeral de Saúde Pública, Carmen Durán, en la reunión telemática que mantuvieron ambas partes. “Lo fácil es encerrarlos, pero hay que pensar también en las personas que viven ahí. Aún hoy, incluso dentro del centro siguen teniendo restricciones de movimiento y siguen viviendo en grupos burbuja. ¿Haríamos lo mismo con otro colectivo? ¿Por qué nos atrevemos, entonces, a hacérselo a los mayores?”, añadió Vázquez.

La mejora de la evolución epidemiológica hizo que la Xunta flexibilizara las restricciones impuestas en los centros residenciales de personas con discapacidad y mayores en relación con el régimen de permisos y de visitas —de una a dos personas de referencia tres veces a la semana—. Sin embargo, los geriatras creen que no son suficientes y abogan por instaurar un régimen normal. “Las personas mayores también viven en este mundo, pero tomamos decisiones por ellos como si no existiesen. Ahora que están inmunizados no podemos seguir restándoles derechos porque la situación no va a cambiar ni en seis meses ni en un año. No podemos esperar a que toda la población esté vacunada para permitirles recibir las visitas que sean o salir a dar una vuelta si así lo desean”, aseguró el presidente de la entidad.

Vázquez recordó que el promedio de vida de un residente es de 3,2 años. “Cada año que le impedimos salir a abrazar a sus hijos o a sus nietos estamos impidiendo que disfrute de un 30% de vida”, afirmó el geriatra, que insistió en el deterioro en la salud mental que esta situación de aislamiento está teniendo en los residentes de estos centros. “No poder abrazar a un ser querido y tener que verlo a través de una mampara es muy duro”, sentenció.

La SGXX también solicitó a la Xunta una investigación clínica sobre qué ha ocurrido durante la pandemia y por qué. “Para hablar de nuevos modelos de atención de atención y establecer unos protocolos efectivos que eviten la muerte innecesaria de personas mayores, primero es necesario saber qué ha pasado: si han muerto más en residencias públicas o privadas, grandes o pequeñas, más mujeres que hombres, con o sin patologías...Y esta es una investigación muy sencilla de realizar”, dijo. Asimismo, los geriatras insistieron en la necesidad de que haya profesionales de residencias en el comité clínico.