“Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades que no se buscan, se padecen”, subraya María Blanco, psicóloga de la Asociación de Bulimia y Anorexia de A Coruña (ABAC), quien expone que se trata de “cuadros complejos” , en cuyo debut influyen multitud de factores, de ahí que “solo se puedan superar recibiendo un tratamiento multidisciplinar especializado”, y recalca: “Las familias son un apoyo en la recuperación, no una causa del trastorno”.

Pese a que la edad no es una barrera para sufrir trastornos de la conducta alimentaria, ¿siguen siendo más habituales entre adolescentes?

Los adolescentes son la principal población de riesgo, al igual que mujeres adultas, con rasgos obsesivos y perfeccionistas y con baja autoestima.

¿Qué rasgos tienen en común los afectados por TCA?

Son personas con un gran nivel de sufrimiento interno, sensación de no ser válidas y dificultades en la regulación emocional y en las relaciones con los demás, que gestionan todo ese malestar a través de la comida y el cuerpo.

¿Qué factores determinan el inicio de un trastorno de ese tipo?

Diferentes factores promueven el desarrollo de un TCA, no existe uno que por sí solo lo genere. La herencia influye en la susceptibilidad para desarrollar este tipo de trastornos. A nivel biológico, se han detectado anomalías en la neurotransmisión cerebral, así como disfunciones en el eje hipotálamo-hipofisario y gonadal. Desde el punto de vista psicológico, pueden influir la existencia de una estructura psicológica frágil, autoestima deficitaria y un estilo cognitivo demasiado rígido, así como la dificultad para expresar emociones.

¿Y el entorno?

Estructuras familiares fusionadas, donde los límites en los roles no están claros, o estructuras familiares rígidas, donde el cambio no se tolera, pueden influir en el desarrollo de TCA. A nivel social, el culto a la delgadez y los estereotipos de género promueven también la aparición de este tipo de trastornos.

¿Qué actitudes deben poner a las familias sobre aviso?

La principal señal de alarma es la conducta de dieta o prácticas de alimentación restrictiva autoimpuestas; preocupación excesiva por la alimentación y el cuerpo que lleva a la búsqueda en redes sociales de métodos para bajar de peso o moldear el cuerpo; evitación de comidas en familia o con amistades y retraimiento social; cambios en el estado de ánimo bruscos, sin causa aparente...

¿Cómo se tratan los TCA?

En la actualidad, las intervenciones en los trastornos alimentarios se realizan siempre desde una perspectiva multidisciplinar, e incluyen tratamiento médico, psicológico y nutricional, con independencia de la severidad del cuadro. No obstante, el camino que persiguen las nuevas terapias se dirige hacia un tratamiento transdiagnóstico de los TCA.

¿Qué significa?

Que el diagnóstico preciso del trastorno no es relevante para el tratamiento, lo importante son las características psicopatológicas presentes y los procesos que las mantienen: perfeccionismo, miedo al fracaso, baja autoestima, elevado sentido crítico, intolerancia emocional, rigidez...

¿Por cuánto tiempo se prolongan las terapias?

La duración media del tratamiento de un trastorno alimentario es de cuatro años.

La prevención es clave. ¿Se ha avanzado algo, en este sentido, o todavía falta concienciación social sobre la gravedad de los TCA?

La prevención de los trastornos alimentarios tiene que ir orientada a fortalecer aspectos como son la instauración de hábitos saludables, potenciación de la autoestima, aceptación de imagen corporal, gestión de emociones, manejo de las críticas, influencia y uso de las redes sociales.

¿Perviven falsos mitos?

Sí. Mitos como que las personas afectadas por trastornos de la conducta alimentaria “eligen estar enfermas” y que “lo hacen para llamar la atención” o “por el simple hecho de estar delgadas”.

¿Alguno más?

Se tiende a responsabilizar a las familias, y en concreto a los padres, de que sus hijos/as estén enfermos, atribuyendo los TCA a “la falta de disciplina”, y también pervive la creencia errónea de que este tipo de trastornos “ se resuelven con fuerza de voluntad”.