Conscientes de que la leche materna es “el mejor nutriente de la naturaleza”, un “escudo protector” para los bebés frente a todo tipo de infecciones, los profesionales del Servicio de Pediatría del Hospital Teresa Herrera de A Coruña (Chuac) trabajan desde hace años en la promoción de la lactancia, desterrando falsos mitos y dudas y, sobre todo, apoyando a las madres, tanto si optan por esa opción como si prefieren alimentar a sus pequeños con leche de fórmula. Con respeto. Sin juzgar. Como primer paso, el centro coruñés creó una comisión con una veintena de miembros de distintas categorías profesionales y de diferentes unidades, grupos de apoyo y Atención Primaria. Ese proyecto inicial derivó en la creación, en marzo de 2019, de la figura de la asesora de lactancia del área sanitaria de A Coruña y Cee, un cargo que desde entonces ocupa la enfermera especializada en Pediatría, con formación específica, Alba Sánchez Ansede.

“En nuestra área sanitaria, y en concreto en el Hospital Teresa Herrera, tenemos una sensibilidad especial por la lactancia, respetando en todo caso el deseo de las madres. Apoyamos tanto la decisión de lactar, como la de no hacerlo, pero siempre con ese refuerzo a la lactancia que vemos tan necesario, porque a veces no se tiene suficiente formación al respecto”, apunta Sánchez Ansede, quien reconoce que, pese a llevar a cabo esa labor desde hace ya unos cuantos años, la irrupción del COVID ha supuesto un importante quebradero de cabeza, sobre todo al inicio de la pandemia, cuando “las noticias que llegaban de Italia eran desalentadoras” y había un desconocimiento absoluto sobre “cómo iba a repercutir” lo que estaba sucediendo en su trabajo. “Disponer de la figura de la asesora de lactancia facilitó mucho las cosas, porque ya teníamos unas medidas de protección establecidas, y lo que hicimos fue mantenerlas e implementarlas con las recomendaciones que se fueron dando de manera universal: uso de mascarilla para dar el pecho, higiene de manos previa... No obstante, sí dedicamos mucho esfuerzo a limpiar, por así decirlo, ese mensaje para que las madres lo recibiesen de manera correcta”, señala, y continúa: “Cuando se empezó a dar esa información, solo se recalcaba con respecto a la alimentación con leche materna, por eso nos preocupaba que las mamás pensasen que únicamente había que tomar esas precauciones con la lactancia, y no con la alimentación con leche de fórmula, pese a que son medidas que se establecen de manera general. Nos daba miedo que eso pudiese repercutir en la intención de lactar —que las madres dejasen de hacerlo por temor a perjudicar a sus bebés—, de ahí nuestro afán para reforzar la información, ya que la leche materna es el mejor alimento para todos los niños en las primeras etapas de su vida”.

Un esfuerzo que ha dado sus frutos, subraya la asesora de lactancia del distrito sanitario coruñés, quien asegura que la pandemia de COVID ha servido para “reivindicar, todavía más”, el valor de la alimentación con leche materna, “una protección natural frente a la infección” causada por el SARS-CoV-2. “Los datos recabados en la Unidad de Neonatos de nuestro centro constatan que, durante la emergencia sanitaria, no solo se han mantenido los buenos resultados que veníamos registrando desde la implantación de la asesora de lactancia; incluso han mejorado”, sostiene Sánchez Ansede, y detalla: “Cuando no existía esa figura, en Neonatos teníamos una tasa de lactancia materna exclusiva al alta de poco más del 50%, y ahora es del 74%. En un par de años, aumentó unos 20 puntos. Y en otra población muy vulnerable, como los bebés que están en la UCI Neonatal (prematuros de menos de 32 semanas de gestación o 1.500 gramos de peso, con algún tipo de cardiopatía congénita, inmunodeficiencias, sometidos a cirugías, etc.) la tasa de lactancia se disparó de un 54%, en 2018, a un 72%, el año pasado. Por tanto, estamos por encima del objetivo del 70% que establece la OMS para el puerperio. En las unidades neonatales no hay unas tasas marcadas, pero es mucho más difícil el proceso de la lactancia en un pequeño prematuro o enfermo que en uno sano, de ahí que las cifras que nosotros manejamos sean muy buenas”.

“La madre transfiere al bebé anticuerpos a través de la placenta y también de la leche materna”

Alba Sánchez Ansede - Enfermera especialista en Pediatría y asesora de lactancia del área sanitaria de A Coruña y Cee

Sánchez Ansede explica que, en el inicio de la pandemia, la principal preocupación de las madres que pasaron el COVID, a la hora de lactar, era “que pudiesen transmitir el SARS-CoV-2 a sus pequeños, a través de la lactancia, y que por eso su recién nacido pudiese enfermar cuando, recalca, “es todo lo contrario”. “La madre transfiere al bebé anticuerpos a través de la placenta y también de la leche materna”, expone la asesora de lactancia del área sanitaria, quien asegura que “actuar con naturalidad” ha sido su máxima para ayudar a las madres a vencer ese miedo. “Nunca hubo separación. Hemos mantenido la lactancia salvo que, por la situación clínica de la madre, no se pudiese llevar a cabo de manera directa. Está claro que una mamá en la UCI no puede amamantar a su bebé, pero sí se le pueden realizar extracciones de leche materna para dársela a su hijo. De hecho, en la UCI del edificio principal del Chuac tuvimos un caso de este tipo, en el que yo misma subí a formar al personal de esa unidad para hacerlo de esa manera. Nuestro equipo elaboró una serie de protocolos para determinar cómo había que proceder con la extracción para evitar que la leche se contaminase y poder alimentar después con ella al bebé”, especifica.

Las madres asintomáticas o cuya situación clínica era buena “continuaron lactando con su bebé, como de costumbre”, con todas las medidas de protección. “Si la leche materna ya era la mejor alimentación para tener unos hábitos de vida saludables desde que nacemos, en el actual contexto de pandemia todavía más, porque va a proporcionar al bebé una protección natural frente al SARS-CoV-2”, reitera Alba Sánchez Ansede, quien reivindica que la Unidad de Neonatos del Teresa Herrera tiene “una de las mejores tasas de lactancia de España”, lo cual les permite “participar en grupos de trabajo a nivel nacional, cursos de formación, congresos, etc.”. “La apuesta de nuestra área por promover la lactancia, con la creación de la figura de la asesora, pionera en Galicia, favorece la interacción entre las plantillas que trabajamos en este ámbito. Por ejemplo, durante el último año y medio, compañeros de otros lugares nos hicieron muchas consultas. Algunos nos comentaban que estaban separando a las madres de sus bebés, que en sus centros no las dejaban lactar directamente el pecho... Nosotros eso no nos lo planteamos porque teníamos unas medidas de protección instauradas, y lo que hacíamos era reunirnos a diario para actualizar el protocolo, en base a los que nos decían la evidencia y las sociedades científicas. Llegamos a hacer hasta trece versiones del primer protocolo. Siempre quisimos arañar un poco más para no tener que retroceder en lo que tantos años nos costó conseguir. Si había que dar un paso atrás, que fuese garantizado por la prudencia y la evidencia científica y no por el miedo o el desconocimiento”, concluye.

Alba Sánchez Ansede sostiene un bote de leche materna. Miguel Miramontes/Roller Agencia

Alba Sánchez Ansede | Enfermera especialista en Pediatría y asesora de lactancia materna del área sanitaria de A Coruña y Cee

“Nuestra labor es asesorar, nunca juzgar”

El Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña (Chuac) funciona, desde enero de 2018, como satélite del Banco de Leche de Santiago, recibiendo leche donada por madres que “hacen un esfuerzo extra para aumentar su producción”, subraya Alba Sánchez Ansede, “con el único objetivo de ayudar a otras mujeres y, sobre todo, a sus pequeños”. Los niños que reciben la leche donada, especifica la enfermera especialista en Pediatría y asesora de lactancia en el área sanitaria coruñesa, han de cumplir “una serie de criterios, establecidos por la Asociación Nacional de Bancos de Leche”. Entre ellos, tener menos de 32 semanas de gestación, 1.500 gramos de peso o alguna enfermedad (cardiopatía congénita, inmunodeficiencias...).

“En esta población, que es la más vulnerable, el termómetro que nos indica que la atención a la lactancia es de calidad va más allá de la cifras de lactancia materna exclusiva al alta, e incluye también la utilización de la leche humana donada”, apunta Sánchez Ansede, y aclara: “Si una madre quiere lactar, hay que intentar es que ese bebé no tenga que consumir leche humana donada. Esta se ha de reservar para las que no puedan lactar o para las que, por el motivo que sea, no deseen hacerlo. Nuestro papel no es juzgar, sino acompañar. También para su uso durante los primeros días, mientras las mamás están calibrando la producción. Una mujer con un bebé, por ejemplo, de 24 semanas y 500 gramos, o con un diagnóstico oncológico, está en una situación emocional muy complicada. Saber que puede echar mano de leche humana donada permite a estas madres tener una tranquilidad que hace que la leche fluya mejor. Facilita el proceso”.

La asesora de lactancia celebra que el 48% de los bebés nacidos en el Hospital Teresa Herrera que entran en protocolo de bancos “jamás utilizan la leche donada”, un dato “buenísimo”. “La madre de un prematuro produce una leche con características especiales para su bebé. Por eso, no es lo mismo que ese niño reciba la leche donada por la mamá de otro pequeño de, por ejemplo, 6 meses. Aunque siempre va a ser mejor recurrir a leche donada que a la de fórmula”, remarca.