Fueron uno de los sectores más afectados durante las dos primeras olas de coronavirus y aunque todos sus usuarios llevan más de medio año inmunizados —fueron los primeros en lograr la pauta completa— el virus ha vuelto a colarse en las residencias de mayores. Galicia registraba ayer 110 contagios entre usuarios de estos centros y hay brotes con más de 25 casos en tres residencias: en Betanzos, Lugo y Monterrei. Pese a este repunte de casos, desde la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría piden “tranquilidad” y aseguran que “no hay que alarmarse” ya que la mayoría de los pacientes son “asintomáticos” y la situación “nada tiene que ver con la gravedad de lo vivido al inicio de la pandemia”, explica uno de los vocales de la entidad Carlos Dosil. Eso sí, los geriatras gallegos creen que habría que tomar algunas medidas de prevención para frenar el actual aumento de casos como limitar las visitas a un solo familiar o volver a los test semanales entre los trabajadores.

Galicia vuelve a superar el centenar de usuarios de residencias contagiados. ¿Les ha sorprendido que el virus vuelva a entrar en estos centros o era predecible?

Es normal que se produzcan estos casos puntuales o algún brote porque se han rebajado las restricciones en la población en general y esto hace que el virus fluya más fácilmente. Además, las residencias son centros muy abiertos. Ahora mismo los residentes pueden salir al exterior con completa libertad, hay visitas frecuentes de familiares y todo ello con el virus en la calle y los jóvenes, por ejemplo, todavía sin vacunar. Con esta situación es normal que aparezcan casos.

¿Es preocupante este repunte?

No hay que alarmarse porque la situación actual no es como la vivida en la primera y la segunda ola. De momento, podemos hablar de casos puntuales y la mayoría de los contagiados están asintomáticos. El mensaje que se puede trasladar es de tranquilidad, no hay alarma pero sí hay que tener controlada la situación y ahora mismo las cosas están controladas.

¿Qué supone para una residencia que el virus vuelva a entrar?

Aunque los infectados estén asintomáticos, si entra el virus en una residencia hay que activar el protocolo y esto afecta a las rutinas del centro. En ese momento todos los residentes deben estar aislados en sus habitaciones y el personal entrar con EPI en cada una de ellas para evitar la propagación. Supone dar dos pasos atrás sobre lo que habíamos avanzado.

¿Habría que limitar las visitas de familiares ante el aumento de casos en estos centros?

Quizás de forma puntual se podría modificar el sistema de visitas. Habría que limitarlas a una única persona por residente para que vaya siempre esa persona y no haya tanta variedad como lo que sucede ahora porque de este modo se minimiza las personas con las que se interrelacionan los usuarios. Además, desde la Xunta deberían recomendar, ya que obligar es complicado, el uso obligatorio de las mascarillas en la visita aunque sea al exterior porque cuando son al aire libre no siempre se utilizan.

¿Sería necesario algún otro tipo de restricción o medida en los centros de mayores ahora mismo?

Otra medida aconsejable sería mejorar el control de los trabajadores ahora que hay vacaciones o más movilidad al ser verano. Es cierto que cuando regresan de las vacaciones se les hace un PCR que debe ser negativo para reincorporarse pero durante la pandemia se hacían de manera preventiva test de saliva semanales a toda la plantilla y esa medida se relajó y pasó a hacerse una vez al mes y ahora se hace cada 15 días. Creo que en lo que queda de verano, al menos hasta septiembre debería hacerse semanalmente para poder prevenir porque no es lo mismo atajar el brote cuando hay un caso que cuando ya son 30 los contagiados.

Precisamente hace unas semanas se abrió el debate sobre si sería conveniente obligar a los trabajadores de residencias a vacunarse contra el COVID. ¿Cuál es la postura de la Sociedade de Xeriatría?

Los empleados de las residencias de mayores trabajamos con personas sensibles y frágiles y por tanto creemos que sí, que debería ser obligatorio que todo el mundo esté vacunado. De todas formas en Galicia este problema es residual. Es cierto que al inicio hubo gente que tenía dudas o algunas reticencias pero al ver que se iba vacunando y todo iba bien, se fueron animando y se puede decir que el 98% de los trabajadores de centros gallegos están vacunados. La gente está muy concienciada y cuando se trata de personas que se incorporan, el Sergas en cuestión de unos días les llama para inmunizarse.

¿Están a favor de una tercera dosis de refuerzo entre los usuarios?

Si los expertos la recomiendan, estamos de acuerdo con la dosis de refuerzo, pero primero hay que acabar de inmunizar al resto de la población. No tiene sentido que los mayores reciban una tercera dosis y que los adolescentes, que después pueden ir a ver a usuarios a las residencias, estén todavía sin vacunar. No hay que perder la perspectiva general de las cosas.

¿Se ha aprendido algo del azote inicial de la pandemia en las residencias? ¿Se trabaja ya en mejorar los puntos débiles?

Sí, la pandemia sirvió al sector para reflexionar y recapacitar sobre las medidas a tomar. Desde la Sociedade de Xeriatría estamos trabajando con la Administración para ir hacia nuevos modelos de residencias, con una atención más individualizada y centros no tan grandes, donde se pueda hacer frente a posibles nuevas pandemias. Se trata de ir un paso por delante.

¿La clave es dotarlas de más personal sanitario?

Por una parte hay un problema de déficit de enfermeros que puedan trabajar en las residencias y esto tardará años en solucionarse, pero hay que recordar que las residencias no son hospitales sino centro sociosanitarios y cada uno tiene sus funciones.

¿Cómo serán las residencias de mayores del futuro?

Se trata de un cambio global en el modelo de atención a los mayores y esto afectará a los operadores de centros. Se tenderá a una atención más individualizada y se orientará hacia pequeños grupos de trabajo, se busca que no haya centros tan masificados y para ello seguramente la capacidad máxima no supere los 150 usuarios. País Vasco y Navarra también trabajan en este tipo de modelo de centros.