Las setas no entienden de fecha en el calendario. Aunque las primeras lluvias del otoño son claves para su aparición, también dependen de las temperaturas (precisan algo de sol pero nunca cambios muy bruscos), de otros seres vivos que haya en su zona o de lo que haya vivido en los últimos meses el terreno en el que se desarrollan. Por eso, expertos en micología reconocen que cada vez es más complicado predecir el inicio de la temporada y su duración. “Ahora mismo estamos en plena ebullición. Hace un par de semanas que ya se comienzan a ver algunas especies y aunque es complejo hacer predicciones, ahora mismo la temporada apunta bien”, sostiene el presidente de la Federación Galega de Micoloxía y de la Asociación Micolóxica Coruñesa, José María Traba. “La temporada arrancó un mes tarde porque nosotros solemos hacer una salida siempre en septiembre a la sierra de A Gañidoira y en esta ocasión no cogimos nada”, añade José María del Río, de la Asociación Andoa de Cambre, quien también se muestra optimista sobre esta nueva campaña. “Se ve que hay bastantes”, sostiene.

Octubre siempre fue el mes estrella de las setas y aunque lo habitual es que la temporada se prolongue hasta diciembre, los aficionados aseguran que en este ámbito no hay nada seguro y todo dependerá del clima. “Ahora mismo la temporada apunta bien pero depende de si se puede mantener la humedad del terreno y de que las temperaturas no bajen de repente. Las setas quieren el clásico otoño gallego con algunas lluvias y temperaturas no extremas”, indica Traba, quien añade: “Puede ocurrir, como ya pasó otros años, que la temporada sea muy corta, que haya una gran explosión de setas y en un mes ya nada”.

Por ahora, en las primeras salidas al monte que organizan las asociaciones, los aficionados aseguran que hay buen material. Boletus edulis, níscalos, cantarelus o macrolepiotas ya son algunas de las especies que empiezan a poblar los campos gallegos y a ellas hay que sumar los ejemplares “del género rússula o lactarios que suelen ser tempraneras y aparecieron ya en verano”, indica Traba. Desde Andoa, por su parte, recuerdan que las setas varían en función del terreno en el que se encuentren y que a la hora de salir de recogida, hay más probabilidades de encontrar en la montaña. “En los montes donde hay ganado, que son ricos en materia orgánica, es donde más hay y allí podemos encontrar níscalos o boletus y hay otras setas que son de campo como la macrolepiota o el champiñón”, sostiene Del Río.

La afición por la micología no deja de crecer. “Hace décadas Galicia era micófoba, por eso, algunas especies se les ponía nombres como pan de raposo, por ejemplo, pero hace 20 años que este cambió y ahora hay mucha afición. Cuando hacemos una salida se ve que las zonas ya están tralladas”, indica este miembro de Andoa. “El crecimiento es exponencial, es un mundo muy atractivo y cada vez hay más gente que quiere saber, que come setas”, añade José María Traba.

Nunca ser autodidacta

Los expertos resaltan la importancia de formarse antes de animarse a salir a recoger setas ya que recuerdan “el peligro” para la salud de hacerse con ejemplares tóxicos que pueden causar graves daños o incluso la muerte. Desde las asociaciones micológicas aseguran que “ni los libros, ni los videos, ni internet” permiten que una persona ajena al mundo de las setas pueda salir al monte a buscarlas con seguridad. “Hay que acudir a los que saben, ir a clase, a las asociaciones, nada de ser autodidacta porque antes de ir a recoger hay que conocer las características de cada especie al 100%”, indica el presidente de la Federación Galega de Micoloxía. “Se trata de productos que ingerimos y que hay que formarse y conocer bien antes para que haya riesgo cero”, añade Traba. “Hay que tener mucho cuidado porque cualquier seta comestible siempre está asociada a una venenosa, son muy parecidas y hay que formarse para conocer sus características”, sostienen desde Andoa, donde José Manuel del Río aconseja “ir a los cursillos que impartimos de iniciación y empezar por conocer muy bien tres o cuatro especies y poco a poco ir incorporando más, no hay prisa”.

Además, para ayudar a quienes todavía comienzan en el mundo setero, las asociaciones suelen realizar lo que denominan los lunes micológicos, una jornada de puertas abiertas donde cualquiera que haya recogido setas el fin de semana puede llevarlas allí para que los expertos se las identifiquen y de paso aprender claves sobre las características de cada ejemplar. En la Asociación Micolóxica Coruñesa arrancaron ayer con estas jornadas que se realizan en el bar Pío Pío de la calle San José. Andoa, que mañana inicia su Semana Micolóxica, las realiza en su local en A Barcala.

Pero más allá de identificar perfectamente una especie de seta antes de decidir llevársela a casa, quienes se inician en el mundo de la micología deben seguir una serie de consejos para evitar tanto riesgos para su salud como para garantizar que se respeta el medio ambiente. Siempre hay que usar una cesta de mimbre y no una bolsa de plástico para que las esporas caigan al suelo y las setas vuelvan a crecer; los ejemplares deben arrancarse completos para su perfecta identificación; no hay que destruir aquellas que no se conozcan o sean venenosas ya que todas cumplen su papel en la naturaleza; siempre hay que limpiarlas en el campo para facilitar la distribución de las esporas; nunca recogerlas cerca de carreteras y dejar en el terreno los ejemplares más pequeños y o aquellos más viejos.