Cada año se diagnostican en España más de 33.800 nuevos casos de cáncer de mama, y alrededor de 138.400 personas, en su gran mayoría mujeres —aunque también se detectan casos en hombres— conviven con esa dolencia, que afecta a todos los planos de su vida, pero también de la de los miembros de su entorno más cercano. Unas y otros han de convivir con el torrente de emociones que se desencadenan y que, en muchos casos, precisan de una atención psicológica especializada. Tristeza, miedo, rabia, preocupación, incertidumbre, ansiedad, desesperanza, aislamiento, confusión e, incluso, culpabilidad son solo algunos de los sentimientos que suelen aflorar durante los procesos oncológicos.

Un tsunami emocional que, sin embargo, no es el único efecto secundario de esta dolencia en el día a día de las pacientes y su entorno más próximo. Menos aún, en el contexto actual. La pandemia de COVID ha puesto contra las cuerdas a un colectivo ya de por sí vulnerable. A la incertidumbre ante las pruebas y los tratamientos médicos, se suma el impacto del cáncer de mama en la vida personal y laboral. Y es que, si bien es cierto que, en España, el Sistema Nacional de Salud (SNS) cubre la atención sanitaria, sigue habiendo muchos costes asociados a la enfermedad que no siempre se miden.

“El cáncer es igual para todas las personas, pero no todas las personas son iguales frente al cáncer”, advierte la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que en su estudio Toxicidad financiera en el cáncer de mama, pone números a esa afirmación. Una de las principales conclusiones de ese informe es que, si en el momento del diagnóstico de la enfermedad la mujer está en paro, cobra un salario por debajo del mínimo interprofesional o es autónoma, la situación se agrava hasta el punto de que el 15% de las afectadas entran en un estado de vulnerabilidad laboral. El estudio señala, también, que casi un 34% de las pacientes con cáncer de mama han perdido su empleo o se han visto obligadas a dejarlo a causa de la enfermedad; el 70% han dejado de percibir su salario o pate de sus ingresos; y cerca del 36% han tenido que dejar de trabajar, al menos, durante once meses.

En total, entre gastos directos, ocultos y pérdida de ingresos por bajas, despidos y reducciones de horarios, se calcula que el cáncer de mama puede llegar a tener un coste de hasta 42.000 euros. Cerca de 9.200 euros corresponderían a gastos directos, como productos farmacéuticos o servicios médicos sanitarios. En concreto, según el informe de la AECC, el 96% de las pacientes desembolsa una media de 3.590 euros en gastos médicos, como servicios de nutrición, pruebas y consultas en la sanidad privada, servicios de psicología o rehabilitación, entre otros.

“LLAMAMIENTO SOCIAL”

En este contexto, y con motivo del Día mundial contra el cáncer de mama, que se conmemora hoy, la AECC ha lanzado una campaña, con el lema Saca pecho, cuyo objetivo es hacer un “llamamiento social” para corregir la inequidad que existe en torno a esa enfermedad, en concreto, y a la patología oncológica en general. La iniciativa está orientada a señalar el agravamiento de la vulnerabilidad que provoca un diagnóstico de cáncer en la mujer. La asociación pide ayuda a la sociedad, también, para ampliar su labor y poder llegar a más mujeres a través de sus servicios gratuitos de atención social, psicológica y orientación sanitaria.

Durante el pasado año, el primero de la pandemia de COVID, la AECC atendió a más de 23.000 afectadas por el cáncer de mama en toda España, 2.760 en Galicia, de las cuales casi 6.000 se beneficiaron de sus servicios gratuitos de atención social, entre los que se incluyen orientación laboral, ayudas económicas, asesoramiento legal o préstamo de material ortoprotésico; más de 10.000, el 45% del total, de sus servicios de atención psicológica; y, el resto, de otros programas que pone a disposición de las personas con cáncer de manera gratuita la organización.

JORNADA DE AUTOCUIDADO EN A CORUÑA

Para conmemorar el Día mundial contra el cáncer de mama, la Junta Provincial de AECC ha organizado hoy en su sede coruñesa (calle Real, 1, 1º), a partir de las 10.00 horas, una jornada centrada en el autocuidado. Entre otras actividades, habrá un taller de dermoestética y maquillaje microblading, con Silvia Candame, asesora de imagen, make up&hair stylist y experta en micropigmentación facial; y una charla sobre ejercicio terapéutico en cáncer de mama, con la fisioterapeuta especializada en oncología y superviviente de esa enfermedad Beatriz Pérez.

Paula Romero, trabajadora social de la AECC, posa junto a algunas pelucas del banco que acaban de abrir en la sede coruñesa de la asociación. Carlos Pardellas.

La AECC pone en marcha un banco de pelucas en su sede de A Coruña

La pérdida de cabello es uno de los efectos secundarios más comunes, y el más visible, del tratamiento de algunos tipos de cáncer, incluido el de mama. Una cuestión que va más allá de la estética, y que afecta a la autoestima de muchas mujeres, aunque no todas quieren ponerse una peluca o un pañuelo. “Es una elección personal, pero las que sí lo desean no deben encontrarse con el impedimento económico para no hacerlo”, subraya Paula Romero, trabajadora social de la Junta Provincial de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Esta entidad acaba de poner en marcha, precisamente, un banco de pelucas y pañuelos gratuito (como todos sus servicios) en su sede de la calle Real de A Coruña, que se une a los dos que ya tienen en Ferrol y Santiago, así como al de la Unidad de Mama del Hospital Abente y Lago, pionero en Galicia (lleva en funcionamiento desde 2010) y que cuenta, también, con la colaboración de la AECC.

“La puesta en marcha de este nuevo banco de pelucas y pañuelos en nuestra sede de A Coruña surge por la gran demanda que percibimos de este servicio. Es cierto que en la ciudad ya existe, desde hace años, otra iniciativa similar y que funciona estupendamente bien, en la Unidad de Mama del Hospital Abente y Lago, pero consideramos que nos faltaba ofrecer algo parecido en nuestras propias instalaciones. Es una cuestión que teníamos en mente desde hace tiempo, pero que hubo que posponer por la pandemia de COVID. Ahora, gracias a distintas colaboraciones y ayudas, hemos podido darle el impulso definitivo”, explica Romero, quien especifica que el recién estrenado banco de pelucas de la sede coruñesa de la AECC está abierto a todas las pacientes con cáncer, del tipo que sea, que necesiten recurrir a ese servicio. “Para solicitarlo, solo deben pedir una cita para acudir a nuestra sede (Calle Real, 1, 1º), donde tenemos distintos recursos (pelucas, pañuelos, gorros...), que se podrán probar para ver con cuál se encuentran más cómodas. Muchas mujeres no quieren tanto una peluca, porque no se encuentran con ella, y prefieren un pañuelo. En cualquier caso, tenemos una gran variedad de modelos adaptables a diferentes gustos y personalidades”, destaca.

El nuevo banco de pelucas de la AECC en A Coruña se nutre de recursos adquiridos por la propia entidad, y de otros que han sido donados por particulares y sometidos a estrictos procesos de limpieza y acondicionamiento. “Aceptamos, de muy buen grado, donaciones de pelucas de usuarias que ya no las necesiten y que quieran darles una nueva vida. Tenemos personal voluntario especializado en el tratamiento de este material, que se encarga de prepararlo, en estos casos, para poder continuar su vida y servir a otras mujeres que lo precisen durante sus tratamientos de quimioterapia”, apunta la trabajadora social de la AECC, quien subraya que, en apenas tres días, desde el anuncio de la puesta en marcha del banco en las redes sociales de la entidad, recibieron ya “cinco o seis donaciones” de pelucas.

“Creo que esta iniciativa va a ser un éxito, porque son muchas las mujeres que necesitan ese tipo de recursos. Tenemos la experiencia previa, tanto del banco de la Unidad de Mama del Abente y Lago como de los que tenemos en Ferrol y Santiago, que son un ir y venir continuo de pacientes solicitando el préstamo de pelucas y pañuelos”, señala Paula Romero.

El banco de pelucas y pañuelos no es el único servicio que acaba de poner en marcha la AECC en su sede coruñesa. Desde hace dos meses, la asociación dispone también de camas y grúas articuladas, para pacientes con cáncer en fases avanzadas de la enfermedad. “Hay muchos enfermos con recursos limitados que no pueden hacer frente al alquiler de material de este tipo, por eso iniciamos este servicio, totalmente gratuito. Nosotros nos encargamos del desplazamiento y el montaje de la cama o la grúa en el domicilio, y también de recogerla en el momento en que deje de ser necesaria”, refiere.