El Hospital de A Coruña incorpora la realidad virtual y la impresión 3D a su centro formativo

Amplía las instalaciones con una unidad de I+D+i que permite mejorar la planificación de las cirugías | Cuenta con el único simulador de ventilación mecánica de toda España que sirve para validar nuevos respiradores

El doctor Centeno con el simulador de ventilación mecánica.   | // L.O.

El doctor Centeno con el simulador de ventilación mecánica. | // L.O. / Ana Ramil

Ejercer la medicina obliga a un continuo aprendizaje. Por ello, el Hospital de A Coruña apuesta por reforzar el Centro Tecnológico de Formación —por el que cada año pasan entre 1.800 y 2.100 alumnos de todo el país e incluso del extranjero— con lo más innovador que hay en el mercado. El centro coruñés amplía sus instalaciones y se convierte en pionero en todo el país en el uso de un simulador de ventilación mecánica —que en plena pandemia sirvió a los médicos para aprender a manejar mejor los respiradores ante cualquier situación del paciente— y entre los primeros hospitales españoles en contar con una unidad de I+D+i que permite —gracias al uso de la realidad virtual y a la impresión 3D— mejorar la planificación de las cirugías,de forma que los médicos sepan con antelación qué se van a encontrar y cómo actuar y de este modo reducir el tiempo final de la intervención quirúrgica, ahorrar costes al sistema y sobre todo mejorar la seguridad del paciente.

Pie de foto para la fotografía de Faro.   | // FDV

Un ingeniero del hospital muestra el sistema de realidad virtual que permite ver el corazón por dentro. | // L.O. / Ana Ramil

Las nuevas instalaciones, ubicadas en la cuarta planta del Materno Infantil Teresa Herrera, ocupan unos 250 metros cuadrados de una zona que hasta ahora se utilizaba de almacén y se dividen en dos áreas: una zona de simulación y la unidad de I+D. Una ampliación que se produce porque el Centro Tecnológico se quedaba pequeño. “Esto es una evolución necesaria. Surgen nuevas necesidades, nuevas tecnologías y hay que trabajar en ellas”, explicaba ayer el coordinador de este lugar de formación, Alberto Centeno, que reconocía que en el edificio que hay junto al Materno, “habíamos llegado a nuestro tope de alumnos y actividades a realizar” y precisaban más espacio.

La zona de simuladores cuenta con varias salas, pensadas para que en cada una de ellas los futuros doctores ensayen con maniquíes —que reproducen todo tipo de síntomas y situaciones que puede atravesar un paciente en función de la patología que se le programe— cómo actuar ante determinadas situaciones (desde una parada cardíaca a una crisis asmática, entubar o sedar a alguien) o para que facultativos ya veteranos aprendan nuevas técnicas o el uso de instrumental de vanguardia. “Son salas que desvestimos y vestimos en función de lo que necesitemos”, explicaba Centeno, quien mostró como actualmente hay una destinada a “mejorar la atención a las mujeres en el embarazo y el puerperio” en donde un maniquí de gestante y otro de bebé permiten practicar cualquier problema que pueda surgir durante el parto como una hemorragia. En otra, pensada como UCI pediátrica un maniquí bebé que llora, se ahoga, tiembla o se pone azul si no logra respirar permite a los residentes mejorar sus habilidades con los pequeños.

Pero sin duda, la estrella de esta zona es el simulador de ventilación mecánica, un aparato de última tecnología que es el primero que hay en un centro de formación hospitalaria de España. “Somos el primero en tenerlo y es muy útil durante la pandemia para aprender a manejar la vía área o saber cómo adaptar la ventilación a cada paciente porque permite simular la situación de cualquier enfermo de cualquier patología”, indica Centeno, que en broma asegura que es “un ferrari” y explica que en realidad “en origen era un aparato para calibrar respiradores” que se adaptó a las características de un simulador para poder usarlo en la formación de sanitarios. “De hecho, en estos meses ha servido para validar respiradores”, aseguró el coordinador.

La zona se completa con otras dos salas divididas por un cristal al puro estilo de las series policíacas —por un lado es espejo y desde el otro, se puede observar lo que ocurre— en la que los estudiantes o médicos noveles practican otra parte clave en la medicina: cómo comunicarse con los pacientes. “La entrevista clínica, el comunicar malas noticias es algo muy importante que hay que practicar, no todo el mundo sirve y aquí se hace con alumnos que simulan ser paciente y doctor y los profesores lo evalúan desde el otro lado y se graba para que después el propio estudiante pueda ver cómo lo hizo”, explica.

El área de simulación se complementa con una innovadora unidad de I+D+i, en donde se combina la realidad virtual con la impresión en tres dimensiones. Con gafas especiales, un mando y como si manejase un videojuego, un ingeniero del hospital mostraba ayer por la mañana las posibilidades que la realidad virtual aporta a la medicina. Permite ir más allá de la imagen estática y plana que otorgan algunas pruebas. “Por ejemplo, se traslada al ordenador la prueba que hemos realizado a un paciente que tiene mal una válvula del corazón y con la realidad virtual podemos meternos dentro del propio corazón, navegar por él, lo que ayuda a la hora de las mediciones para las prótesis o saber si una válvula realmente funciona correctamente o no”, explicaba ayer el jefe de Cirugía General del Hospital de A Coruña, José Noguera, quien resalta que esta herramienta es clave para mejorar la planificación de las operaciones ya que permite saber de antemano qué se van a encontrar los cirujanos cuando operen. “Si vamos a extirpar un tumor en un hígado, por ejemplo, nos permite ver qué hay detrás, si me voy a llevar vasos o no, si puede haber alguna complicación y de este modo los cirujanos pueden planear la operación antes”, indica. Y como complemento de esta técnica entra en juego la impresión en 3D. Porque, a veces, al cirujano no le basta con verlo en pantalla y prefiere imprimir unos moldes exactos con la rotura de cadera o las vértebras y el tumor concreto que tiene para así poder planificar mejor la operación o elaborar las prótesis necesarias con más exactitud. “Ayuda a adelantar las decisiones, el médico sabe qué hacer, cómo y cuándo hacerlo antes de intervenir al paciente”, añade Centeno, que asegura que esto permite reducir el tiempo de la cirugía, “los costes de una operación al 50% y mejora la seguridad de los pacientes”. “Solo hay otros cuatro hospitales en España que combinen esta tecnología para planificar cirugías”, indica Centeno, que recuerda que la impresora 3D también se usa para material necesario en el centro formativo como tubos, simulación de partes del cuerpo para practicar la extracción de muestras, etc.... Por ahora, no producen con estos aparatos prótesis que implantar a pacientes. “Es cierto que en el futuro se podría llegar a eso pero necesitaríamos otras impresoras y no es nuestro objetivo”, indicó Centeno.

Ayuda del Instituto Carlos III

El Centro Tecnológico de Formación del área sanitaria coruñesa echó a andar en 2005 gracias a un convenio de colaboración con la Fundación Amancio Ortega que permitió dotarla de la última tecnología. Ahora, las instalaciones se amplían gracias en parte a una subvención otorgada por el Instituto Carlos III —de casi 200.000 euros— y otros 65.000 de la propia área sanitaria, de los que 40.000 se destinaron a las instalaciones y otros 25.000 al equipamiento.

“Esta ampliación supone aumentar la capacidad formativa y docente en un entorno de simulación que ofrece garantía y seguridad para aprender. Es una apuesta del hospital por la investigación y la innovación”, señaló el gerente del área, Luis Verde.