La celebración de la Nochevieja en España mostró una vez más un reino de taifas a la hora de afrontar la pandemia. Mientras en Galicia las fiestas quedaron reducidas a lo mínimo por el cierre del ocio nocturno a las tres de la mañana y la prohibición de reuniones de no convivientes en la calle desde esa hora hasta las seis de la mañana, ocho comunidades festejaron sin restricciones la llegada del nuevo año.

Canarias, Andalucía, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Castilla La-Mancha, la Comunitat Valenciana así como Madrid optaron por un escenario de normalidad sin poner en marcha limitaciones para la Nochevieja.

En el caso de Madrid, la Puerta del Sol se volvió a convertir en el epicentro de las campanadas de medianoche al reunir a unas 7.000 personas, una cifra que sorprende en este momento de pandemia pero que está lejos de las 20.000 que se congregaban en los años prepandemia.

La Comunidad, no obstante, no autorizó la celebración de cinco macrofiestas por carecer de un plan de contingencia contra el coronavirus.

La capital, sin límite de horarios ni aforos, protagonizó —informó Efe— colas a las puertas de pubs y discotecas para celebrar la despedida del año. Según el balance del 112, desde las doce de la noche del viernes al sábado hasta las nueve de la mañana recibieron 2.234 llamadas por distintos sucesos, un 28% más que el año pasado cuando sí había toque de queda.

El comienzo del año en otras comunidades sí estuvo marcado por las restricciones. Fue el caso de Cataluña, con toque de queda nocturno a partir de la una de la madrugada.

En esta comunidad se vivió una noche tranquila con celebraciones de pequeño formato en casas y calles vacías si bien en las playas de Barcelona se concentraron algunos grupos sin incidentes destacables.

Los Mossos d’Esquadra detectaron 25 fiestas ilegales durante la Nochevieja que se disolvieron sin incidentes, si bien la policía levantó acta a los organizadores.

En la Comunitat Valenciana, aunque no había restricciones, los locales de ocio nocturno saludaron la entrada de 2022 con “muy poca afluencia de público”, según la Federación de Ocio y Turismo, que se quejó del elevado número de reservas canceladas y una pérdida del volumen de negocio del 50%.

No obstante, peor situación tuvieron en el País Vasco donde los establecimientos de ocio y hostelería solo podían abrir hasta la una de la mañana, lo que motivó que se suspendieran las fiestas de fin de año.

Fuera de España, también fue dispar cómo se recibió el nuevo 2022 en los distintos países. En Francia, la fiesta fue contenida. Acuciada con más de 200.000 casos de covid diarios celebró una Nochevieja sin toque de queda, pero con numerosas restricciones: no hubo discotecas abiertas, ni estaban autorizadas las concentraciones al aire libre, tampoco los fuegos artificiales en las grandes ciudades.

En París, por ejemplo, donde la incidencia es de 2.000 casos por cada 100.000 habitantes, no se celebraron por segundo año consecutivo los emblemáticos fuegos artificiales junto al Arco del Triunfo.

En Nueva York, las imágenes fueron diferentes. Las fotos mostraron la fiesta en Times Square con menos afluencia de gente de lo habitual debido al astronómico repunte de casos de COVID-19, aunque no faltaron el confeti, las luces, la música y los buenos deseos, incluidos los del nuevo alcalde que fue investido justo después de la medianoche.

Solo 15.000 personas —cuando otros años se reunían unas 60.000— pudieron acceder a la icónica plaza para ver de cerca el descenso de la famosa bola de cristales de colores de más de 5.300 kilos que pende sobre uno de sus rascacielos, pero tuvieron que cumplir unos nuevos requisitos, de vacunación completa y mascarilla, que se sumaron a los protocolos de seguridad.