Arrancan las excavaciones arqueológicas para buscar el ADN de Colón en el antiguo cementerio de San Salvador, en Poio. Documentos de la época certifican la existencia del apellido del navegante en esta parroquia en fechas cercanas a la llegada a América, familias que también contaban con propiedades y aforamientos en la zona en ese momento histórico.

Son algunas de las pistas que llevan a los investigadores del proyecto Colón ADN, su verdadera historia, encabezados por el genetista José Antonio Lorente, hasta Poio. El catedrático de Medicina Legal y Forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada comparecerá esta mañana con su equipo para explicar los detalles de esta búsqueda de ADN, que implica el sondeo de cuatro metros cuadrados del antiguo cementerio del siglo XV, en el Adro Vello.

José Antonio Lorente asume la dirección científica de la toma de muestras del posible material óseo para su posterior estudio genético, mientras que Inmaculada Alemán, catedrática de Antropología Física de la Universidad de Granada, supervisará la exhumación de los restos. El arqueólogo Mateo Fontán Couto dirige la excavación en San Salvador de Poio, y su homólogo Antonio Castro encabeza la segunda de las exhumaciones previstas en el proyecto de búsqueda de ADN, la del sarcófago de Xohán Mariño de Soutomaior, en la iglesia de San Martiño de Sobrán, en Vilaxoán-Vilagarcía.

En este caso se busca explorar una teoría, más cuestionada académicamente, que vincula a Colón por línea paterna con la casa de Soutomaior. Se trata de un estudio que “obligará a algunos cambios en la vida parroquial diaria, a fin de facilitar el trabajo de los científicos”, explica la Asociación Colón Galego.

En Poio, tras analizar el crecimiento del antiguo cementerio, se determinó una zona en la que pudieron realizarse los enterramientos en torno a la vida de Colón. Los investigadores se han comprometido con la Dirección Xeral de Patrimonio a tomar las muestras necesarias para el estudio y preservar después, a disposición de la administración, el material óseo y genético para futuras investigaciones, a fin de evitar una nueva manipulación de las tumbas intervenidas.

“El espacio se va levantando por capas, que se van agotando y todo se va documentando hasta pasar a la siguiente”, explica Antonio Castro, en “un proceso sistemático de levantamiento de diferentes niveles, tanto naturales como hechos por el hombre”. Los arqueólogos son cautos y recuerdan que el espacio de sondeo, fue levantado “alrededor de los años setenta”, de modo que “se espera que esté muy alterado”. Los profesionales buscarán huesos y posteriormente se determinaría “si valen para los análisis de ADN, dependerá de sus condiciones”, explican.

Composición de los huesos

A mayores de analizar el ADN, los investigadores indagarán en la composición de los huesos (determinada por el consumo de agua hasta la adolescencia) y realizarán estudios edafológicos. En este último caso mediante comparativas de las diferentes tierras que han estado en contacto con los restos en distintas ubicaciones y periodos históricos.

Alemán explica que “generalmente en estas tumbas tan antiguas suele pasar que estén mezclados todos los huesos, sobre todo porque en esa época también procedían de traslados y demás. Entonces lo primero que hacemos es establecer el número mínimo de individuos que hay enterrados ahí. Como no suelen estar todos los esqueletos completos, establecemos cuántos huesos del mismo tipo están repetidos, si son del mismo lado y demás, y con eso podemos saber el número mínimo de individuos que hay. A partir de ahí establecemos el sexo de cada uno, la edad y posibles patologías, enfermedades que hubieran podido tener en vida y que podemos contrastar con datos históricos”.

Por las tierras puede saberse “si hay sedimentos y si ese sedimento procede del lugar en donde hemos encontrado los restos enterrados o si proceden de otro sitio. Incluso también se pueden hacer análisis de fauna, de flora, de pólenes que vayan asociados a esos sedimentos y se puede conocer si esa fauna y esa flora eran originarias de ese lugar, autóctonas, o no”.