La Opinión de A Coruña

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José Luis Fernández Trisac Jefe de la Unidad de Neonatología del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera (Chuac)

“Recibir la visita de niños nacidos antes de la semana 24 de gestación y ver que están bien es indescriptible’’

“En el cuidado de un gran prematuro se implican más de cien profesionales, pero el papel de las enfermeras es clave: pasan 24 horas con los padres a pie de incubadora”

José Luis Fernández Trisac, ayer, en el Hospital Teresa Herrera de A Coruña (Chuac). | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

José Luis Fernández Trisac (Santa María del Páramo, 1969), responsable de la Unidad de Neonatología del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña (Chuac), atiende “desde hace más de 25 años” a bebés prematuros. Por sus manos y las de su equipo han pasado cientos y cientos de niños nacidos antes de tiempo, algunos incluso “por debajo de la semana 24 de gestación y rozando los 500 gramos de peso”. Con ellos trabajan, “día a día”, durante los dos o tres meses restantes hasta la fecha en que su madre salía de cuentas. Entonces, si todo va bien, recibirán el alta hospitalaria, después de haber sido cuidados, con absoluta dedicación, por más de un centenar de profesionales. La “inmensa mayoría” sale adelante y “con buena calidad de vida”. “Lo que sientes al recibir su visita, años después, y ver que están bien es indescriptible”, resalta.

Ayer fue el Día mundial de esos pequeños, dedicado a “dar visibilidad a un problema de salud global e importante” porque “uno de cada diez niños, aproximadamente, nace antes de tiempo”. El centro de As Xubias conmemoró la jornada con un acto en el que el doctor Fernández Trisac repasó la historia de la prematuridad y la Asociación Galega de familias de nenos Prematuros (Agaprem) entregó el premio Patuco de honor a la neonatóloga Maribel Taboada Perianes. El coro Cantabile puso música al encuentro.

Actuación del coro Cantabile, durante el acto conmemorativo del Día mundial del niño prematuro, ayer, el Hospital Teresa Herrera (Chuac). | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

¿Cuántos bebés prematuros nacen, cada año, en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera?

En todo el mundo nacen, anualmente, en torno a 13 millones de niños antes de tiempo; en Galicia, entre 1.200 y 1.400; y, en nuestro hospital, la cifra oscila entre 250 y 300. No obstante, no es lo mismo nacer antes de cuando te tocaba, que hacerlo mucho antes, por eso establecemos varias categorías: los grandes prematuros son los bebés que vienen al mundo por debajo de las 32 semanas de gestación, y los extremadamente prematuros son aquellos que se adelantan a la semana 28. De estos últimos, en un centro hospitalario como el nuestro nacen entre 40 y 50 cada año. Casi uno a la semana.

¿La mayoría sale adelante?

Sí. Los recursos son diferentes en los distintos países, y además se da la circunstancia de que la atención que se puede prestar tampoco es la misma en cada uno de ellos, pero en nuestro entorno la supervivencia de estos pequeños, con una calidad de vida buena o incluso normal, es muy alta.

¿Cuáles son las complicaciones más frecuentes durante el cuidado de estos pequeños?

El principal problema, con los grandes prematuros, es su inmadurez. Nacen cuando todavía faltaban muchas semanas para que sus madres saliesen de cuentas, en el primer semestre de la gestación, con lo cual les faltaría el tercer trimestre, en el que se produce la maduración. Sus órganos están ya diferenciados, pero terriblemente inmaduros. Lo primero que nos preocupa, ya durante el alumbramiento, es que en el momento en que no haya placenta puedan usar sus pulmones, porque son muy inmaduros. Y lo mismo sucede con el cerebro, el intestino, la retina... A día de hoy, nosotros podemos ayudarles a sobrevivir, pero la mejor incubadora es el útero materno. Y estos niños prematuros pasan de un ambiente tranquilo e ingrávido (porque el útero materno lo es), a una situación en la que ya empiezan a generarse unas fuerzas y se encuentran en un medio aéreo, iluminado, ruidoso... algo muy diferente a lo que les correspondía durante esas semanas.

¿Cómo ha evolucionado la atención hospitalaria a los bebés prematuros en los últimos años?

Aparte de todos los avances tecnológicos que se han producido, en los últimos años la Neonatología ha evolucionado en todo lo referente a la humanización y a la participación de las familias en los cuidados: que los padres estén con sus bebés, que hagan el ‘método canguro’ (piel con piel) desde los primeros días, en cuanto se pueda, y minimizar el impacto del ambiente hospitalario. Hemos aprendido que las unidades neonatales han de tener con los niños prematuros un cuidado, poniendo cobertores en la incubadoras, protegiéndolos de la luz, evitando los ruidos... trabajamos con un entorno adecuado al neurodesarrollo de estos pequeños.

¿Qué otras mejoras prevén incorporar a medio plazo?

En nuestra Unidad, donde ya hemos implementado, incluso, unas habitaciones donde los bebés prematuros y sus madres pueden convivir como paso previo al alta, estamos ilusionados con el hecho de que vaya a haber un nuevo hospital, con nuevas instalaciones para Neonatología, que intentaremos sean lo más amigables posible con nuestros pacientes y sus padres, de modo que podamos trabajar de forma integrada con ellos, como entendemos que ha de hacerse.

¿Cuántos profesionales se implican en el cuidado de los bebés prematuros en su Unidad?

En el cuidado de los más pequeños, que pueden pasar en nuestra unidad de dos meses y medio a tres antes de irse de alta, muchísimos. Cuando cada uno de esos niños se marcha a su casa, ha pasado por las manos de más de cien profesionales. La labor de todos es importantísima, pero el papel de las enfermeras especializadas en Pediatría es fundamental para la Neonatología: ellas pasan 24 horas con las familias a pie de incubadora. Los neonatólogos diseñamos los planes que se realizan en los aspectos técnicos y de necesidad de tratamiento, pero las enfermeras son quienes siempre han proporcionado los cuidados. Unos cuidados exquisitos, que ahora también se acompañan con los de la familia. Sin un equipo de enfermería tan excelente como el que nosotros tenemos, sería difícil conseguir los actuales resultados.

¿Cuál ha sido el caso más extremo que han sacado adelante?

En todos estos años hemos tenido ya casos superponibles, yo no hablaría solo de uno. Recibimos visitas de niños que están bien y que nacieron por debajo de las 24 semanas de gestación y también rozando los 500 gramos de peso.

¿Qué siente al verlos?

Es imposible transmitirlo en palabras. La satisfacción es enorme. Indescriptible. Todos los integrantes de nuestro equipo sabemos que esos niños, de haber nacido en otro lugar, quizás no estarían vivos. Es posible que no hubiesen tenido esa oportunidad o que hubiesen salido adelante con un grado de discapacidad mucho mayor que el que tienen en nuestro entorno, donde la inmensa mayoría de los bebés prematuros sobreviven y están bien. Cierto es que algunos tienen sus problemas, y eso también te entristece.

¿Cómo es la comunicación con los padres en estos casos?

La comunicación, en muchos de estos casos, empieza incluso antes de que nazca el bebé, cuando ya hay la oportunidad de mantener una entrevista prenatal con los padres, ante la posibilidad real de que puedan tener un niño prematuro. En muchas ocasiones, esto va a ser así y, otras veces, los bebés aguantan hasta semanas después de ese encuentro prenatal con las familias. A partir del nacimiento, en nuestra Unidad se trabaja día a día, afrontando los problemas que van surgiendo, dado que cada pequeño es diferente y su evolución, también. La relación que se establece con los padres, durante este proceso, es muy, muy especial, porque pasan mucho tiempo con nosotros y ponen en nuestras manos el bien más preciado que tienen: sus hijos.

¿Dosifican la información?

Nuestra comunicación es cauta, pero honesta en todo momento. No suavizamos la información si pensamos que las cosas no van bien. Informamos a los padres, en cada momento, con la situación tal y como está y explicándoles que aquí estamos para ayudarles en todo lo que necesiten. Tanto a ellos, como a sus hijos.

¿La pandemia de SARS-CoV-2 se lo ha puesto más difícil?

Sin duda. Pasar dos o tres meses hablando con los padres de niños prematuros, mirándonos solo a los ojos por culpa de las mascarillas, a mí, personalmente, me resulta muy complicado. Echo de menos verle la cara a la gente, y espero que pronto podamos recuperar esto también.

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