El 6% de la población en España es octogenaria y ya hay 20.000 centenarios

Existen más de 5.000 residencias de ancianos en el país y se estima que su nivel de ocupación ronda el 86% | En 2040, se calcula que habrá 14,2 millones de mayores

Maggie Smith, en la fotografía promocional de la campaña de Loewe. |  // @LOEWEOFFICIAL

Maggie Smith, en la fotografía promocional de la campaña de Loewe. | // @LOEWEOFFICIAL / María G. san narciso

María G. san narciso

La edad media en España no deja de subir: entre 2007 y 2022 ha escalado de los 38 a los 45 años por el pronunciamiento del proceso de envejecimiento poblacional. A día de hoy, hay 19.639 centenarios empadronados (1.619 personas más que el año pasado) y un 6% de la población es octogenaria. Además, dos de cada 10 personas tienen más de 65 años, un porcentaje por debajo de la media de la Unión Europea, que alcanza el 21,2%. Pero, conforme los baby boomers sigan cumpliendo años, el número crecerá. Las proyecciones sugieren para 2040 que podría haber más de 14,2 millones de personas mayores, por lo que serían el 27,4% de la población.

Estos datos del INE se han plasmado el informe Un perfil de las personas mayores en España (2023): indicadores estadísticos básicos. Gracias a una serie de variables demográficas, de salud, económicas y sociales, el trabajo analiza los cambios que ha experimentado la vejez, cada vez más extendida en el país y cada vez más juzgada por ciertos sectores, que consideran que una población más mayor es sinónimo de un impacto negativo y de costes asociados a servicios sociales y sanitarios.

“Siento decirlo de manera tan cruda, pero cada vez está más claro que muchas personas, aunque no lo digan abiertamente, están convencidas de que los viejos son una plaga. Piensan que son muy dañinos para la economía, para el Sistema Nacional de Salud o para los cuidados. Pero eso no es verdad y menos para la nueva vejez”, asegura Julio Pérez Díaz, demógrafo del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC) y coordinador de este trabajo.

Uno de los sectores que piensa el lado negativo es el propio Banco de España. En su estudio El impacto del envejecimiento poblacional sobre la evolución de la tasa de actividad en España aseguraban que la tasa de actividad de la economía española se había visto mermada en 3,4 puntos porcentuales entre 2012 y 2022 por el impacto del envejecimiento de su población. Un recorte que habría sido mayor (de 4,2 puntos) de no haberse incorporado casi un millón de inmigrantes durante estos años.

“Yo voy por el mundo diciendo que el envejecimiento en la población ha mejorado la economía”, responde Pérez Díaz. Un ejemplo: el “crecimiento vertiginosos de las grandes empresas 2.0”, como Silicon Valley. “La principal financiación que tuvieron estas industrias fueron fondos de planes de pensiones, que en ese momento eran resultado de generaciones muy llenas que habían trabajado toda la vida y que habían acumulado grandes capitales. Pocos fondos podían hacer eso mismo. La revolución tecnológica surgió en buena parte gracias a las capacidades financieras de esa población”, defiende.

En mayo de este año la Seguridad Social contabilizó 10,02 millones de pensiones, siendo las de jubilación (6,34 millones) las más frecuentes, seguidas de las de viudedad. La pensión media de jubilación es de 1.375 euros, aunque hay disparidades regionales. A las generaciones jóvenes que critican lo caro que saldrá pagarlas, les recuerda que “son salarios diferidos”, y reprocha a quienes solo piensan “en términos de sostenibilidad en la caja de la Seguridad Social, como si todo lo generado por los mayores no fueran beneficios para las generaciones que vinieron después”.

Porque si ahora hay generaciones más jóvenes que han podido emanciparse más tarde para estudiar o estar mejor cualificados para desempeñar puestos de trabajo y, por tanto, progresar laboral y económicamente, ha sido porque tenían el sustento de una generación que ahora está jubilada.

El demógrafo también recuerda cómo durante la crisis económica algunas personas mayores dejaron la residencia en la que estaban alojadas para ayudar a sus hijos. O cómo muchas personas de más de 65 años ejercen ahora de cuidadoras de sus propios padres con problemas neurocognitivos, o son las que van a buscar cada día a los nietos a la puerta del colegio. “Que hagan, y puedan hacer, todo esto es sinónimo de salud”, asegura. Porque hay más personas con enfermedades crónicas, pero eso significa que no fallecen. La población ‘llega a mayor’ con un mejor estado de salud y movilidad y, también, con mejores situaciones financieras y vida cultural.

También las mejoras sanitarias implican que, aunque nazcan muchos menos niños, un porcentaje altísimo de ellos sobreviven. “En los años 60, España vivió un baby boom, pero no solo consistió en que nacieran más niños, es que por primera vez la mortalidad infantil comenzó a ser bastante baja”, indica. Ahora, las personas que nacieron en esa década se acercan a los 65 años, lo que va a provocar una anomalía en la pirámide poblacional, que podría convertirse en “una seta”.

Otro de los datos que deja el trabajo presentado el CSIC es la distribución de la población mayor. Por ejemplo, Asturias, Castilla y León, Galicia, País Vasco, Cantabria, Aragón, La Rioja y Extremadura son las comunidades autónomas con mayor edad media en España. Todas ellas superan el 20% de personas mayores, mientras que Baleares y Murcia son las comunidades con proporciones más bajas, con un 16%.

Además, el Laboratorio Envejecimiento en red y Estadísticas experimentales, del Instituto de Economía, Geografía del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCSH-CSIC), también ha presentado otros dos trabajos más, uno sobre estadísticas de las residencias de mayores y otro sobre los centros de día. La información sobre las residencias de mayores la ha realizado el CSIC desde hace 18 años y es un referente estadístico sobre este tipo de instituciones en España. Se constata la existencia de 5.573 residencias, con un total de 393.581 plazas. Lo que equivale en España a 4,2 plazas por cada 100 personas mayores. Se estima que el nivel de ocupación sitúa en torno al 86%.

Además, es la primera vez que se ofrece la estadística sobre los centros de día. El informe analiza los servicios de atención diurna, ya sean ofrecidos por un centro residencial o de manera independiente, y recoge la existencia de 3.463 centros de atención diurna, con un total de 94.618 plazas. Cabe destacar que este servicio se presta en unidades pequeñas y medianas, de menos de 25 plazas (1.768 centros) y de menos de 49 plazas (1.313 centros).

Las grandes firmas apuestan por las arrugas y las canas contra el edadismo

Las firmas de moda no acostumbran a elegir octogenarias como imagen de sus colecciones. Maggie Smith ha roto ese molde al convertirse en la protagonista de la nueva campaña de Loewe. Sus instantáneas, capturadas por el famoso fotógrafo alemán Juergen Teller, y con la dirección creativa del diseñador de la casa, Jonathan Anderson, se volvieron virales en cuestión de minutos. En ellas, resaltan las arrugas de su rostro, el enrojecimiento de sus ojos y su cabellera peinada con una gran onda y con predominio de las canas sobre el moreno. No hay rastro, al menos aparente, de maquillaje en la tez. Pese a tener 88 años, la actriz ganadora de dos Oscar conecta bien con el público joven. Muchos la conocen por haber interpretado a la condesa viuda de Grantham en la serie británica Downton Abbey (Netflix), el personaje más ácido de este drama cuya película se estrenó en 2022, o por haber interpretado a la profesora Minerva McGonagall de la saga Harry Potter. Pero Maggie Smith es más que una actriz en esta campaña. Podría ser una señora del barrio de Salamanca, en Madrid, que lleva años paseándose por la tienda de Loewe. O la vecina del segundo de tu madre. O la mujer que se toma un chocolate con churros con sus amigas a la salida de misa un domingo. Es un rostro octogenario que te sonríe con un semblante natural y cercano mientras sujeta su bolso de lujo. Las firmas de moda están apostando por la diversidad en su imagen como reflejo de la sociedad y, a la vez, por acabar con el edadismo que, hasta hace no mucho, imperaba en un mundo donde casi todos los espacios estaban reservados en exclusiva a la juventud. Este término, acuñado por Robert Butler en la década de los 60, se refiere a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad. Una discriminación que, según sugieren las investigaciones, puede ser ahora incluso más generalizada que el sexismo y el racismo, ya que hasta el 30% de la población mundial lo ha sufrido.

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