Personas cuidadoras

Las trabajadoras sociosanitarias, las grandes olvidadas de la red de atención: "¿Quién cuida a quienes cuidan?"

Las trabajadoras sociosanitarias denuncian la precariedad y malas condiciones de un servicio privatizado que no se preocupa por los cuidados

Judit (izquierda) junto con varias compañeras sociosanitarias.

Judit (izquierda) junto con varias compañeras sociosanitarias. / Cedida

Héctor González

De entre todas las personas que entregan su tiempo y su esfuerzo en cuidar a quienes lo necesitan, hay un colectivo especialmente olvidado e invisibilizado: las trabajadoras sociosanitarias. Trabajadoras esenciales que cada día atienden en sus domicilios a las personas mayores y dependientes que no pueden valerse por sí mismas; que asisten, acompañan, ayudan y, en muchas ocasiones, velan la soledad de los abandonados por la sociedad. Trabajadoras - porque en su inmensa mayoría son mujeres- que siguieron haciendo su labor durante la pandemia, Filomena y el resto de los 365 días del año. Y que lo seguirán haciendo, a pesar de la precariedad, las malas condiciones de trabajo, el abandono institucional y la falta de reconocimiento social.

"Mi trabajo es precioso, ayudamos a personas que lo necesitan", asegura Isabel Arrabal, trabajadora del Servicio de Atención Domiciliaria desde hace casi 53 años y delegada de CGT. Sin embargo, tanto ella como muchas de sus compañeras están quemadas con lo que consideran una "degradación" paulatina del servicio, que ha pasado de ser una labor social imprescindible a un "negocio" en manos de empresas ajenas a los cuidados y que tratan a las personas como "clientes".

Una parte importante de la atención domiciliaria es un servicio público, dependiente tanto de la Comunidad de Madrid como del Ayuntamiento, subrogado a una serie de empresas que se encargan de su gestión y que funcionan mediante un sistema de copago según el nivel de renta. Compañías que, tal y como denuncian las trabajadoras, parecen "más preocupadas en facturar que en el bienestar de las empleadas y de los usuarios". "Nos han machado, cuando éramos las más felices del mundo ayudando a la gente", lamenta Lola Villarrubia, que a sus 65 años y tras más de 30 trabajando, actualmente está incapacitada por lesiones.

"Han convertido el servicio en un negocio""

En la misma situación se encuentra Asunción Sánchez, quien a sus 59 años arrastra un importante historial de lesiones fruto de años y años de trabajo físico de lunes a domingo: fractura de vértebras, tendinitis calcificante, bursitis, etc. Todas ellas coinciden en reclamar el reconocimiento de enfermedades profesionales, una realidad ausente en su sector. "Cuando te quejas, te dicen que es cosa de la edad y te mandan a la Seguridad Social", explica Lola, que antes de la incapacidad ha pasado varios años yendo a trabajar a diario con parches de fentanilo para el dolor.

Además del reconocimiento de enfermedades, tampoco entienden que no se les conceda el factor reductor en la jubilación. "¿Cómo voy a poder seguir ofreciendo cuidados a los 67 años, si lo que necesito es que me cuiden a mí?", cuestiona Isabel. "No podemos ayudar a personas mayores cuando ya nos cuesta movernos", subraya Lola. Y todo ello en unas condiciones laborales muy cuestionables, con sueldos mínimos, horas extra no remuneradas, horarios irregulares, sistemas de fichaje que no tienen en cuenta los desplazamientos, falta de información sobre los usuarios, escasez de medios materiales e inseguridad. "Antes íbamos dos personas a los domicilios, pero ahora solo va una, con los riesgos que implica", cuenta Asun. Entre otras cuestiones, estas trabajadoras hablan de situaciones delicadas con personas con problemas de salud mental, faltas de respeto de usuarios y familiares que las tratan como "limpiadoras" o les ponen a hacer recados como "sacar al perro".

"Queremos ser trabajadoras públicas"

Lola señala como responsables de esta situación a la Comunidad, el Ayuntamiento y las empresas prestadoras del servicio. "Lo han convertido en un servicio de limpieza", critica, "mientras muchas personas que de verdad lo necesitan se mueren esperando". Las condiciones son las que son "porque a nadie le interesa nuestro trabajo", añade Isabel. No obstante, apostilla Judit, "somos tan esenciales como el resto del personal sanitario". De hecho, su trabajo requiere una titulación con un coste elevado para muchas de las trabajadoras, que en su mayoría son mujeres de origen extranjero de las que "se aprovechan de su necesidad", reconocen las cuatro.

A pesar de todas estas situaciones, y otras tantas que relatan con pesar, ninguna quiere renunciar a su labor. Isabel y Judit siguen al pie del cañón, trabajando y luchando por sus derechos; mientras que Lola y Asún, retiradas por su incapacidad, continúan en los comités sindicales para pelear por sus compañeras. "¿Quién cuida a quienes cuidan?", se pregunta Isabel, antes de exponer la gran reivindicación que comparten todas ellas: "¿Si hacemos un trabajo social, por qué se subroga a empresas privadas que nada tienen que ver con los cuidados?". "Queremos ser empleadas públicas" y que "se nos reconozca como merecemos", añade Judit.

Consultada por este diario, la Comunidad de Madrid señala que se trata de "un tema puramente laboral" y que depende del convenio colectivo del sector. En la misma línea, desde Cibeles apuntan que el Ayuntamiento "no mantiene relación contractual con los trabajadores sociosanitarios" y que "tan solo le compete aplicar el convenio vigente con las condiciones que en él se establezcan". Asimismo, añaden que, respecto al modelo de gestión, "seguimos apostando por el modelo indirecto", ya que "ha demostrado su eficacia en el tiempo".

'Día de las Personas Cuidadoras'

El pasado domingo 5 de noviembre, Madrid celebró por primera vez el 'Día de las Personas Cuidadoras', en reconocimiento a su “inestimable contribución al bienestar de la sociedad, en general, y de los niños, personas mayores y personas con discapacidad, en particular”. Una decisión con la que el Ayuntamiento de Madrid se suma a la distinción de este trabajo establecida por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que ha proclamado la conmemoración cada 29 de octubre del ‘Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo’, tal y como explicó la semana pasada la vicealcaldesa, Inmaculada Sanz.

De acuerdo con la portavoz municipal, el objetivo del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida con esta iniciativa es “reforzar su compromiso con el esfuerzo en la estimación de esta importante labor en un momento de tendencia mundial acelerada al envejecimiento de la población que multiplicará la necesidad de los cuidados”. Con esta idea en mente, el Palacio de Cibeles acogió este lunes un acto de "sensibilización y concienciación sobre esta realidad" en el que participaron órganos de representación del Ayuntamiento, técnicos especialistas en la atención a los cuidadores y los propios cuidadores.

Tal y como explica el Consistorio, en esta jornada se ha puesto en valor "la labor, muchas veces silenciosa, que realizan miles de personas prestando su apoyo a personas que se encuentran en una situación de dependencia, ya sea de manera transitoria o definitiva, para satisfacer sus necesidades básicas y contribuir a la mejora de su calidad de vida". Asimismo, el escrito recuerda que el Área de Políticas Sociales, Familia e Igualdad ha puesto en marcha el programa ‘Cuidar a quienes cuidan’, que ha apoyado a 2.600 personas cuidadoras desde sus inicios en 2021. En el acto, el delegado del ramo, José Fernández, subrayó que la labor que desempeñan es “inestimable” y “rebosa generosidad”, y emplazó a su equipo a “seguir mejorando” en la ayuda a estas personas.