Sanidad

La batalla por la vida de Estefanía Blanco

Luis Miguel Díaz, marido de la joven, que padece leucemia mieloide aguda, inicia una campaña para aumentar el número de donantes de médula ósea

Arriba, Estefanía Blanco durante su última estancia en el hospital.

Arriba, Estefanía Blanco durante su última estancia en el hospital. / Cedida

M. González

La joven Estefanía Blanco libra una dura batalla por la vida. Hace un año su mundo empezó a tambalearse y, pese al coraje con el que afronta su diagnóstico de leucemia mieloide aguda, el tiempo corre en su contra. Tras un autotrasplante fallido de médula, la joven coruñesa, ahora afincada en Pontevedra, ha tenido una recaída. “La siguiente etapa en su batalla es un trasplante de médula ósea”, anuncia su marido, Luis Miguel Díaz. Es por eso que han iniciado una campaña a través de la cual intentan que se incremente el número de donantes de médula ósea, lo que contribuiría también a encontrar un donante compatible con Estefanía.

“Cuando estaba embarazada de unos dos meses, aunque todo parecía ir normal, le anticiparon el control de los tres meses porque el embarazo anterior fue de riesgo”, rememora Luis Miguel Díaz. “Fue ahí donde saltó todo. Le hicieron una analítica y ya le dijeron lo que era. Faltaba hacer más pruebas para ver qué tipo de leucemia tenía, pero a partir de ahí todo fue muy rápido”. Al duro trance de perder el bebé que esperaban se sumó el del diagnóstico de leucemia mieloide aguda. Un diagnóstico contra el que luchan desde entonces contra viento y marea. “Tuvo ya cuatro ciclos de ‘quimio’ muy fuertes y a finales de agosto se hicieron un autotrasplante de médula”, prosigue.

Recaída

“En algunos casos va bien y en otros hay recaída”. En su caso, les han dicho hace unos días que Estefanía había recaído. “En los próximos días nos dirán la velocidad a la que avanza esa recaída o lo extendido que está”. En función de eso “sabremos si tenemos un poco más de tiempo o menos”. Pero no han querido esperar y han puesto en marcha ya una campaña a través de la que hacen un llamamiento para incrementar el número de donantes. “Ojalá nos dé tiempo a localizar un donante compatible”, anhela su marido, que apunta que “no hay mucha visibilidad sobre este tema ni sobre lo fácil que es donar médula”.

Estefanía, junto a su hijo Liam.

Estefanía, junto a su hijo Liam. / Cedida

“Es casi como donar sangre”, explica: “Ya no es que sea sencillo donar, es que es sencillo inscribirse”. Y, en Galicia, tras inscribirse en la Red de Donantes de Médula Ósea (REDMO), “es más fácil incluso, porque te mandan un kit de saliva a casa, lo devuelves por correspondencia y ya quedas inscrito. Es muy sencillo”, expone Luis Díaz.

“Convertirse en donante de médula ósea puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Tu gesto de amor puede salvar a mi mujer o a cualquier otra persona que lo necesite”, insiste: “Una vez inscrito, si te llaman puedes salvar una vida”.

Donantes

Para ser donante hay que tener entre 18 y 40 años y no tener ninguna enfermedad grave o transmisible. Si alguien está interesado en donar puede acercarse al centro de donación de sangre más cercano, aunque en el caso de Galicia la inscripción puede realizarse también a través de este enlace. En el caso de pertenecer a otra comunidad autónoma se puede consultar aquí. En Galicia hay más de 14.000 donantes inscritos en el REDMO, mientras que la cifra alcanza el medio millón en todo el país.

Una vez en el registro, “si eres compatible, te contactarán”. La donación se realiza por aféresis, “un proceso similar a la donación de sangre, seguro e indoloro”, explica. “La esperanza de vida puede depender de un simple acto de generosidad”, apunta en los mensajes que difunden a través de redes sociales y WhatsApp. “Juntos, podemos salvar vidas”, añaden.

Porque la suya es una historia de lucha, pero también una historia de esperanza, para Estefanía y para muchos pacientes más que esperan por un donante compatible.

Mudanza a Pontevedra

Desde que enfermó, Estefanía Blanco ha soportado un duro tratamiento que no le costó tanto como no poder estar con su pequeño Liam. “Cada ciclo de quimio era, como mínimo un mes y pico de aislamiento”, explica. Por eso tuvieron que mudarse desde A Coruña hasta Pontevedra, para recibir apoyo y soporte familiar.

Tu gesto de amor puede salvar a mi mujer o a cualquier otra persona que lo necesite

Luis Díaz

“Desde que salió del hospital estamos casi aislados en casa. Sale muy poco y con mascarilla porque sigue con las defensas muy bajas”, explica su marido. “El tratamiento es muy duro y estamos hablando no de lo que ve todo el mundo, que se te cae el pelo, es que tienes sangrados, según la gente igual tiene complicaciones en algún órgano, se te caen las uñas... Es muy bestia lo que te meten. Es una bomba, te deja fatal”.

Estefanía Blanco, junto a su marido Luis Díaz, en el hospital.

Estefanía Blanco, junto a su marido Luis Díaz, en el hospital. / Cedida

Tras el autotrasplante pudo volver a casa para recuperar fuerzas. Pero las últimas pruebas fueron un nuevo mazazo en forma de recaída. “Ahora estamos esperando que nos digan cómo de extendido está”, asume. “Mientras aguante, genial, pero cuando se extienda por encima de unos umbrales, la única vía que nos queda es el trasplante”.

“Es muy duro, sobre todo para ella”, dice el marido de Estefanía, que no deja de luchar para que aparezca un donante compatible, al tiempo que tratan de poner su grano de arena “para que la gente se conciencie y ayude a otras personas también”.