Salud

Alergia al polen en A Coruña, síntomas más intensos y menos estacionalidad: "Cada vez hay más pacientes sensibilizados"

Especialistas del Chuac prevén una primavera “fuerte” para los alérgicos, tras las abundantes lluvias del invierno: “Aquí ahora la ‘estrella’ es el polen de la parietaria; en el interior, hay niveles muy altos de abedul”

Flores en jardineras en la plaza de María Pita, en A Coruña.

Flores en jardineras en la plaza de María Pita, en A Coruña. / Casteleiro/Roller Agencia

La temporada de alergia primaveral depende mucho de “cómo han sido el otoño y el invierno previos”, y de las precipitaciones y temperaturas, refiere la doctora Idoia Rodríguez, adjunta del Servicio de Alergología del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac), quien detalla que, cuando han sido lluviosos, las primaveras suelen ser peores para los alérgicos, porque “se favorece el crecimiento” de las plantas y, al llegar la nueva estación, aumenta la polinización.

“En Galicia, y sobre todo en el área de A Coruña, pienso que esta primavera será bastante similar a las de años anteriores para los alérgicos al polen porque aquí, en realidad, no ha habido grandes cambios. En nuestra comunidad, los inviernos suelen ser lluviosos, lo cual da lugar a que se genere más vegetación, que luego producirá una mayor cantidad de polen, como es lógico”, estima la doctora Rodríguez. “En zonas del interior de la Península, como Extremadura, Madrid, Toledo... se prevé que el polen de las gramíneas alcance niveles muy, muy altos. Aquí creo que será similar a años anteriores, pero que han sido fuertes”, reitera.

“Si echamos la vista atrás —prosigue la alergóloga del Chuac—, vemos que el polen cada vez va ganando más pacientes sensibilizados, con síntomas más intensos y, sobre todo, mantenidos. Este tipo de alergias solían manifestarse más en mayo, junio... y ahora sí estamos viendo que los síntomas empiezan antes y se alargan un poquito más. Todo ello es debido al cambio climático y a la contaminación, que está favoreciendo mucho el polen urbano, que sensibiliza más y es muy latoso”, resalta la doctora Rodríguez, antes de especificar que, en la actualidad, los niveles más elevados de polen (“aunque todavía son moderados) corresponden a la parietaria, una planta con una presencia “muy importante” en Galicia y en el área de A Coruña.

“La parietaria pertenece a la familia de la ortiga y se ve, sobre todo, en zonas de costa, allí donde hay muros, roca, piedras... “ apunta la alergóloga del Chuac. “En el interior, por ejemplo, ahora están en niveles muy altos de abedul. Aquí no está habiendo tanto, aunque sí tenemos algo, pero no llegamos a los niveles, por ejemplo, de Santiago, o de Ourense, donde hay muchísimo también”, agrega la doctora Rodríguez, antes de explicar que, además, “están finalizando su época polínica el plátano de sombra, el pino...”, especies que en Galicia “tampoco alcanzan niveles muy altos”.

Aquí la ‘estrella’ ahora sería el polen de parietaria, y aún no estamos viendo niveles importantes de gramíneas. Empezarán en breve, ya más hacia mayo y junio, que acostumbra a ser el mes más fastidiado para los afectados por este tipo de polen”, avanza la especialista del complejo hospitalario coruñés, e incide: “La expectativa va a ser parecida a la del año pasado, que ya fue fuerte. La situación estuvo muy nivelada en la época más dura de la pandemia de COVID, no porque no hubiese polen, sino porque usábamos mascarillas en exteriores, y los afectados por alergias de este tipo notaban mucho menos los síntomas”.

"Hay meses libres de síntomas, pero cada vez son menos"

Hace hincapié la doctora Rodríguez, en este punto, en que la alergia al polen “está perdiendo estacionalidad”. “La temporada empieza antes y finaliza mucho más tarde. No coge todo el año, sí hay meses libres de síntomas, pero cada vez son menos. Lo vemos hasta en la forma de administrar la inmunoterapia [vacunas], el único tratamiento etiológico (es decir, de la propia causa) de la alergia”, reconoce la alergóloga del Chuac, y especifica:

“Tradicionalmente, poníamos este tratamiento en pautas pre-estacionales. Era lo habitual. Por ejemplo, antes de que empezase la temporada polínica, administrábamos a los pacientes equis dosis, las que correspondiesen, y funcionaba muy bien así. Esto ahora se nos queda un poquito corto, de modo que incluso, a veces, hay que pasar a tratamientos de inmunoterapia ‘perenne’ (mantenida todo el año)”.

“Eso sí lo estamos viendo”, insiste la especialista del complejo hospitalario coruñés, quien llama la atención, asimismo, sobre el hecho de que “aquí es muy habitual que el alérgico al polen no lo sea solo al de las gramíneas”. “Por ejemplo, puede ser alérgico al polen de las gramíneas, al de la parietaria, al del abedul... Y ya si hablamos de varios pólenes con meses polínicos diferentes, los síntomas pueden comenzar en los meses de febrero-marzo, y prolongarse hasta septiembre”, asegura la doctora Rodríguez, antes de revelar que “cualquier persona puede debutar con alergia al polen en cualquier momento de su vida”. “Este tipo de alergia solemos verla más en jóvenes, no obstante, puede debutar en cualquier momento. Incluso puede darse el caso de que los pacientes tengan la sensibilización desde años antes, y que los síntomas empiecen a darles la lata años después”, señala.

¿Alergia o resfriado? Los síntomas más frecuentes

Los “síntomas más frecuentes” de la alergia al polen “suelen ser la rinitis y la conjuntivitis”, de ahí que resulte “muy fácil confundirlos con los de una catarro común”. “Más que la sintomatología en sí, que a veces es muy parecida, lo que diferencia la alergia de un proceso vírico respiratorio es, sobre todo, el mantenimiento de los síntomas que, en el segundo caso, durarán unos días puntuales. Cuando se prolongan durante semanas, o hay una relación causa-efecto muy clara (por ejemplo, cada vez que me expongo directamente al polen, porque me voy de paseo a una zona con plantas, en el típico día soleado, de viento, caluroso... me vienen los síntomas) estaremos ante una alergia”, describe la doctora Rodríguez, quien incide en que “la rinitis y la conjuntivitis son las manifestaciones “más habituales” de la alergia al polen” que, no obstante, “también afecta, frecuentemente, a vías respiratorias bajas”, con “síntomas de tipo asmático”. Además, puede traer consigo “clínica cutánea, urticarias, eccemas...”.

La doctora Idoia Rodríguez, alergóloga del Chuac.

La doctora Idoia Rodríguez, alergóloga del Chuac. / Cedida

"Más que la sintomatología en sí, que a veces es muy parecida, lo que diferencia la alergia de un proceso vírico respiratorio es, sobre todo, el mantenimiento de los síntomas"

Idoia Rodríguez

— Alergóloga del Chuac

“El tratamiento sintomático suele ser antihistamínico oral (aunque también puede ser tópico, por ejemplo, en colirios, en gotas nasales...), y el corticoide nasal también es muy utilizado (en caso de que haya una clínica asmática, recurriremos, muchas veces, a inhaladores, corticoides o broncodilatadores inhalados)”, refiere la alergóloga del Chuac, quien hace hincapié en que el “tratamiento etiológico (de la causa, no del síntoma)” es “la inmunoterapia”. “¿Cuándo decidimos ponerla? Depende del tipo de paciente. Muchas veces, hasta son ellos mismos quienes entran por la puerta de la consulta pidiendo la vacuna. Sobre todo, cuando los síntomas son lo suficientemente intensos como para molestarles en su día a día, y que requieran medicación. En esto el tope, normalmente, lo suelen poner ellos”, incide la doctora Rodríguez, y detalla:

Tratamiento: del antihistamínico a la inmunoterapia

“Un paciente con un par de semanas de síntomas que se controlan bien con una dosis bajita de antihistamínico oral, quizás, por el momento, no demande la inmunoterapia. No obstante, si en el futuro esos síntomas se agravan, a lo mejor sí requiere ese tratamiento. También puede darse el caso de un paciente que necesite una medicación más continuada; o que no quiere tomarla porque el antihistamínico le produce sedación; o que prefiere ir directamente a la causa del problema... y siempre se puede proponer la inmunoterapia. En todas estas situaciones, habría que remitir a los pacientes al especialista, en este caso el alergólogo, y valorar entre ambos esa opción”, señala.

¿Los peores días? Ventosos, secos y soleados

“El primer consejo para los pacientes es que conozcan a qué pólenes son alérgicos, y no está de más que sepan también qué niveles de los mismos va a haber”, destaca la doctora Rodríguez. “Si soy alérgico al polen de las gramíneas, y sé que ahora no hay niveles muy altos, puedo estar un poco más tranquilo. Lo pueden consultar, por ejemplo, en la web de la Sociedad Gallega de Alergia, donde todas las semanas se actualiza esa información, aunque hay muchas otras”, apunta, antes de llamar la atención sobre el “doble factor” que juega la lluvia en la alergia al polen.

“La del invierno favorece el crecimiento de la vegetación y que haya más polen. Sin embargo, en el momento actual, sabemos que, si llueve, ese día habrá menos niveles de polen en suspensión. El día malo para los alérgicos será el de viento, seco, soleado... sobre todo, a primera o última hora, cuando el nivel de polen suele ser más elevado”, avisa la alergóloga del Chuac, y aconseja:

“Hay que evitar, entonces, ventilar la casa; cerrar las ventanillas del coche; dejar el ejercicio al aire libre para otro momento; tener siempre a mano la medicación; y usar alguna protección, tipo gafas de sol, e incluso mascarilla, si la sintomatología es intensa. Y, si no tenemos el diagnóstico o no hemos sido vistos por un alergólogo, es una buena idea pedir cita para ver la opción de recibir la inmunoterapia”.

Suscríbete para seguir leyendo