Suplementación, la cara y la cruz

Tres de cada cuatro españoles toman algún suplemento, pese a que la evidencia científica señala la existencia de pocas pruebas sólidas sobre su seguridad y eficacia

M. gonzález

El informe sobre el uso de suplementos nutricionales en la población española, realizado por la Academia Española de Nutrición y Dietética en 2021, indica que un 75% de los españoles consume “algún tipo de suplemento con el fin de mejorar la salud”, pese a que la evidencia científica vigente hasta la fecha señala que hay pocas pruebas sólidas sobre la seguridad y eficacia de estos productos. Las cifras son bastante más elevadas que las que se reflejan, por ejemplo, el informe del National Health and Nutrition Examination Survey, que apunta que el 58% de los adultos estadounidense toman, al menos, un suplemento dietético, siendo las mujeres (64%) quienes más los toman, con respecto a los hombres (51%). Además, el informe indica que su uso aumenta con la edad, ya que el 80 % de las mujeres de más de 60 años toma algún suplemento.

El estudio americano establecía diferencias de edad en el consumo de estos suplementos. Sara Rivas, dietista-nutricionista gallega, afirma que “hay tres cuyo consumo es igual tanto entre los jóvenes, entre las personas de mediana edad y en la población anciana: los multivitamínicos, los de vitamina D y Omega-3”. Trasladado a la población española, “los más utilizados, sin hacer diferenciación de edad, son los de vitamina C, D y B12”. Rivas también constata el aumento del uso de la suplementación deportiva y una mayor ingesta de suplementos en función de la edad: “Nuestro cuerpo, a medida que nos vamos haciendo mayores, no sintetiza tan bien algunos micronutrientes, sobre todo algunas vitaminas, por lo que tiene un cierto sentido que la población anciana use suplementación”.

La también dietista-nutricionista Uxía Rodríguez Lavandeira confirma que su consumo se ha incrementado, aunque también señala que estos datos engloban “tanto los complementos nutricionales, como suplementos para deportistas, los de uso médico o los suplementos a base de plantas”, enumera; subrayando que el mayor incremento se da en los suplementos para deportistas, en los complementos alimenticios y los que están hechos a base de plantas.

Aunque la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y todas las sociedades médicas destacan especialmente el papel esencial de las vitaminas y apuntan que, dado que se trata de sustancias que nuestro organismo no puede sintetizar, hemos de obtenerlas de fuentes externas, la farmacéutica y dietista-nutricionista Carmen Linares afirma —en declaraciones a la revista especializada Consumer— que “hemos aprendido mal la lección”. “Es indiscutible que las vitaminas son imprescindibles para la salud, pero la cantidad que necesitamos se puede y se debe conseguir fácilmente con una dieta equilibrada y saludable. Atiborrarnos a suplementos es un error, porque un exceso de vitaminas puede no solo ser un gasto inútil para el bolsillo, sino también llegar a provocar problemas, desequilibrios y trastornos”, advierte.

Otro dato significativo es que, “en la mayoría de los casos”, este consumo se da “en mujeres entre 26 y 35 años”. “Generalmente, coincide con el momento en el que están embarazadas y suelen tomar multivitamínicos, aunque también lo hacen por salud, porque se lo ha recomendado alguien, ya sea personal sanitario u otra persona”. “Es llamativo que quienes más los consumen son las personas concienciadas con la salud, que realizan actividad física, que cuidan su alimentación”, expone Rodríguez Lavandeira.

“Las mujeres, dependiendo de la etapa de la vida en la que nos encontremos, necesitaremos mayores requerimientos de micronutrientes (sobre todo de vitaminas y minerales) que los hombres, sobre todo en el caso del embarazo, la lactancia, también en la menopausia...”, añade Sara Rivas.

Muchos suplementos, por su parte, se pueden adquirir sin prescripción médica tanto en farmacias como en herboristerías. Pero, ¿son inocuos? Ya hay expertos que advierten que si se toma más vitamina D de la necesaria se pueden experimentar problemas de salud graves a causa de la hipercalcemia (niveles elevados de calcio en la sangre) resultante. Un estudio realizado por médicos y farmacéuticos de atención primaria de Castilla y León afirma que “existe una elevada prescripción de dosis altas de vitamina D no justificada”. Dicha situación llevó a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) a emitir en 2019 una nota informativa de seguridad alertando de “casos graves de hipercalcemia ocasionados por una sobredosificación de vitamina D en pacientes en edad adulta y pediátrica”.

“Yo suelo recomendar que cuando se tome este tipo de complementos alimenticios se haga bajo prescripción del médico, incluso de personal sanitario, pero con una analítica que te lo avale”, subraya Uxía R. Lavandeira. “No tiene sentido que tú, solamente por sentirte más cansado, te tomes magnesio porque no sabes cómo tienes tus niveles de magnesio”, expone.

“En principio, los que son de vitaminas hidrosolubles no tendrían ningún tipo de problema porque no se almacenan en nuestro organismo. Si te tomas un exceso de esas vitaminas se va por la orina, directamente”, indica Rivas. “Las que sí que, en altas dosis y sin supervisión de un sanitario, podrían llegar a ser tóxicas serían las liposolubles (A, E, D y K), que, al igual que los minerales, se almacenan en el cuerpo, por lo que en dosis muy altas —que será diferente dependiendo de la edad y del sexo— podrían causar algún tipo de intoxicación; pero, bajo supervisión de un sanitario, no debería causar problemas”. De todas formas, aunque gran parte de la suplementación sea de “libre uso”, “una inmensa mayoría, como el hierro o el calcio, te la recomienda el médico y él te dice cuál es la dosis”.

En cuando a las contraindicaciones, también podrían llegar a interferir con otros tratamientos. “Por ejemplo, si estás tomando algún tipo de tratamiento anticoagulante, como el Sintrom, la vitamina K puede interferir en la absorción del medicamento si hay mucha variación en su ingesta”, advierte Sara Rivas. “Puedes tomarla, siempre y cuando la ingesta sea lo más regular posible, que no haya grandes variaciones”, insiste.

Hay casos, sin embargo, en los que estarían “recomendados”, según Rivas: “Hay dos que siempre recomiendo, que son la vitamina B12 para los vegetarianos y veganos; y la vitamina D, sobre todo en poblaciones como la gallega, con pocas horas de sol”.

En el caso de la población infantil, “siempre sería ideal que el pediatra lo paute”. De hecho, la Asociación Española de Pediatría aclara que las vitaminas están en los alimentos y una dieta variada que incluya además productos crudos, como frutas y determinadas verduras, asegura un aporte más que suficiente de vitaminas. Insisten que es innecesario y puede incluso llegar a ser perjudicial para la salud tomar suplementos vitamínicos en forma de productos farmacéuticos o de herbolario. Tampoco se debe hacer ver a los niños que necesitan tomar pastillas o jarabes para estar fuertes y sanos.

“Lo más importante es que la alimentación sea variada, que tomes de los diferentes grupos de alimentos y dentro de ellos, una gran variedad de verduras, carnes, pescados, huevos, legumbres..., para que cada uno de ellos aporte vitaminas y minerales y con eso, en casos normales y en los que no haya ningún problema de salud, debería bastar”, puntualiza Rodríguez. En el caso de la vitamina D, lo ideal sería una mayor y correcta exposición al sol. “Yo creo que hay que usarlos en casos realmente necesarios y siempre bajo prescripción médica”, valora.

“La base de todo es una alimentación adecuada, el ejercicio físico, la salud mental y dormir bien”, indica Sara Rivas: “La suplementación, para un apoyo, está bien, pero tienes que basarte en una dieta sana y equilibrada. No vale no tomar frutas y verduras y tratar de suplirlo con un suplemento”.

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