Garrapatas, un riesgo real

Estos ectoparásitos pueden transmitir enfermedades infecciosas como la de Lyme y la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo

El cambio climático está favoreciendo su expansión

Una garrapata, en el brazo de un hombre.

Una garrapata, en el brazo de un hombre. / ágatha de santos

Ágatha de Santos

Las garrapatas suelen asociarse a los animales, especialmente a los perros. Sin embargo, estos ácaros hematófagos, emparejados con las arañas y los escorpiones, no sólo se alimentan de sangre animal; también de humana. Aunque la garrapata en sí no causa enfermedades, si está infectada con un algún agente patógeno (bacterias, virus rickettsias y protozoos) éste puede transmitirse a través de su mordedura y causar enfermedades en los humanos, en cuyo proceso las garrapatas actúan cómo vectores. El enfermo puede incluso no recordar la picadura. 

De hecho, estos ectoparásitos son responsables de la mayoría de las patologías infecciosas transmitidas por vectores en Europa, Asia y las zonas templadas de América, algunas con una alta letalidad. El veterinario Germán Quintana (Lugo, 1979) recuerda que en nuestro entorno, las principales enfermedades que pueden transmitir son la borreliosis o enfermedad de Lyme; la fiebre exantemática mediterránea o botonosa mediterránea; la fiebre Q; la encefalitis centroeuropea, y la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC). 

La principal vigilancia de garrapatas en Europa está relacionada con los riesgos que suponen dos especies: la garrapata común (Ixodes ricinus), propia de Europa y transmisora de la enfermedad de Lyme y de varias clases de encefalitis; y la del género Hyalomma marginatum, una de las especies del género Hyalomma más abundantes de la península ibérica, principal vector de la FHCC. Ésta última es una de las enfermedades víricas humanas que más preocupan a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su elevada mortalidad, la ausencia de vacunas eficaces, su capacidad de transmisión de persona a persona y la enorme capacidad de mutación del virus que la provoca.

“La mortalidad de las enfermedades transmitidas por garrapatas puede variar según la patología y la gravedad del caso. La enfermedad de Lyme, por ejemplo, tiene una mortalidad baja, pero si no se trata adecuadamente, puede causar problemas crónicos. La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, por otro lado, tiene una mortalidad más alta, especialmente si no se trata de forma adecuada”, explica este veterinario lucense.

El pasado mes fallecía en Salamanca un varón a causa de la FHCC. En la vecina zona del Bierzo ya se han detectado garrapatas Hyalomma marginatum, lo que ha hecho que se extreme la vigilancia en Galicia. Hasta el momento, la Rede Galega de Vixilancia de Vectores (ReGaViVec) de la Consellería de Sanidade ha detectado la presencia de esta especie en 21 concellos —entre ellos, Oia, Gondomar y 14 concellos de Ourense—, aunque ninguno de los ejemplares identificados estaba infectado.

En la comunidad, la especie de garrapata que más riesgo supone es la Ixodes ricinus, presente en 129 concellos: —47 de Lugo, 30 en A Coruña, 27 de Ourense y 25 de Pontevedra—, según el último Boletín Epidemiológico de Galicia, publicado en diciembre de 2023. Asimismo, entre 2014 y 2021, se han registrado 464 casos de enfermedad de Lyme en la región, donde esta patología se ha duplicado en ocho años, según un estudio del Sergas. 

También se han registrado 17 casos de fiebre botonosa, transmitida por la especie Rhipicephalus sanguineus, desde 2019. Todos en la provincia de Pontevedra.

Las garrapatas prefieren las zonas con vegetación espesa y densa, por lo que generalmente se encuentran en hábitats naturales como bosques y brezales. “Las garrapatas son muy comunes en Galicia, especialmente en áreas rurales y boscosas. Generalmente, son más comunes en primavera y verano, cuando las temperaturas son más cálidas”, comenta Quintana.

Sin embargo, el calentamiento global provocado por el cambio climático, la migración de los animales y la urbanización descontrolada están favoreciendo la densidad y expansión de una gran variedad de especies de garrapatas —hay descritas cerca de 900—, lo que aumenta a su vez el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas en zonas donde antes no se daban. Ante el riesgo real que suponen estos ectoparásitos, las autoridades sanitarias inciden en la importancia de tomar precauciones para evitar las picaduras. 

Quintana da algunos consejos básicos tanto antes como después de salir al monte o a cualquier otra zona donde puedan poblar estos ácaros:

  • Ropa. Vestir adecuadamente cuando salimos a pasear por el monte es la primera medida profilactica. Hay que evitar ropa oscura. “Llevar ropa de colores claros y mangas largas puede ayudar a detectar las garrapatas más fácilmente”, explica Quintana, quien también recomienda ajustan la ropa al cuerpo para que no entren las garrapatas por dentro de las mangas del pantalón.
  • Usar repelentes (DEET, IR3535), que deberán aplicarse en la piel y en la ropa para repeler a las garrapatas.
  • Evitar las zonas de mayor riesgo. Evitar zonas con mayor riesgo de presencia de garrapatas o tomar medidas de protección adicionales en caso de tratarse de profesionales trabajan desbrozando, por ejemplo.
  • Examen. Inspeccionar el cuerpo después de pasar tiempo al aire libre y también el de las mascotas para detectar cualquier garrapata que pueda haberse adherido. “En tal caso, hay que retirarlas inmediatamente con una pinza especial”, especifica. En 2021, el centro veterinario que dirige Quintana en Lugo donó 120 kits de extracción de garrapatas a los centros de atención primaria, puntos de atención continuada y servicios de urgencias de la zona.
  • Ducharse. Después de pasar tiempo al aire libre, Quintana recomienda ducharse y limpiar tanto la ropa como el entorno para eliminar cualquier garrapata que pueda haberse adherido.

Extraerla con cuidado y estar atentos a posibles síntomas

Germán Quinta explica cómo extraer una garrapata adherida a la piel con seguridad y qué síntomas hay que vigilar en los días posteriores a la picadura.

  • Retirar la garrapata. Debe hacerse con una pinza. Nunca cortarla ni quemarla ni atravesarla. “Su probóscide, similar a un sacacorchos, se ancla firmemente en la piel, por lo que es crucial emplear un método adecuado para evitar que se rompa y deje parte de su cuerpo en la piel”, advierte el veterinario. Por esta razón, lo recomendable es utilizar una pinza específica para garrapatas, la cual permite sujetar al parásito de forma segura y firme cerca de su cabeza. “Con un giro suave y constante, se logra desprender la garrapata sin que se rompa. Es importante evitar apretar demasiado, ya que esto podría estresarla y provocar la inoculación de secreciones que aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades”, detalla.
  • Guardar la garrapata en un envase estanco por si fuera precisa su identificación.
  • Desinfectar la picadura. Hay que limpiar el área donde picó la garrapata con agua y jabón para evitar cualquier posible infección o sobreinfección.
  • Vigilar los síntomas. Se aconseja estar atento a la aparición de fiebre elevada (39-40ºC), dolor articular o erupciones cutáneas, en cuyo caso hay que consultar con un médico, o veterinario si se trata de un animal. “Los síntomas pueden aparecer pasados unos días, pero en algunos casos puede haber síntomas muy leves que pueden pasar inadvertidos y aparecer otros más severos semanas, meses o incluso años después”, dice Quintana. En el caso de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, los síntomas comienzan de forma súbita e incluyen problemas gastrointestinales o respiratorios y hemorragia.

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