La poeta y opositora rumana Ana Blandiana, premio Princesa de Asturias de las Letras 2024

Autora de culto, ha enfrentado sus versos indómitos, que llaman a la vida y a la libertad, a la dictadura comunista de Ceaucescu

La escritora rumana Ana Blandiana. |  // LEONARDO MUÑOZ

La escritora rumana Ana Blandiana. | // LEONARDO MUÑOZ

anna abella

La poeta rumana Ana Blandiana, una de las voces de la poesía contemporánea europea y opositora de la dictadura comunista de Ceaucescu, que ha hecho de sus versos un icono pacífico de lucha por la libertad y contra la injusticia y la represión, ha sido reconocida con el Premio Princesa de Asturias de las Letras. Autora de culto, según el jurado, es “heredera de las más brillantes tradiciones literarias, al tiempo que una creadora radicalmente singular” y “su escritura, que aúna transparencia y complejidad, plantea preguntas fundamentales sobre la existencia del ser humano, en soledad y sociedad, ante la naturaleza y la historia. Ha mostrado con su poesía indómita una capacidad extraordinaria de resistencia frente a la censura”.

“No puedo evitar recordar el pensamiento de Platón que recomendaba la coronación de los poetas con laureles y su expulsión de la ciudad. ¡¡¡Pero, ¿y si para mí la poesía es realmente un camino hacia la polis, una forma de quedarse, una forma de acompañar el sufrimiento de los demás?!!!”, ha declarado Blandiana, tras el anuncio del galardón, emocionada y agradecida por “el eco” que este dará a sus ideas y poemas.

Conocida por su poesía anticomunista, Blandiana se distinguió por una rebeldía que la llevó durante años a vivir como una exiliada dentro de su propio país. Nacida en Timisoara en 1942 como Otilia Valeria Coman, recurrió al nombre del pequeño pueblo natal de su madre en Transilvania, Blandiana, para firmar su primer poema en una revista con solo 17 años. Con ese seudónimo esperaba sortear la censura soviética de Rumanía, pues era hija de un “enemigo del pueblo”, un profesor y sacerdote ortodoxo, y estaba en el punto de mira de los servicios de seguridad del régimen.

Ya componía poemas con cinco años, incluso antes de saber escribir o leer. “Yo no he sido una de esas niñas a las que se preguntaba qué quiere de ser mayor, ya que los mayores de mi alrededor habían asumido que iba a ser poeta”, ha declarado en entrevistas. Bajo aquella vigilancia, con un Dacia policial ante el bloque de edificios donde vivían en Timisoara, siguió escribiendo en su habitación y forjó verso a verso una prolífica obra marcada por la represión, con textos prohibidos que circulaban clandestinamente en copias manuscritas que la gente multiplicaba, “buscando la libertad que esos poemas contenían”, asumía, igual que ocurría con los de otros autores rumanos de su generación. “El público de poesía era enorme porque la poesía llegó a sustituir a otras disciplinas como la filosofía, la religión, la sociología, que estaban prohibidas, y de alguna forma los lectores encontraban en la poesía las últimas moléculas de libertad y vida”, señalaba quien ha sido traducida a más de 20 idiomas y es también autora de ensayos, relatos fantásticos y dos novelas.

“La poesía misma, en la medida que es auténtica, contiene en sí, como una semilla, la fuerza de lo invisible y se vuelve mágica”, considera Blandiana, que había sido vetada en la universidad pero logró licenciarse en Filología en el periodo de menor control que se vivió entre la caída del estalinista Gheorge Gheorghiu-Dej y la llegada del dictador Nicolae Ceaucescu.

Fue en esa época cuando se casó con el escritor e historiador Romulus Rusan (1935-2016) y publicó, en 1964, su primer libro, Primera persona del plural, del que no está nada orgullosa. “De adolescente imitaba a cada poeta que descubría y a medida que descubría a un poeta intentaba escribir como él. Hasta que llegué a ser yo misma. Creo que esto se produjo con mi segundo volumen, El talón de Aquiles (1966)”, declaraba a Diario Córdoba.

Al éxito de El talón vulnerable y luego de El tercer sacramento, siguieron poemarios como Cosecha de ángeles, Octubre, noviembre, diciembre, El sol del más allá, El reflujo de los sentidos, Variaciones sobre un tema dado o El sueño dentro del sueño y otros poemas, publicado el año pasado. Opina que “una definición de la poesía es su capacidad de expresar lo inexpresable” y que “la buena poesía solo se escribe en silencio. Hay que salirse del mundo y de tu propia vida para escribir poesía”.

Ante la mano de hierro que aplicó Ceaucescu al país, los versos de Blandiana volvieron a significar la resistencia, la supervivencia y el contrapunto de la represión y la falta de libertad. Empezó a escribir prosa en los años 80, “una época terrible para todos”. Sentía “que debía dar testimonio de lo que estaba viviendo, pero al mismo tiempo si iba a reflejar esta situación en la poesía, la realidad iba a destruir la poesía” y sabía que tampoco podía dar “una descripción realista porque la censura no hubiera permitido la publicación de un libro de este tipo”. Así que recurrió a la prosa fantástica, que según Blandiana, comparte con la poesía “cierta aura y viene de los recuerdos, de los muertos, de seres sobrenaturales”. De hecho, su prosa ha sido comparada a la de Poe, Hoffman, Kafka, Borges, Cortázar o Eliade.

De la voz de Blandiana, la crítica ha dicho que “propone una reflexión sobre la creación artística y la condición humana, sobre la inocencia, la caída, la muerte y la supervivencia, sobre el amor y la responsabilidad ante el terror de la historia y la necesidad de dejar testimonio de lo vivido”. Tras la revolución de 1989, inició su vida política con una campaña que promovía la eliminación del legado comunista y la creación de una sociedad abierta. Desde 1994 es miembro fundador y presidenta de la Fundación La Alianza Cívica, un movimiento apolítico cuyo propósito es aliviar las consecuencias de más de 50 años de comunismo en Rumanía.