Menos humos y más salud

El nivel alto de dependencia, la baja motivación y las creencias erróneas sobre dejar de fumar obstaculizan la deshabituación del tabaco

Menos humos y más salud

Menos humos y más salud

Ágatha de Santos

Aunque parezca una frase muy manida, el tabaco mata. Concretamente a 8 millones de personas en el mundo cada año —63.000 en España—. A pesar de esto, 1.300 millones de personas en el planeta —9,5 millones en España— consumen productos de tabaco (cigarrillos y vapeadores), de los cuales 37 millones (2,8%) son jóvenes de entre 13 y 15 años.

La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) recuerda que el 21% de las 63.000 personas que fallecen prematuramente cada año en España por consumo de productos del tabaco no han cumplido los 65 años. Los especialistas en tabaquismo inciden en los peligros del tabaco y en la necesidad de ofrecer ayuda a los fumadores y emprender medidas que animen a dejar este hábito, que, además, está vinculado al riesgo de desarrollar numerosas enfermedades, como recuerda el coordinador del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), Carlos Rábade, neumólogo en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS).

“El tabaco es causa o factor agravante de las enfermedades respiratorias y los fumadores tienen el doble de riesgo de tener enfermedad cardiovascular e ictus, pero, además, el 30% de los tumores malignos de cualquier tipo de cáncer son producidos por el tabaco”, comenta.

Con el objetivo de informar y concienciar sobre los efectos nocivos y letales del consumo de este producto y de la exposición pasiva al humo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora cada 31 de mayo el Día Mundial sin Tabaco. Y es que para la organización mundial, el tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública a las que ha tenido que enfrentarse nunca la humanidad.

La OMS señala que el consumo de tabaco es perjudicial en todas sus modalidades y que no existe un nivel seguro de exposición al tabaco. Fumar cigarrillos es su forma de consumo más extendida en todo el planeta, pero hay otras modalidades: la pipa de agua o cachimba, los puros, los puritos, el tabaco calentado, el tabaco de liar, el tabaco picado, los bidis y los kreteks, los vapeadores y los productos de tabaco sin humo, como el tabaco de mascar. Además, recuerda que unos 65.000 menores mueren cada año por enfermedades relacionadas con la exposición al humo del tabaco.

Elisardo Becoña, director de la Unidad de Tabaquismo y Trastornos Adictivos de la Facultad de Psicología de la Universidade de Santiago (USC) y profesor de Psicología Clínica, apuesta por adoptar medidas más restrictivas, empezando por el precio de los productos del tabaco, para ganar la batalla al tabaco.

“Nos quedan pasos importantes que dar, como incrementar, de modo importante, el precio del tabaco, aumentar las zonas públicas en donde no se pueda fumar; mejorar la prevención en las escuelas, y facilitar los tratamientos eficaces para dejar de fumar, como, por ejemplo, los psicológicos, que hoy son los de primera elección, pero que no se ofrecen por el sistema sanitario público”, afirma el psicólogo.

Adherencia

La Unidad de Tabaquismo y Trastornos Adictivos de la Facultad de Psicología de la USC lleva casi cuarenta años estudiando cómo mejorar la adherencia de los fumadores a los tratamientos, algo que es fundamental para garantizar un buen resultado. “Si ésta es alta, la eficacia mejora y también es alta Éste es uno de los resultados más importantes que hemos obtenido en nuestro estudio”, afirma.

A causa de las medidas adoptadas durante la pandemia del COVID-19, esta unidad tuvo que adaptar el tratamiento psicológico al formato de viodeollamada al no poder continuar haciéndolo de forma presencial como hasta ese momento. Para ello, desarrollaron una aplicación para mejorar la eficacia de la atención psicológica a los pacientes y reducir las recaídas.

Así, el fumador seguía el tratamiento vía online desde su casa, lo que permitió mejorar su adherencia, de modo de siete de cada diez fumadores consiguen decir adiós a este mal hábito.

“El tratamiento desarrollado mediante videollamadas permite mejorar la adherencia. El buen manejo terapéutico, seguir a los pacientes mediante la aplicación y que ellos la puedan utilizar cuando quieran están detrás de estos tan buenos resultados. Claramente, este tratamiento les es más fácil de realizar”, comenta el psicólogo.

En cuanto a por qué unos fumadores fracasan en su intento de desengancharse del tabaco a pesar de intentarlo repetidas veces mientras que otros lo logran a la primera, Becoña explica que depende de diferentes factores. “El motivo fundamental que lo impide es el nivel alto de dependencia, junto a la baja motivación y a las creencias erróneas que tienen sobre dejar de fumar, negándose frecuentemente a recibir ayuda terapéutica adecuada”, explica.

Por el contrario, el diagnóstico de una enfermedad debida al consumo del tabaco puede hacer que esa misma persona lo abandone de golpe. En cualquier caso, Becoña anima al fumador a seguir intentándolo y si no puede lograrlo por sí solo, que pida ayuda profesional.

En estos cuatro decenios de trayectoria, la Unidad de Tabaquismo y Trastornos Adictivos de la Facultad de Psicología de la USC ha tratado a más de 17.000 fumadores con resultados más que esperanzadores, lo que constata que deshabituarse es posible. “Muchos miles han dejado de fumar con nuestra ayuda y se han mantenido sin fumar desde entonces. Al haber tratado a tantos fumadores, hemos ayudado a que ganen muchos miles de años de vida”, comenta el psicólogo.

Con el fin de mantener su nicho de negocio, la industria tabaquera busca nuevas fórmulas para mantener la fidelidad de los fumadores y atraer a otros nuevos: los cigarrillos light, de sabores, el tabaco de liar y, más recientemente, los vapeadores. Becoña recuerda que estos últimos no son, en absoluto inocuos. Todo lo contrario.

“Los aparatos de vapeo contienen nicotina. Tienen riesgos importantes para la salud que la industria obvia, aparte de que muchos de los jóvenes se inician en ellos para acabar fumando más tarde cigarrillos. Por ello, deben regularse como un producto más de tabaco”, asevera el experto.

Proteger a los niños de la industria del tabaco

El neumólogo gallego Carlos Rábade será uno de los especialistas que participará el próximo viernes en el seminario web Dejar de fumar es posible organizado por Esteve Teijin, que contará también con Raúl Pérez, doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza y asesor médico de esta compañía (empresa conjunta de la farmacéutica Esteve Healthcare y la tecnológica japonesa Teijin) desde hace más de una década; y la fisioterapeuta Silvia Martínez. El lema del Día Mundial sin Tabaco de este año es Proteger a los niños y a las niñas de la interferencia de la industria del tabaco. Y es que 65.000 niños y niñas mueren anualmente por enfermedades relacionadas con el humo del tabaco ajeno. Además, en la Región de Europa de la OMS, el 11,5% de los niños y el 10,1% de las niñas de entre 13 y 15 años consumen tabaco (4 millones). Asimismo, productos como los cigarrillos electrónicos y las bolsas de nicotina están ganando popularidad entre los más jóvenes. La OMS estima que 12,5% de los adolescentes de Europa usaron estos cigarrillos electrónicos en 2022, en comparación con el 2% de los adultos. Respecto a estos aparatos, los expertos recuerdan que en estudios recientes se ha visto que el vapeo es muy perjudicial para la salud e impacta de forma similar que los cigarrillos convencionales en las enfermedades respiratorias. “Los menores están desprotegidos frente a los falsos mensajes de inocuidad de los vapeadores”, asegura el neumólogo del CHUS. Por ello, el neumólogo aboga por regular este producto. “La ausencia de una regulación respecto a estos dispositivos favorece el acceso a los mismos como un producto lúdico para niños, sin tener en cuenta los efectos tóxicos que ocasiona a corto, medio y largo plazo”, afirma.

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