La policía ha desmantelado dos arsenales ilegales en Palma de Mallorca y Zamora en una operación en la que ha intervenido 276 armas cortas y largas, numerosos lanzagranadas, morteros, bastones estoques, lanzallamas o bazokas, junto a unos 350 kilos de munición de distintos calibres y marcas.

En la operación se ha detenido a cinco personas -cuatro en Palma de Mallorca y el otro en Zamora-acusadas de delitos de tráfico y depósito de armas y entre los que se encuentra el dueño de una tienda de efectos militares y un maestro armero encargado de reparar y poner de nuevo en funcionamiento muchas de las armas que habían sido adquiridas inutilizadas.

La mayoría de las armas intervenidas por la policía se encontraba en perfecto estado de funcionamiento y con capacidad de hacer fuego real, según el estudio pericial realizado por los especialistas de Policía Científica.

La investigación, realizada por el Grupo de Atracos de la UDEV Central, adscrito a la Comisaría General de Policía Judicial, se inició en mayo del año pasado, cuando se detuvo a una persona con un arma de fuego ilegal que había sido adquirida en una tienda de efectos militares de Palma de Mallorca.

Armas de guerra

Las gestiones permitieron detener a cuatro personas en esta localidad: el dueño del establecimiento, un maestro armero encargado de reparar las piezas y dos compradores de armas. En los registros practicados tanto en la tienda como en los domicilios de los implicados se intervinieron numerosas armas de fuego de toda clase y calibres, algunas de ellas catalogadas según el reglamento de armas vigente como "armas de guerra".

Junto a ellas, los agentes también decomisaron unos 350 kilos de munición de distintos calibres y marcas y 35 kilos de pólvora.

Las detenciones llevaron a la policía hasta una quinta persona en Zamora con la que el dueño de la tienda mallorquina mantenía frecuentes contactos. Esta última persona, detenida a finales de diciembre, habría conseguido un arsenal de armas de forma ilegal, así como piezas sueltas para sustituirlas en caso de que el material estuviera inutilizado.

El dueño de la tienda de efectos militares de Palma de Mallorca mantenía frecuentes contáctos con uno de los detenidos en Zamora. Al parecer, mantuvieron distintos encuentros, en los que utilizaban un "código" para comunicarse sobre este tipo de mercancía. Así, se referían a los agentes como "cocos" o "cocodrilos", a las granadas como "piñas", a los cañones como "tubos" o a los armeros como "fontaneros". En Palma de Mallorca, los agentes intervinieron 25 pistolas, 14 subfusiles, 12 fusiles, 11 carabinas, 15 revólveres, cuatro escopetas, tres ametralladoras, dos rifles, 350 kilogramos de munición de distintos calibres y marcas y 35 kilos de pólvora. Por su parte, en Zamora se localizaron 145 armas largas, 45 armas cortas, siete lanzagranadas, 10 morteros, un lanzallamas, así como 40 cañones sueltos, un bazoka, tres bastones estoques, un lanzacabos y un lanzabengalas.