Un hombre falleció y otro resultó herido grave ayer en un incendio ocurrido en la pirotecnia Josman, en la localidad de Cambeo, en el municipio ourensano de Coles. Fuentes de la investigación trabajan con la hipótesis de que una chispa pudo originar el fuego en forma de llamarada provocando quemaduras en la práctica totalidad del cuerpo del fallecido y de distinta consideración en el de su compañero. Según confirmó la Guardia Civil, ninguno de los dos afectados era trabajador de la empresa sino que se encontraban de visita. El fallecido es José M.A.C., de 43 años, vecino de Cudeiro, casado y con dos hijos, además de cuñado de uno de los socios de la pirotecnia, José Benito Salgado Rodríguez. El herido es el venezolano Kraimer C.G., del que la Guardia Civil solo informó de las iniciales manifestando desconocer su edad y procedencia.

Los dos fueron atendidos de urgencia y trasladados en helicóptero al hospital de Povisa, en Vigo. José M. falleció en el viaje, mientras que el otro afectado fue intervenido quirúrgicamente durante más de dos horas. Permanece en la UCI, en estado muy grave a causa de las quemaduras.

El suceso ocurrió a las 12.37 horas en un momento en que la pirotecnia desarrollaba su actividad normalmente y la decena de trabajadores habituales de la empesa se encontraban en el interior del recinto.

El prestigio logrado en el sector de la pirotecnia por la familia Cabo y la firma Josman no ha logrado desprenderse de la tragedia. La empresa está gestionada ahora por José Benito Salgado Rodríguez y asociados pero en un tiempo fue un negocio liderado por la familia Cabo Requejo que ha perdido a ocho miembros en varios accidentes ocurridos desde 1981. Aquel año las instalaciones quedaron reducidas a escombro por una violenta explosión en la que murieron José Luis Cabo Requejo, y dos hermanas empleadas del taller. Manuel Cabo reconstruyó la pirotecnia pero volvió a enfrentarse con la tragedia tres años más tarde, en 1984, cuando en la explosión de otro taller falleció su padre Antonio Cabo, sus hermanos Antonio y Santiago Cabo Requejo, además de un sobrino y un cuñado. En 1987 el drama subió de tono cuando una nueva explosión mató a la hija del propietario, de 11 años, y a una empleada del hogar de nacionalidad portuguesa, de 16 años. Un nuevo accidente acabó con la vida diez años después del propio Manuel Cabo y otros dos empleados, en unas instalaciones que según confirmó la Delegación del Gobierno tienen los permisos en regla.