El autor de los cuatro asesinatos cometidos el miércoles en Olot, Pere Puig, se sintió "engañado" por dos de sus víctimas, el constructor Joan Tubert y el subdirector de la sucursal bancaria Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) de Olot, Rafael Turró, según aseguró ayer un vecino de Sant Esteve d'en Bas amigo del acusado.

El amigo del asesino de Olot afirma que Tubert y Turró involucraron a Puig en la firma de unos papeles "que Pere no entendía y, de pronto se vio a punto de ser embargado de todo lo que tenía". Además, hacía dos meses que sus patrones no le pagaban el sueldo y querían despedirlo.

Fuentes de la entidad bancaria sólo reconocen un descubierto en una tarjeta Visa a nombre de Pere Puig y aseguran que el presunto homicida no tenía "hipotecada ni la casa ni nada". Los Mossos coinciden en que el hombre no estaba arruinado e investigan el fondo de los problemas económicos del asesino confeso con sus jefes y la entidad bancaria.

El mismo amigo de Puig que alude al engaño estuvo charlando con el asesino la misma mañana del crimen. Puig le dijo que hacía frío, pero que "ahora iba a calentarse", sin especificar de qué manera.

Pere Puig está acusado de cuatro asesinatos cometidos el miércoles en Olot, el del constructor Joan Tubert y su hijo Ángel en un bar del núcleo urbano de La Canya, próximo a Olot, y de Rafael Turró y Anna Pujol, empleados de la sucursal de la CAM de la ciudad. Está previsto que Puig, que el mismo miércoles por la tarde participó en la reconstrucción de los hechos, pase hoy a disposición judicial.

Asimismo, los policías que se encargan de investigar los cuatro crímenes de Olot creen que el autor de los asesinatos actuó de forma premeditada, muy meticulosa y con una enorme sangre fría. Pere Puig no se ha mostrado en ningún momento arrepentido, según fuentes de la investigación.

Cuando lo detuvieron por la mañana, poco después del suceso, reconoció que acababa de matar a cuatro personas, y por la tarde volvió a admitirlo durante la reconstrucción de los crímenes ordenada por el juzgado de instrucción número 2 de Olot.

Los investigadores están convencidos de que el agresor quería matarlos a los cuatro y así lo hizo. Pere Puig se ha mantenido en todo momento sereno y tranquilo, incluso la primera noche que pasó en el calabozo durmió "con toda tranquilidad", según las mismas fuentes.

La abogada de oficio del detenido ha solicitado al juzgado que se evalúe su estado mental para que los especialistas puedan determinar si padece algún trastorno. La policía, en cambio, cree que se trata de una "obcecación" y ven difícil que el detenido sufra alguna enfermedad mental.

El Ayuntamiento de Olot ha decretado tres días de luto, y medio millar de personas se concentraron ayer en el centro de la localidad gerundense en repulsa a los crímenes de Pere Puig. El alcalde, Lluís Sacrest, en un breve escrito, condenó los hechos y mostró la repulsa por los crímenes. Al ayuntamiento sólo le preocupa estar al lado de los familiares de las víctimas para ofrecer todo el apoyo posible y recuperar el "espíritu de convivencia" en una ciudad sacudida en los últimos meses por dos casos impactantes (un celador reconoció once asesinatos en octubre).

El bar de La Canya y la oficina de la CAM donde ocurrieron los crímenes estuvieron ayer cerrados.