El accidente sufrido por el Costa Concordia trajo a la memoria el desastre del Titanic, que aún siendo el más conocido no ha sido más importante por el número de muertos. En el accidente del Titanic, un lujoso transatlántico británico que el 15 de abril de 1912 chocó contra un iceberg frente a la costa de Terranova, en el Atlántico Norte, murieron más de 1.500 personas.

El siniestro más grave de la historia de la navegación comercial se produjo el 20 de diciembre de 1987 en las costas de la isla filipina de Leyte, cuando el choque entre el transbordador Doña Paz y un petrolero causó la muerte a más de 4.300 personas.

La mayor catástrofe naval sucedida en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial fue protagonizada por un transbordador, el Estonia, que el 28 de septiembre de 1994 se hundió en el Báltico provocando la muerte de 852 personas.

El 6 de marzo de 1916, un transatlántico español, el Príncipe de Asturias, embarrancó en las costas de Ilhabela (Brasil) y murieron 440 personas.

El italiano Andrea Doria naufragó el 24 de julio de 1956 en las proximidades de Nantuket (Massachusetts), tras chocar con el barco sueco Stockholm. Se contabilizaron cincuenta muertos.

El 31 de diciembre de 1988,55 personas murieron al naufragar el Bateau Mouche IV frente a la playa de Copacabana (Brasil). El barco llevaba 127 personas.

El 20 de junio de 1989, el crucero soviético Maximo Gorki, con 953 personas a bordo, zozobró en las aguas del Mar de Noruega, al abrirse una vía de agua tras chocar con un iceberg, sin que se produjeran víctimas.

El 4 de octubre de 1997, las cerca de 700 personas que viajaban en el crucero Romántica fueron rescatadas cuando el barco se incendió frente a la costa de Chipre.

También fueron rescatados, en febrero de 2001, los 1.706 ocupantes del Mistral, que embarrancó cerca de la isla de Nevis, en pleno crucero por el Caribe.