El conductor del autobús que se estrelló el pasado lunes en Tornadizos (Ávila), causando nueve fallecidos y veinte heridos, negó ayer haberse quedado dormido o haber dado una cabezada, como trascendió tras su declaración y antes de ser detenido y posteriormente liberado. R.G.S., de 54 años, pasó a disposición judicial acusado de un presunto delito de homicidio y lesiones por imprudencia. La misma noche del incidente, el juez decretó su puesta en libertad provisional, comunicada y sin fianza. El conductor confesó estar "muy afectado psicológicamente" y manifestó su deseo de "pedir perdón por el daño ocasionado". " Si pudiera, me cambiaría por uno de ellos", aseguró en referencia a los pasajeros fallecidos. Tampoco comprende por qué perdió el control del vehículo.

Las pruebas confirman que su nivel de alcohol en sangre era negativo y que no excedía el límite de velocidad, según indican los tacógrafos y refrendan los expertos. Y añaden que el accidente no fue causado por una irregularidad del autocar, ya que el vehículo había pasado la ITV correctamente. Pese a "asegurar no haber cometido ninguna imprudencia" el conductor sí confiesa que alrededor de las 8.45 horas, momento en el que aproximadamente se produjo el accidente, escuchó un ruido en la parte trasera y maniobró con "un volantazo a la izquierda y frenando lentamente", acto que no culminó hasta que el autocar volcó contra el quitamiedos derecho, impidiendo así que volcara por completo y con los resultados ya conocidos.