La búsqueda de restos de la viguesa desaparecida hace cinco años iniciada por la Guardia Civil este miércoles en A Cañiza concluyó ayer sin éxito. El minucioso rastreo por la zona forestal próxima a la Autovía Rías Baixas (A-52) donde fue vista por última vez con vida Ana María Fernández Barreiro no dio resultado, pero los agentes no se dan por vencidos. Ahora se centrarán en el cráneo localizado cerca de este bosque en junio, del que esperan extraer muestras de ADN para confirmar lo que sospechan: su pertenencia a Ana María.

Tras dos jornadas consecutivas de infructuosa búsqueda en el lugar de Oroso (A Cañiza), la Guardia Civil descarta emprender nuevos rastreos hasta que aparezcan más indicios. Fue muy cerca de allí donde el marido de Ana María le perdió la pista el 1 de abril de 2008. Según el testimonio de José Francisco H.M., el matrimonio y su hijo de 10 años viajaban en coche por la autovía en dirección a Cádiz, donde residían. En un momento dado la pareja discutió, ella bajó del vehículo, el marido fue tras ella y, poco después, él regresó solo. José Francisco declaró a la Guardia Civil que su mujer estaba viva cuando la dejó en la autovía. Negó que la hubiese agredido y que había sido ella quien no quiso volver al coche.

Este extraño relato nunca convenció a los investigadores, y el marido sigue siendo el principal y único sospechoso. Por eso la aparición del cráneo es clave. Los análisis realizados por la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia solo permiten asegurar que se trata de una mujer y fallecida en fechas próximas a la desaparición de Ana María.