Desde hace diez días, Saturnino Marcos Cerezo Cancelas, Canceliñas, es el enemigo público número 1. El hombre más buscado a ambos lados de la raia. Este histórico y peligroso atracador de 45 años ha provocado una auténtica cacería policial después de que la tarde del pasado 7 de noviembre secuestrase al médico portugués Antonio Veloso en el aparcamiento de un hipermercado de la localidad lusa de Arcos de Valdevez. Lo hizo con un cómplice, el portugués Álvaro Miguel dos Santos Barbosa, un joven que ya duerme en prisión desde este jueves porque en su caso el cerco ya logró acorralarlo. Ambos fugitivos se habían separado en la huida. Todos los esfuerzos se centran ahora en Canceliñas, que se está convirtiendo en un auténtico desafío por su incuestionable habilidad para las fugas y porque conoce, y muy bien, el terreno por el que se mueve: los montes del sur de la provincia pontevedresa no tienen secretos para él y sabe manejarse, y esto también le viene de antiguo, por el norte de Portugal. Pero este experto en atracos y robos es tan huidizo... como imprevisible. Adicto a la heroína, quienes lo buscan confían en que cometa alguna "torpeza" como que se deje caer por lugares que acostumbra, como algún punto de venta de droga. "Es un animal de costumbres", dicen. "No es nada cerebral", añade un agente que hace años tuvo que lidiar con él.

La fuga más famosa que protagonizó Canceliñas se remonta a 1997, cuando se escapó con Alfredo Sánchez Chacón, Rambo, de la cárcel de Vigo. La historia es parecida a la actual porque en aquella ocasión, igual que ahora, también se movieron, a bordo de un coche robado, por el sur provincial y el país vecino. Pero en aquella ocasión Saturnino cayó en solo cuatro días: se especulaba con que hubiese puesto rumbo al sur de Portugal, pero fue localizado muy cerca del lugar que cualquier prófugo evitaría, su casa. Los agentes lo cercaron en el barrio de Veigadaña, en Mos.

Paredes de Coura, Arcos de Valdevez o Valença en Portugal, y Porriño, monte Aloia de Tui, monte Galleiro a este lado de la raia... Son los primeros lugares en los que se detectó la presencia de Canceliñas junto a su compinche en su actual fuga. También estuvo en Redondela, donde dejó en la calle el Mercedes que le habían robado al médico, un hombre al que ya habían liberado con anterioridad. Después Saturnino abandonó a su socio en Salceda y ambos corrieron suertes distintas. Álvaro fue detenido el miércoles en Vigo, mientras que el paradero de Canceliñas es una incógnita: en los últimos días se siguieron varias pistas, una en Tui, pero no dieron resultado.

Localizarlo es el principal objetivo en la Guardia Civil La GNR lusa colabora en la labor. Decenas de agentes, uniformados y de paisano, han estado vigilantes los últimos días, sin separarse del chaleco antibalas. En el monte, en la frontera y en los puntos a los que se cree que puede acabar acudiendo. "¿Hasta cuándo seguirá la búsqueda? Hasta que lo encontremos", afirma un agente. La fuga de Saturnino desde el secuestro cumple diez días. Y ya van nueve meses desde que, tras un permiso, no regresó a la prisión de A Lama.

Una pista que no se ha dejado de lado es la de tirar del hilo de los casos de vehículos robados. Canceliñas es un experto en encadenar una sustracción tras otra para hacerse con un coche con el que seguir su errático recorrido. El mismo día del rapto de Antonio Veloso él y su cómplice sustrajeron cinco vehículos en Portugal: antes de hacerse con el Mercedes del facultativo, robaron un Renault Clío en la calle, otro Clío y una moto en la casa de una familia emigrante, y un Fiat Stilo. Todos los vehículos, eso sí, los abandonaron en perfecto estado y ya están en manos de sus dueños. Sin duda, los coches juegan un papel clave en el caso. Tanto que la vigilancia del Ford Fiesta del compinche de Canceliñas fue la que permitió el arresto de este joven portugués. Ahora se espera que un error del vecino de Mos, o la constancia de los rastreos, permitan dar con el escurridizo prófugo.