Seis meses después de que el cuerpo de Asunta Basterra Porto, de 12 años, apareciera en una pista forestal de Teo, los informes médicos y forenses siguen hablando por ella y aportando pruebas sobre lo ocurrido. Con sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra en prisión provisional por presunto homicidio, una calificación por la que parece decantarse con claridad el juez instructor, el relato de los forenses sobre sus últimos minutos con vida no deja dudas: la niña, atada y completamente sedada, luchó por vivir. De ahí las erosiones que presentaba en la mejilla derecha, un golpe en cabeza y las lesiones internas, tal como recoge el auto judicial que levanta la imputación contra el denominado "hombre del semen".

La voluntad de Asunta, aún anulada por la gran cantidad de sedantes que le suministraron, no le impediría movimientos reflejos. Por ese motivo, el magistrado apunta que se procedió a atarla de la manos y piernas con una cuerda de plástico; pero dichas ataduras, además "facilitan el transporte del cadáver que en fase de laxitud es muy difícil de manejar si no va embridado", recoge el auto.

Las cuerdas halladas con el cadáver en la pista forestal de Teo "se compadecen perfectamente con las marcas en el cuerpo de Asunta y "se corresponden en su composición química con el ovillo encontrado en la despensa de la casa familiar de Teo y con el trozo de la papelera de la habitación de la primera planta. Los fragmentos encontrados con el cadáver y en la papelera parecían nuevos, como recién sacados del ovillo", según los informes enviados al Juzgado de Instrucción 2 de Santiago. Vázquez Taín considera que "existe pues un elemento objetivo de coincidencia entre la cuerda del cadáver y la existente en el interior de la casa de Teo", señala el magistrado.

En cuanto a la asfixia, la autopsia permitió apreciar las lesiones en el estómago, pulmones, herida en carrillo derecho, sangrado nasal y las microfotografías de las células de la mucosa bucal, indicios claros de que "la menor sufrió una asfixia mecánica".

Las lesiones internas, así como la lesión en la protuberancia occipital, se habrían producido, según los forenses "durante los espasmos agónicos previos al fallecimiento y en la instintiva lucha por la supervivencia de Asunta, que aún atada y drogada convulsionó buscando oxígeno".

Las únicas lesiones que presenta su cuerpo, según los informes que obran en poder del magistrado Vázquez Taín "se corresponden con la mecánica de la agonía y la muerte". No presenta lesiones ni de resistencia, ni de lucha "como si Asunta no se defendiera de quien la intoxicó, ni de quien la ató. Sólo instintivamente se defendió de su muerte", por eso convulsionó.

El auto judicial explica cómo se produjo, según la investigación, la ingesta forzada de lorazepán (principio activo del Orfidal) para sedar a Asunta. El juez Vázquez Taín, en base a los informes toxicológicos y farmacológicos, sostiene que se le suministró entre las 3 y las 5 de la tarde, mientras estaba con sus padres en casa de Basterra, donde comieron los tres juntos. La gran cantidad de orina detectada por la autopsia en el cuerpo es algo "lógico" dado que "debió ocultarse la droga en gran cantidad de líquido para que no notase la alta dosis de sustancia que se le administraba". El informe técnico indica que el medicamento empieza a hacer efecto a los 45 minutos, pero retarda sus efectos con alimentos.

Frente a la defensa de Basterra, que relata que la niña salió por su propio pie de casa del padre a las 17.21 horas, como grabó una de las cámaras, lo que le excluiría de la ingesta de Orfidal, Taín deshecha tal afirmación dados los tiempos de absorción "sin otro informe que los contradiga". Argumenta que al salir del piso de su padre la niña no tenía por qué tambalearse: "los efectos del lorazepán están perfectamente descritos por las profesoras de la niña en los episodios anteriores del mes de julio: llega caminando sola y se marcha sin ayuda de la persona que la acompaña".

El magistrado sostiene en el auto notificado ayer que el asesinato no fue un acto aislado, sino una sucesión de hechos "premeditados y previamente preparados para una culminación final".

Así, el juez instructor resalta que "no existe un incidente sobrevenido, agresión y muerte", sino existe "una preparación previa, consistente en la adquisición de la sustancia tóxica que se va a suministrar a la menor, lorazepán, que está directamente conectada con el presunto asesinato como sustancia que anuló la voluntad de la Asunta".

El magistrado esgrime que "existe la preparación de la cuerda con la que se va a atar, que implica tenerla al alcance" y también "la búsqueda y acondicionamiento de un lugar idóneo para atar y asfixiar físicamente a la pequeña, donde nadie pueda ni ver ni oír los estertores de sufrimiento de la víctima durante su agonía".

En relación con el Orfidal, cuya presencia tóxica acredita la autopsia, el auto judicial recuerda que en el vestido que llevaba aquel día Rosario Porto apareció lorazepán (principio activo de dicho medicamento), mientras que la ropa de Alfonso Basterra "no ha podido ser examinada", según el juez instructor Vázquez Taín.

El análisis forense de la pequeña asesinada, realizado por cinco especialistas incluido un experto en agresiones sexuales, descartan restos de ADN que no fueran de la propia Asunta y excluye la agresión sexual de tipo vaginal.