Las rocas entre las que se encuentra el Santa Ana impiden que el buque salga a flote, por lo que el operativo para trasladar los restos del pesquero al puerto del Musel quedó ayer suspendido por segundo día consecutivo. El equipo que trabaja frente al cabo Peñas en las tareas para reflotar el buque había logrado el sábado colocar los flotadores para izarlo e inyectar aire en ellos, pero por la noche comprobó que no era posible liberarlo.

El Santa Ana se hundió el pasado 10 de marzo de madrugada en las inmediaciones de la isla de La Erbosa con nueve tripulantes a bordo. Sólo uno de los marineros logró salvar su vida y las tareas de rescate de los ocho fallecidos, tres de ellos coruñeses, duraron varios días. Los buzos se sumergieron ayer de nuevo para grabar imágenes de vídeo de la embarcación. La grabación fue posteriormente analizada con el fin de conocer qué impide que el Santa Ana ascienda para que pueda ser remolcado. No obstante, los medios consultados señalan que la operación sigue activa, si bien el izado puede resultar más complicado de lo previsto. Existen aparejos sueltos y, además, el buque terminó tumbado en el fondo por los movimientos del mar. Las labores continuarán durante la jornada de hoy lunes.

El reflotado del Santa Ana se realiza mediante la colocación de una suerte de flotadores en el barco, hundido a 25 metros de profundidad. Una vez hinchados de aire, los flotadores logran elevar el buque, aunque dejándolo semihundido, de modo que pueda ser arrastrado. El objetivo es llevar los restos del pesquero al puerto gijonés del Musel después de una lenta travesía cuya duración podría llegar a las doce horas.