El caso del joven de Gondomar que resultó herido de gravedad tras recibir un tiro en la boca la Semana Santa del pasado año se resolvió ayer en una breve vista de conformidad celebrada en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El autor del disparo, Álvaro A.B., exnovio de la que cuando ocurrieron los hechos era pareja sentimental de la víctima, aceptó 7 años de prisión y otros 5 de prohibición de acercarse al perjudicado como autor de un delito de asesinato en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas. Y

David D.R., amigo del principal acusado, fue condenado a tres años y medio de cárcel por su complicidad en el intento de asesinato. La Fiscalía pedía inicialmente 15 años para cada uno de ellos, pero el acuerdo entre las partes redujo la pena para los jóvenes, que desde su arresto están en prisión provisional.

La razón de esta rebaja fue la aplicación de una atenuante muy cualificada de reparación del daño, ya que los imputados ya indemnizaron a la víctima por las lesiones y las secuelas. Aunque la cantidad no fue desvelada, fuentes apuntan a que ronda los 40.000 euros.

Los hechos se remontan a la Semana Santa de 2013. Álvaro A.B., residente en Portugalete (Bizcaia) y que fue representado en la vista por la abogada Carmen Ventoso, viajó desde el País Vasco a Vigo el 28 de abril del pasado año portando en el maletero del vehículo un arma. Su intención inicial, según el fiscal, era causar la muerte a la víctima. El otro acusado, David D.R., natural de Fene (A Coruña) y residente en Bizcaia, viajó en el coche con su amigo, aunque, según el Ministerio Público, desconocía que la intención de Álvaro era acabar con la vida del gondomareño e ignoraba que llevase una escopeta en el vehículo. Tras ocurrir los hechos, sin embargo, lo ayudó en la huida.

Fue al mediodía del día siguiente, el 29 de marzo, cuando ambos se trasladaron a Gondomar, donde residía la víctima. Aparcaron el coche cerca de la vivienda del joven y esperaron durante horas. A las 19.30 horas llegó el perjudicado a su casa. Álvaro, que vestía ropa oscura y se tapaba la cabeza, se bajó del coche, sacó la escopeta del maletero y fue hacia el portal de acceso del garaje. Bajó unas escaleras y aguardó en el rellano a que llegase la víctima. Cuando apareció, recibió el disparo en la boca de forma sorpresiva. El acusado estaba en un plano superior cuando realizó el tiro. El proyectil acabó alojado en la garganta del herido y le causó graves lesiones: traumatismo facial, lesión traumática en boca con pérdida de piezas dentarias, entre otras.