Los vecinos de Nespereira, una parroquia de poco más de 700 habitantes de Pazos, se encontraban ayer sobrecogidos por el trágico suceso. Se trata de un entorno rural en el que todos se conocen, y más al tratarse de una familia tan amplia, con once hijos, además de nietos y bisnietos.

Una vecina del matrimonio, Carmen Tomé, de 83 años, era muy amiga de la mujer fallecida. "Era muy buena persona, siempre que necesitábamos algo nos ayudábamos. Nunca los vi pelear ni discutir, aunque pudieron tener alguna riña como cualquier pareja", recuerda Carmen, que sí reconoce el carácter celoso del hombre. "Es cierto que desconfiaba e incluso no la dejaba ir sola a Redondela, pero jamás esperaría algo así. Debió de sufrir un ataque de locura", afirma.

Otra vecina, Ermita Santos, asegura que la familia tenía buena relación con todo el mundo. "Eran unas personas muy normales, esta es una zona muy pequeña y todos nos conocemos. Nunca imaginamos que algo así pudiera ocurrir aquí", apunta.

Faustino Muiños, que reside en la misma calle del suceso, jugó al fútbol con los hijos y los nietos en la Peña Nespereira. "Cuando me dijeron lo que ocurrió no lo podía creer, es algo incomprensible", señala.