La colaboración ciudadana evitó ayer una tragedia en Vigo, cuando una mujer roció de gasolina a su hermana e intentó prenderle fuego. Eran las 13.00 horas cuando la bola de fuego que se formó rodó unos quince metros por la acera de la calle Urzáiz, en pleno centro de la ciudad, que a plena hora punta se encontraba llena de peatones. El fuego se extinguió muy cerca de las primeras mesas de la terraza de una céntrica cafetería, casi debajo de una motocicleta, lo que hizo temer una explosión.

Varios testigos vieron que una mujer tiraba a otra líquido inflamable y le prendía fuego. La víctima, al darse cuenta de que pretendían quemarla viva, echó a correr perseguida por su agresora que la amenazaba de muerte y se refugió en el establecimiento hostelero, abarrotado de clientes y donde conocen bien a las dos hermanas, Ángela G.J. y Soraya G.B., naturales de Asturias, aunque viven en Vigo desde hace años.

"Pudo ser una tragedia, tanto si las llamas pillan fuera a Ángela como si su hermana consigue prenderle fuego aquí dentro", explica uno de los empleados del local. Y es que cuando la víctima entró diciendo que querían matarla, llegaba con su hermana detrás gritando: "Te voy a matar".

La presencia en la cafetería del padre Carlos, que lleva el comedor social situado en las inmediaciones y al que ambas acuden a diario durante la semana, y al que respetan, frenó en seco a Soraya, que se marchó del lugar. "Ángela es una mujer tranquila, nunca da problemas, se toma su café... Su hermana es otra cosa, suele mendigar por la calle Príncipe", explican quienes las conocen.

Mientras en la cafetería auxiliaban a Ángela, de 44 años, varios peatones seguían el recorrido de Soraya, que pretendía alejarse del lugar. Una patrulla de la Policía Local se hizo cargo de la situación. Mientras un agente perseguía y lograba detener a Soraya, de 54 años, el otro se entrevistaba con su hermana en la cafetería.

Ambas fueron trasladadas a comisaría donde Ángela presentó la denuncia correspondiente y Soraya, que tiene antecedentes y estuvo varios años en prisión, quedó ingresada en los calabozos a la espera de pasar a disposición judicial en las próximas horas.

La víctima asegura que su hermana la había amenazado de muerte, pero "nunca pensé que llegaría a esto" y que en los últimos días recibió numerosas llamadas de Soraya, a la ya no contestaba. Ayer la esperó agazapada cerca del comedor social con un cubo con varios litros de gasolina. "Mi hermana me da pena. También en la pobreza creo que la dignidad de la persona es lo importante. Se que está enferma, pero no la quiero cerca de mi". Ángela encontró la tapa del cubo de combustible y se la entregó a la policía: "Imagino que habrá huellas", manifestó.