El Tribunal Supremo ha confirmado la pena de 13 años y medio de prisión impuesta a Alejandro L.G., el joven que en octubre de 2011 violó a una estudiante de la Universidad de Santiago de Compostela tras suministrarle, sin que ella se diese cuenta, una droga con fuerte poder analgésico que la dejó totalmente a merced de su agresor sexual, que actuó de forma violenta de forma conjunta con otro chico que no llegó a ser identificado. Con esta sentencia, el alto tribunal desestima el recurso presentado por la defensa.

Los hechos ocurrieron el 21 de octubre de 2011, cuando el condenado entabló conversación con la joven en un pub donde se celebraba una fiesta de paso del ecuador de los alumnos de la Facultad de Matemáticas. En un determinado momento, el chico hizo que la víctima "consumiera inadvertidamente" una sustancia química que diluyó en su bebida: una droga con fuerte poder analgésico que la convirtió en "un ser dócil y privado de capacidad de análisis y defensa respecto de las sugestiones u órdenes que le formularan", incluidas las que afectan a la esfera sexual.

Con la joven en este estado, el hombre, que "dominaba" sus actos, abandonó con ella el local, sobre las 02.30 o 03.00 horas, en dirección al campus sur de la Universidad, hasta llegar a "un lugar escondido" situado en la parte posterior de la Facultad de Ciencias Políticas. El condenado y otro individuo al que nunca se logró identificar procedieron entonces a desnudar a la víctima, y la sometieron a "prácticas sexuales violentas" y de especial "brutalidad" en contra de su voluntad. Pese al potente efecto de la droga, la estudiante en algún momento sintió "miedo" y opuso resistencia, pero ésta fue vencida por el acusado.

La agresión se prolongó hasta casi las cuatro y media de la madrugada y después, tras ser vestida sin ropa interior, los dos agresores abandonaron a la víctima dejando allí su bolso. La víctima "recobró la conciencia de sí misma" cuando, casi dos horas después, caminaba sola, con la ropa ensangrentada, por la zona de Fontiñas. Además de la violación, el acusado se apropió de 50 euros y objetos de la universitaria, como una cámara de fotos y un reproductor MP3.

Debido a la violenta agresión sexual, la estudiante sufrió importantes lesiones físicas que le han dejado secuelas, así como un trastorno por estrés postraumático crónico y un trastorno depresivo. "El deterioro vital causado es importante, con afectación social, formativa y personal", se destaca en la sentencia.

Con su fallo, el Supremo ratifica los 13 años y medio de cárcel y los 12 días de localización permanente que había impuesto en este caso la sección compostelana de la Audiencia de A Coruña por los delitos de violación agravado y lesiones, así como la falta de hurto. Además, se impuso una medida de alejamiento y 50.000 euros de indemnización. La sala rechazó todos los alegatos de la defensa: rechaza que se vulnerase la presunción de inocencia y concluye que la prueba fue "suficiente y racionalmente valorada".