"Vilagarcía pierde una de sus mejores gaiteiras". La muerte de la vilagarciana de 33 años María Iglesias Loures en un piso de Cedeira al desplomarse el balcón en el que estaba fumando con una amiga ha conmocionado a toda la capital arousana, y en especial a las asociaciones folclóricas de la ciudad, pues la joven fallecida era una apasionada de la música y el baile tradicional. "Y además muy buena", coinciden varios compañeros, totalmente consternados por el trágico e inesperado suceso.

María Iglesias formó parte desde niña de la asociación folclórica A Nosa Señora da Xunqueira -junto con sus dos hermanas- hasta que hace un par de años tuvo que dejar la agrupación por la elevada actividad que acumulaba. Actualmente participaba en activo en Mocidade da Torre y en Seica Chove. En su día también fue miembro de Mar de Arousa, colectivo que en señal de luto canceló el serán que había organizado para el próximo fin de semana. María tocaba la gaita, la pandereta, cantaba, bailaba, ...

La joven trabajó unos años en una sucursal bancaria de Cedeira. "Fue una desgracia, una tragedia enorme que nunca nos imaginamos que pudiese suceder. Hay una gran tristeza en el pueblo", lamenta el alcalde del municipio, Pablo Moreda. Según fuentes de la Policía Local de Cedeira, la joven ya no vivía allí (la habían trasladado a otra oficina), pero iba los fines de semana a visitar a su novio, que al parecer seguía manteniendo allí su residencia por motivos de trabajo.

Fue el caso del pasado domingo. Fuentes policiales precisan que se encontraban en el domicilio seis personas. María y su pareja estaban con unos amigos, cuando al filo de las siete de la tarde la vilagarciana y una amiga salieron a fumar al balcón cuando la balaustrada de piedra se desplomó a la vía pública. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Ferrol trabaja sobre la hipótesis de que fue un accidente.

El novio fallecida también es natural de Vilagarcía y está integrado en la agrupación de A Xunqueira. La directora del colectivo se desplazó ayer al tanatorio de la recta de Rubiáns donde familiares y amigos velaron el cuerpo de la finada, y a su regreso apenas tenía palabras de lo afectada que estaba. El edificio del que se cayó el balcón logró en 2006 la licencia de primera ocupación.