Se llama Jesús P. y acaba de ser detenido como presunto responsable de la desaparición de Juana Canal. La mujer, desaparecida hace veinte años de su casa de Madrid, era su pareja por aquel entonces. Jesús es quien escribió la nota que Sergio, el hijo mayor de la madrileña, encontró la mañana siguiente a su desaparición. Nunca más volvió a ver a su madre.

Según ha podido saber CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica, además de la detención, la UDEV de la Policía Nacional tiene previsto registrar una finca de Navalacruz (Ávila) -propiedad de los padres del detenido- que se encuentra próxima al lugar dónde han aparecido los restos óseos de la mujer desaparecida.  Los últimos, hallados hace escasos días en una operación conjunta de Policía Nacional y Guardia Civil.

Jesús P., que ha sido detenido cerca de Torrejón de Ardoz (Madrid), tiene 53 años y es propietario de una caravana de perritos calientes y patatas fritas, hoy también llamadas food trucks. Su mayor público lo encuentra en las ferias (recorre pueblos de Madrid y Ávila), aunque aparca también en festivales. Durante casi dos décadas ha guardado silencio. Construyó una nueva vida, discreta: dejó el taxi, donde trabaja por aquel entonces, en 2003. Se casó, tuvo hijos. Una nota suya, "hemos vuelto a discutir", alertó de la desaparición de su entonces pareja, Juana Canal. 

Cronología de la desaparición de Juana Canal. CASO ABIERTO

"Solo lo vi una vez, pero no me gustó"

Una discusión, una nota y dos ausencias. La que se investiga, la de Juana Canal, y la que chirrió a su familia: la de Jesús. "Fue desaparecer ella y él también", contaba Ana María, hermana de Juana, a CASO ABIERTO meses atrás.

"Llevaban cerca de un año juntos, más o menos", señalaba, "aparentemente estaban bien". Atrás quedaban años difíciles. Tras el divorcio del padre de sus hijos, Juana volvió a casa de su madre. Se hundió, necesitó medicación. Tocó fondo, pero se rehizo. Encontró trabajo y se mudó a otro distrito de la capital: Ciudad Lineal.

Cuando desapareció, Juana tenía 38 años, dos hijos e ilusiones nuevas. El pequeño de los niños, Óscar, vivía con su padre en Valencia. El mayor, Sergio, lo hacía con ella en Madrid. En los últimos meses, en casa (y en su vida) estuvo también Jesús. Estuve con él solo una vez. Un día que estuvimos en su casa", contaba Ana María a este medio. "No me gustó nada. Me dio una sensación... que no".

"El único testigo de lo que sucedió aquella noche es él"

"Sergio, tu madre y yo hemos vuelto a discutir (...) Me voy a buscarla. Es lo último que sabemos de él", la famosa nota, "el escrito en un trozo de papel. No volvimos a verle", lamentaba Ana María en marzo, antes de que una llamada de los agentes, en el mes de junio, le comunicara que habían encontrado sin vida a su hermana, pese a haber localizado parte de sus restos tres años atrás. "Mi hermanita...". No sabían cuándo, cómo ni por qué.

Una imagen de Juana Canal junto a la nota que encontró su hijo mayor cuando llegó a casa. CASO ABIERTO

Fueron casi veinte años de silencio. "Él", se sorprendía Ana María, "no se sumó a la búsqueda, no le importó. Se fue a casa de sus padres tras desaparecer Juani, no volvió a la casa donde vivía con ella. Nunca se interesó ni nos llamó. Mi sobrino intentó llamarlo en varias ocasiones, él nunca contestó".

Una pelea: Juana "no está"

22 de febrero de 2003. La noche de la desaparición, Sergio, hijo de Juana, no durmió en casa. Estaban solos Juana y Jesús. Lo que ocurrió esa madrugada se antoja clave. Juana no volvió. "Supuestamente tuvieron una fuerte discusión y él fue el único testigo de lo que allí pasó", reconstruyó ante este medio hace unos días Ana María, mientras veía como un gran dispositivo compuesto por más de 60 agentes de la Guardia Civil de Ávila y de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Policía Nacional , drones y perros de rastreo, batían el margen de Navalacruz (Ávila) en el que habían hallado sus primeros restos, en busca de más huesos.

"Sergio, mi sobrino, encontró la casa revuelta con claros signos de que allí hubo una pelea y Juani no se llevó nada; dejó su bolso, su DNI, su cartilla del banco, su tabaco... y, lo que es más importante, dejó a su familia, y dejó a sus hijos. ¿Quién se va voluntariamente dejando todo eso?", lamenta.

Cartel con la alerta por la desaparición de Juani.

Desde aquella noche no hubo más. Juana desapareció sin dejar rastro. No hubo movimientos bancarios, médicos. No dio señales de vida. Nunca renovó su documentación. "Sergio seguía intentando hablar con Jesús, pero nunca le cogía el teléfono. Su actitud nos sorprendió".

"Todo apunta a que es una desaparición voluntaria", le dijeron los agentes que iniciaron -hace 19 años- la investigación. Confiaron y esperaron. "Al principio, por ser positivos, piensas que te va a llamar", afirmaba su hermana, "que en cualquier momento te va a sonar el teléfono y te va a decir: oye, no puedo seguir sin ver a mis hijos, sin veros a vosotros…".  La llamada no llegó hasta casi 20 años después: "hemos hallado los restos de tu hermana, Juana Canal".

Algunos de los titulares de CASO ABIERTO sobre la desaparición de Juana Canal. CASO ABIERTO

Llamó a la policía antes de desaparecer

El hallazgo modificó todo. Descartada la ausencia voluntaria, confirmado el homicidio, los restos de la mujer, la zona, dibujaban una hipótesis por encima de todas: la posibilidad del crimen machista como causa de la desaparición.

Se abren nuevas diligencias, se realizan nuevas pesquisas. Se recopilan, al menos, dos datos más: "la nueva investigación desvela que Juani llamó a la policía ese día, antes de desaparecer y, además, que este señor le puso una denuncia a mi hermana por agresión física dos días después de su desaparición".

Hace escasos días se hallaron más huesos y ropa interior que, a falta de confirmar con el análisis de ADN, presumiblemente son de Juana Canal

El domicilio en el que Juana desapareció fue inspeccionado a mediados de septiembre. Agentes de la UDEV y de la Científica de Policía Nacional, con la ayuda del GOR de Ciudad Lineal rastrearon con nuevas técnicas científicas, capaces de detectar vestigios y sangre aunque hayan pasado dos décadas. El resultado fue negativo. El siguiente paso fue batir de nuevo la zona en la que tres años atrás se encontraron los primeros restos: se hallaron más huesos y ropa interior que, a falta de confirmar con el análisis de ADN, presumiblemente son de Juana Canal.

Una semana después, este mismo miércoles, ha sido detenido él: Jesús P. Su actitud, la pelea previa (confirmada en una nota) y su vinculación con la zona donde se hallaron los restos humanos le ponen en el punto de mira de los agentes. Juana, afincada en Madrid, no tenía conexión con Ávila.

¿Qué ocurrió la noche del 22 de febrero de 2003? Las respuestas podrían llegar tras el registro de la propiedad de la familia de quién fuera su pareja, ahora detenido, próxima al lugar donde ha aparecido también ropa interior de la mujer. No hay tregua. Familia, agentes de la Guardia Civil y de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Policía Nacional, operan conjuntamente, y sin descanso, para esclarecer qué (y quién) hizo desaparecer a la mujer. "Solo deseo que se sepa la verdad", ruega su hermana, "que el final esté cerca".