-¿Cómo hay que llamarla?

-Déborah Vukusic, pero me puedes llamar Vuk, o Deb, o Debo. Déborah es para cuando se enfadan conmigo.

-¿Y el apellido?

-Se pronuncia Vúcushich. Como Malkovic y como Mijatovic.

-¿Quién es usted realmente?

-Soy mitad y mitad, una hija de mi padre y de mi madre, soy una secuencia genética, soy una abeja con orejas de lobo. Déborah en hebreo significa abeja y Vukusic en croata, orejas de lobo.

-¿Gallega y croata al 50%?

-Genéticamente, sí, pero mi tendencia es más gallega que croata.

-Creció con su madre, ¿ejerció mucha influencia sobre usted?

-Ya sabes como son las madres gallegas, esto es una sociedad matriarcal. Yo, realmente, viví con mi madre, mis padres se separaron cuando yo era muy chiquitina.

-¿Qué recuerda de su padre?

-Lo recuerdo como un hombre muy grande y muy fuerte, con muchísimo carácter.

-¿Pero es un padre?

-Hay algo en la sangre, no sabes muy bien cómo explicarlo. A pesar de todos los malentendidos, las discusiones, las rupturas emocionales que hemos tenido, cuando lo ves sabes que hay algo que no puedes controlar que hace que perdones todo. Incluso lo peor.

-¿Lo peor ha sido la guerra?

-Lo peor son los estragos de la guerra: perdí a mi padre. Lo peor en nuestra relación son las promesas que no se cumplen: voy a escribirte, voy a llamarte, voy a verte.

-¿Guerra de identidad?

-Es un intento de definición de mí misma.

-De ahí la pregunta de quién es.

-Por eso soy mitades, soy un híbrido, soy el resultado de una fusión de culturas, soy, soy... ¡cuántas cosas somos! Guerra de identidad es la lucha por decir quién soy, en qué momento estoy, por qué soy tan violenta, por qué gesticulo tanto cuando hablo.

- "Yo no escribo poesía", ¿qué escribe?

-No escribo poesía, escribo vómitos, escribo por necesidad. Estudié Filología y Arte Dramático y me muevo entre la poesía y el teatro.

-"No busco palabras grandilocuentes, sino corrosivas", dice.

-Las palabras, en un contexto adecuado, pueden producir un gran efecto. A mí me interesa que mi libro lo lea un catedrático y un una ama de casa. Te puedes quedar con un primer plano de lectura o con otros muchos, lo importante es que llegue al mayor número de personas posible.

-¿Se reconoce en la postpoesía? ¿Ve algún parentesco con la obra de Agustín Fernández Mallo?

-Creo en el camino personal. Me identifico más con la poesía de la conciencia que con la Generación Nocilla. Todos pretendemos experimentar pero yo creo que es más importante el contenido que el continente. La forma importa, ¿eh?, creo que la fusión de forma y fondo es lo que hace algo valioso.

-¿Está en un momento feliz?

-Feliz, no. Estoy satisfecha. Uno nunca puede decir que está perdido, siempre debe decir que está en búsqueda, que es más positivo. ¿Feliz? Me quiero venir a vivir a Galicia, llevo trece años en Madrid y estoy cansadísima. La situación para los actores es un poco puñetera.

-¿Por qué edición va Guerra de identidad?

-En breve saldrá la tercera.

-¿Corregida y aumentada?

-La tercera, ya no. Lo que sí es un poemario que no termina nunca.

-Lo ha publicado una editorial canaria, ¿por qué?

-Yo no buscaba editor. Le pasé el texto a un amigo, le gustó, me buscó un centro para presentarlo y el editor me pidió el manuscrito.

-¿Tan difícil es publicar aquí?

-La cuestión es que yo escribí este poemario en castellano. Si lo hubiera escrito en gallego ya no habría guerra porque hubiera optado por una de mis mitades.

-Vuelve a casa después de trece años en Madrid y de andar por Estados Unidos, Francia...

-A Estados Unidos fui muy jovencita y allí hice mis primeros pinitos en el teatro. A Francia fui a estudiar Filología. Estuve a punto de quedarme, me ofrecieron un lectorado, pero me acojonó la idea de estar en un sitio y ver remesas de gente joven pasando por delante de mí.

-¿Es más actriz o poeta?

-Vivo más de actriz que de poeta. De poeta no se puede comer, a veces se puede cenar.

-¿Hizo de poseída en la serie de TV El Comisario?

-He hecho de satánica, de actriz porno, de obrera, de francesa ladrona, de todo.

-¿Le dan esos papeles después de estudiar Arte Dramático, pasar por La Abadía, hacer mimo con Marcel Marceau...?

-La formación es buena, he tenido la suerte de tener unos magníficos maestros, entre ellos, Ernesto Caballero (la dirigió en Presas).

-Hasta hizo esgrima.

-Claro que sí.

-¡Lo que abarca!

-Es que me gusta todo, me gusta probar cosas, escribir, dirigir, interpretar. Me considero un animal de teatro. Y cuando escribo, escribo poesía, prosa, guiones, escribo lo que sea. Soy vitalista.

-Es capaz de interpretar en español, francés, inglés y gallego, ¿también en croata?

-En croata, sólo a ratos.

-¿Cuál es el estado de su obra?

-En septiembre saldrá mi segundo poemario, Perversiones y ternuras, en gallego-castellano, y saldré en una antología de cuentistas. Antes salí en dos antologías más, Poesía capital, y 23 Pandoras. Traduzco unos poemas de Boris Vian y figuraré en una antología que se llama La manera de recogerse el pelo. Generación Globber.

-¿Sus referencias literarias?

-Me emociona Sylvia Plath, me fascina Anne Sexton, me curtí en Shakespeare, Cortázar, Apollinaire, Rimbaud... Y leo a muchos autores actuales en la red.

-Iba de agitadora cultural en Madrid, ¿en Vigo cómo hará? -Dame tiempo, moveremos masas.