La UPG ha celebrado su Congreso y elegido a Néstor Rego como líder de la formación. El nuevo Secretario General ha enunciado el objetivo estratégico de construir la República Gallega y ha anunciado que el ejercicio pleno de la soberanía de Galicia sería un hecho "máis cedo que tarde". Su pongo que pensará aquello de que nunca es tarde si la dicha es buena y en consecuencia "sempre será cedo cando non é tarde". En todo caso, Néstor Rego encabeza un partido importante dentro del nacionalismo gallego que ha demostrado, en los últimos años, capacidad para fraguar y mantener alianzas entre las fuerzas nacionalistas y galleguistas, que los han llevado a gobernar en diversos ámbitos y a participar del Gobierno de la misma comunidad autónoma. Cosa nada fácil si tenemos en cuenta lo difícil que es la cooperación entre posiciones políticas tan "religiosas" y tan condicionadas por el peso de lo simbólico. Estas alianzas configuraron el BNG que, tras las últimas escisiones y abandonos, seguramente se verá reducido a ser un mero apéndice de la UPG, mientras que los antiguos socios se organizan ahora fuera de una plataforma política que les venía estrecha y que seguramente ha cumplido su natural ciclo de vida. Esto no quiere decir, sin embargo, que el mundo galleguista no precise todavía de una cooperación y alianza políticas entre sus distintas familias, si de verdad pretenden tener presencia efectiva y peso en la política gallega. Antes había un instrumento para ello que era el BNG. Ahora, aunque exista formalmente, ya no puede ser este el espacio de los acuerdos y, en consecuencia, la fuerza hegemónica del nacionalismo gallego ha de demostrar cintura y capacidad para que, a pesar de las recientes rupturas, mantenga abierta la posibilidad del acuerdo y la cooperación con fuerzas que ya no son ni van a ser meros satélites, como lo fueron en el Bloque.

Esta será, sin duda, la prueba del algodón para la UPG salida de este Congreso y, desde luego, un reto para su secretario general, Néstor Rego, que tiene en sus manos hacer de la UPG un instrumento útil para Galicia y para la democracia o convertirla en un grupo simbólicamente cargado de coherencia pero marginal e irrelevante.

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