El Ulises de Joyce tendrá por fin su versión gallega. La traducción de la inmensa novela ya está concluida y, el próximo otoño, saldrá a la venta el libro. Se trata de un antiguo proyecto editorial de Galaxia, que ya había reeditado con anterioridad los fragmentos traducidos por Otero Pedrayo y publicados en su día por la revista Nós. Es una buena noticia hoy, que se conmemora el Bloomsday y los amantes del Ulises, el libro que revolucionó el género, se reúnen en Dublín para recrear la jornada de Leopold Bloom, el protagonista, en su peripatético deambular por la ciudad irlandesa.

Se había traducido al gallego Retrato del artista adolescente. Laiovento lo publicó en 1994 como Retrato do artista cando novo, en versión de Vicente Araguas. También Xerais editó en 1990 Dublineses, en traducción de Débora Ramonde, Rafael Ferradás y Xela Arias, hoy descatalogado; pero nunca se había abordado la magna tarea de traducir el Ulises, un proyecto que desde hace años acariciaba Galaxia y su director, Víctor Freixanes.

El proyecto, sin embargo, tuvo que sortear diferentes obstáculos, tanto económicos como legales. La editorial hubo de esperar a que en julio de 2012 la obra quedase liberada de los derechos de autor, que hasta ese momento estaban en manos de un sobrino nieto de Joyce, poco dispuesto a autorizar nuevas traducciones del Ulises.

Los condicionantes económicos no fueron una traba menor. La traducción al gallego de una obra de esta envergadura y significación no le pareció suficientemente relevante a la Xunta, que denegó la ayuda solicitada por Galaxia en 2011, a pesar de que su petición se ajustaba a los requisitos de la convocatoria. Esas ayudas, dirigidas a grandes proyectos editoriales, ya desaparecieron y Galaxia solo tuvo ocasión de recurrir a las subvenciones destinadas a traducción. Así, recibió 3.600 euros en 2012 para publicar este año la obra, de 880 páginas, cuyo proyecto cifra la editorial en 18.000 euros de coste.

Si la traducción es un reto, en el caso de Joyce, auténtico renovador del lenguaje, es una tarea de héroes. Pero Galaxia ha decidido que este Ulises en gallego ha de ser de lectura lo más amplia posible, y no para especialistas. Cuatro personas se han encargado de traducirlo y revisarlo capítulo por capítulo en equipo: Eva Almazán (traductora de Paul Auster), Antón Vialle (Herman Koch), María Alonso Seisdedos (Orhan Pamuk) y el escritor Xavier Queipo.

"La idea era una traducción que haga el libro asequible a los lectores de hoy", explica Carlos Lema Devesa, director de ediciones de Galaxia. "No es una traducción para expertos", recalca Lema, consciente de que el Ulises "no es una novela fácil" y que el lenguaje de Joyce es más que enrevesado.

Sin embargo, dice, "no lleva notas ni aparato crítico" , al igual que la última edición francesa publicada por Gallimard, en cuyo modelo se ha basado Galaxia, y que también fue traducida por un equipo.

"Es un mito decir que todos los libros se entienden por entero. No es cierto, y más todavía en casos como Ulises, que ha sido escrito para evitar la comprensión inmediata", dice Lema, una técnica que Joyce llevaría al límite en la prácticamente intraducible Finnegans Wake.

A juicio de Lema, hay un deseo de "excesivo control" del Ulises desde el ámbito académico, frente a la lectura que pretendía Joyce que se hiciera de la obra, "que no se entendiese todo".

La pretensión de esta traducción es permitir al lector "enfrentarse al texto con sus propias armas", como quería el propio Joyce, que no incluyó notas ni explicaciones de sus juegos de palabras y alusiones en las primeras ediciones de Ulises, recuerda Lema.

Además, hacer una edición anotada en gallego carece de sentido, en su opinión, habiendo tal cantidad de estudios críticos y monografías, aunque sea en otras lenguas.

"Hay que ver Ulises en gallego como una novedad, de la misma manera que no se lee la última novela de Murakami con notas", zanja Lema sobre esta obra que se desarrolla en una única jornada, la del 16 de junio de 1904, y un solo escenario, la ciudad de Dublín, y que tantas semejanzas estéticas guarda con Luces de Bohemia, de Valle-Inclán. Cosa de "dos druidas celtas", como diría Manuel Rivas.