El gallego Roberto Verino asegura que "el trabajo dignifica" y que es "la clave". Hoy muestra su colección para el otoño-invierno de 2015 en la jornada de apertura de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week que ya ha perdido el apellido Cibeles.

-Según una encuesta, de los diseñadores españoles, los gallegos compartirían una Coca Cola con usted.

-Tengo que agradecerles ese grado de interés; debo parecerles una persona cercana. Lo he recibido como una muestra de cariño y me hace ilusión.

-En su tierra, Verín (Ourense), ya viven el Carnaval.

-Yo he sido muy carnavalero pero el día 2, domingo de Carnaval, tengo que estar en el palco viendo el partido de fútbol Atlético de Madrid-Real Madrid. Me parece interesante que durante unos días uno pueda cambiar de personalidad, pero tengo que ser consciente de que me debo a otras muchas más cosas.

-¿Vestir al Atlético es la mejor publicidad que se puede tener?

-He vestido al Getafe y ahora al Atlético de Madrid, que a principios de este mes estuvo de líder de la Liga. Demuestran que son personas sencillas y trabajadoras; el resultado ahí está. Y sí, entiendo que sí tiene repercusiones publicitarias.

-Según un informe, en el primer semestre de 2013 el sector de la moda en España cayó un 8%. ¿Cómo lo han vivido?

-Hemos estado peleando para no tener caídas, de hecho, nos movemos en niveles semejantes a los años anteriores, pero a base de trabajar mucho y de estar corrigiendo errores del pasado cuando todo era más fácil y se pensaba que todo el monte era orégano.

-La programación de la Fashion Week se ha hecho de rogar este año.

-Yo no estoy muy seguro de que haya sido así. En nuestro país, lo dejamos todo para el último momento. Somos muy improvisadores. No tengo sensación de que haya diferencia en la programación respecto a otras veces. A mí, me gustaría que se hiciesen las cosas con más tiempo, que pudiéramos tener tres pasarelas por delante definidas, saber cuándo van a ser, pero dependemos de organismos feriales que tienen muchas ferias de por medio y todas moviéndose, y eso nos condiciona. No creo que haya diferencia grave.

-¿Sería bueno no coincidir con otras pasarelas extranjeras?

-Eso lo llevamos pretendiendo mucho tiempo pero no hay otras fechas, aunque cada vez vienen más clientes internacionales a pesar de que en España no somos muy amigos de ponernos en valor. Lo que tenemos es que creérnoslo, no somos amigos de ponernos en valor, preferimos enviarnos torpedos a la línea de flotación; lo que es una condición de nuestro país.

-Lo de torpedearnos...

-Sí, yo admiro a los portugueses porque están orgullosos de serlo.

-Su colección para el otoño-invierno de 2015 se fija en el remate de los años 50 y principios de los 60 con los Kennedy y Hepburn como iconos. ¿Le ha influido la exposición sobre el paparazzi Ron Galella?

-Hay múltiples razones. En la moda, siempre tenemos la obligación de mantenernos fieles a un estilo. Hepburn y Cary Grant coincidieron con la época dorada de la alta costura, que no deja de ser la esencia de nuestro oficio. Coincide también con el nacimiento del prêt à porter que me atrapó. Yo estaba en Francia en los años 60 y por una serie de circunstancias, conocí el oficio y me enamoré de la profesión. También influye el 50 aniversario de la muerte de Kennedy. Él representaba el concepto del dandysmo, de forma sencilla, sin buscar aparentar. Esto coincide bastante con mi forma de pensar, mi filosofía.

-Apuesta por los estampados.

-Sí, son estampaciones felinas con caras y pieles de animales, no en tipo floral.

-Y da protagonismo al sombrero para las mujeres.

-En aquella época, los sombreros eran indiscutibles. En los hombres no los propongo, pero para las mujeres sí porque era un pieza inseparable de los vestidos.

-¿Qué propone para ellas?

-Me defino por estilismos muy cortos y botas altas por encima de la rodilla con una silueta muy femenina y elegante. Los largos son muy largos o tobilleros en pantalones estrechos; y los abrigos tienen mangas japonesas, con cortes sencillos.

-¿Y para ellos?

-Me decanto por el concepto dandy inglés, con la pajarita en trajes con gusto desenfadado.