El diplomático Rafael Conde de Saro (Madrid, 21 de diciembre de 1951) es, desde el pasado mes de junio, director de la Oficina del Alto Comisionado para la Marca España, cargo que ocupa Carlos Espinosa de los Monteros. Licenciado en Derecho, ha sido embajador en Indonesia y en la India y ha estado destinado en las legaciones diplomáticas españolas de Noruega, México, Portugal y Estados Unidos, entre otros lugares.

-¿Cúal es su cometido como director de la Oficina del Alto Comisionado para la Marca España?

-La oficina asiste al Alto Comisionado en el desempeño de sus funciones. Como director, me corresponde promover medidas para mejorar la imagen exterior de España. Desarrollar un mecanismo que permita medir la percepción de España, mediante indicadores que permitan su seguimiento; impulsar la planificación de la acción exterior en estas materias de las Administraciones Públicas, a través de planes anuales; e impulsar la colaboración entre los organismos públicos y entidades públicas y privadas. En definitiva, lo que se conoce como gestión reputacional, por una parte, y coordinación y planificación de las actividades públicas y privadas relacionadas con la imagen del país, por otra.

-Inglaterra tiene en su monarquía un motivo de orgullo y, a la vez, un gran negocio. ¿Ocurrirá lo mismo en España?

-En España, ya ha ocurrido: la monarquía parlamentaria española es motivo de gran prestigio y tiene el valor añadido de ser parte integral de la Transición española, proceso ejemplar que se estudia en las aulas de Derecho y Ciencias Políticas de muchos países del mundo.

-Felipe VI cumple su primer mes en el trono. ¿Qué aportan los nuevos reyes a esa imagen de España en el mundo?

-Sin duda, madurez y juventud, estabilidad y progreso, preparación y presencia. También tradición y modernidad.

-En un mundo global e interconectado, ¿cobra aún mayor relevancia dar más valor a lo que nos diferencia?

-El hecho de que el mundo sea global e interconectado significa que disponemos de instrumentos y medios tecnológicos sofisticados y potentes. También hay una mayor competencia. Pero lo que importa es gestionar acertadamente esta imagen ligada al país.

-¿Y cuál es la imagen que proyecta España?

-Como España es una mezcla de tradiciones y modernidad, no solo lo nuevo aporta más valor, sino que lo viejo también puede completar y aumentar el valor de esa imagen que queremos proyectar y alcanzar.

-¿Qué tiene nuestra marca para ser distinta a la de otros países del entorno?

-Nuestra propia individualidad como país, lo que nos caracteriza y distingue, nuestra historia y cultura, nuestra gente, regiones, pueblos, ciudades, paisajes, gastronomía, tradiciones, clima? En fin, todo lo que somos. Estas realidades, a efectos de imagen-país, son interpretadas por los demás.

-Eso puede ser un arma de doble filo...

-La imagen no siempre se corresponde con la realidad porque las percepciones pueden resultar parciales, inexactas o sesgadas, si provienen, por ejemplo, de estereotipos o clichés. España es la suma de estas realidades, nuestra imagen-país es la suma de las percepciones de los demás y la Marca España podría definirse como lo que queremos que sea esta imagen. El plan de acción va encaminado a divulgar mejor otros aspectos de nuestra realidad y desterrar estereotipos negativos. La Marca España es un objetivo y un instrumento, a la vez.

-Los datos avalan la recuperación. ¿Es el momento de consolidar una nueva estrategia exterior para no repetir los errores que provocaron la crisis y dañaron la imagen del país?

-En los últimos años se ha llevado a cabo un enorme esfuerzo de reformas estructurales económicas, legislativas y empresariales, con enorme sacrificio y compromiso, que están permitiendo la salida de la crisis y la recuperación. En toda la Unión Europea, se ha avanzado en cuestiones como el control bancario. Ambos procesos están íntimamente unidos y responden a la necesidad de superar la crisis y asegurar que los motivos que la provocaron no se puedan volver a repetir. Buena parte de los objetivos del Gobierno y de la propia Marca España consisten en dar a conocer, entre los líderes de opinión, esos resultados y éxitos de las medidas adoptadas, para asegurar que sus percepciones estén basadas en nuestra nueva realidad y no en la que pudieran tener, como consecuencia de los peores momentos de la crisis.

-¿El cuestionamiento de la unidad de España desde algunas instancias juega en contra de ese trabajo de divulgación en el exterior?

-España es una democracia consolidada, con una Constitución plenamente democrática y cauces de expresión garantizados y completamente validados, desde los puntos de vista jurídico y político. El hecho de que existan opiniones diferentes es algo consustancial a un sistema democrático. Eso sí, siempre que esas opiniones se enmarquen en el respeto a la Constitución, al Estado de Derecho y al ordenamiento vigente.

-Marca España acaba de cumplir dos años desde su puesta en marcha. ¿Se están consiguiendo los objetivos marcados por el Gobierno?

-Hemos avanzado mucho en los objetivos fijados originalmente. Disponemos ya de una estructura operativa con personal del Ministerio de Asuntos Exteriores y además, se ha conseguido cierta capacidad de financiación a través de aportaciones de otros departamentos.

-¿Quiere decir que España es mejor conocida que hace unos años fuera de nuestras fronteras?

-En la promoción de la imagen exterior se han multiplicado las iniciativas de divulgación, especialmente a través de la página web y de las intervenciones públicas del Alto Comisionado y del personal de la oficina, así como a través de proyectos propios.