Melendi regresa sin pausa con nuevo disco, Un alumno más, y ya tiene ya cerradas las primeras fechas de su gira (con todo mayo ocupado). "Haré pocos conciertos, doblo la producción y es un súper espectáculo. Un alumno más es una metáfora en el sentido de seguir aprendiendo del trabajo y de la vida", dice. Del disco, la gira y algún asunto privado charla el cantante asturiano, que tiene en la recámara propuestas televisivas, un medio en el que ya es un habitual también como invitado en programas de máxima audiencia.

-Casi parece un bucle. Enlaza la gira por sus diez años de carrera artística con esta de Un alumno más

-Bueno, terminamos en octubre pero no empezamos hasta mayo. Serán pocos conciertos, 15 o 18 como mucho.

-¿Cómo es, desde la visión de Melendi, Un alumno más

-Es un poco tratar de expresar que cada día que pasa sabes menos de la música y de la vida; que es un continuo aprendizaje. En la forma de trabajar y en la vida nunca se sabe lo suficiente.

-¿Ha sido una vida agitada durante estos años?

-Me molesta cuando no tienen sentido algunas cosas que se cuentan sobre mi vida. Siempre me ha tratado bien la prensa, en lo bueno y también cuando lo hice mal. Pero sí que hay cierto sector amarillista que le da la vuelta a las cosas.

-¿Es cierto que hace poco le rodearon unos coches?

-Como si me ven aparcando en doble fila o comprando el pan; es como si fuera un mafioso (bromea).

-Tocado y hundido, es el primer Tocado y hundidosingle

-Nadie. Es eso, el single. No es símbolo de nada, es el título de la canción sin más, nada que ver ni con el momento actual de mi vida, ni nada parecido. Simplemente es una canción de amor y desamor.

-Hay otra canción en la que lanza balas a algunas gentes de la industria.

-Una canción preciosa, las aventuras y desventuras de dos cacos que pasaron por mi vida. Es una canción liberadora. Quería poner hasta los nombres, en la compañía me dijeron que no. Pero está hecha con el mayor cariño del mundo (ironiza).

-El disco se grabó en Miami. ¿Cómo y por qué fue así?

-Es dar un paso adelante, pero al final las canciones son las canciones, son las que mandan. Hemos hecho una combinación que queda bien. Insisto, al fin y al cabo son las canciones lo que cuenta, lo demás es envoltorio.

-La impresión es que este último disco queda definitivamente alejado de los primeros tiempos de su carrera.

-Sí, es totalmente la línea del anterior. Hemos encontrado un sitio en el que estoy a gusto y los discos no van a variar ya.

-¿Funciona con sus fieles este nuevo concepto musical?

-Funciona. Para mí funciona. A estas alturas hay que ser honesto y hacer lo que te gusta y crees que le puede gustar la gente. Esto es cómico, ahora dicen que me he vendido porque no hago rumbas. ¿Habrá algo más comercial que las rumbas que hacía? Sería canalla por mi parte seguir con las mismas rumbas de siempre por el hecho de que funcionan. En este disco hay una canción de siete minutos y medio. ¿Habrá algo menos comercial que una canción de siete minutos y medio? Pues en este disco hay una, hay que ser honesto y el público lo capta y lo compra.

-¿Dos hermanas

-No, es simplemente otra canción. Nada que ver con la actualidad de los niños robados. Una historia que fui hilando hasta que me lleva a ese desenlace. Le das vueltas, disfrutas, te entretienes, es como cuando uno escribe un libro o está en el escenario; son cosas que salen y es cuando disfruto, le doy las vueltas y río y lloro.

-¡Colgado de la vecina!

-Eso nos ha pasado a todos; a lo mejor no es la vecina de la puerta pero sí la que está al lado. Cuando dices voy a sacar el perro piensas, a ver si le pego un meneo.

-La última sobre canciones, ¿un guiño a dos iconos, Elvis y Marylin?

-Más que ser Elvis me encantaría estar en Las Vegas, pero me pasaría la vida jugando al póquer?