-Le propongo un titular: Quiero ser el Guillermo del Toro del cine español.

-No, por el amor de Dios. Jamás, nunca.

-¿Qué le ha hecho?

-Intento no imitar a nadie y menos a Guillermo, que tiene mucha personalidad. Sencillamente, intento hacer cine, nada más.

-¿Es mejor producir que dirigir para forrarse?

-Evidentemente, esa no es la intención, sino trabajar y hacer películas que gusten. Como ve, el asunto tiene un perfil ambicioso.

-Ya en serio, ¿por qué lo intenta de nuevo como productor después de la experiencia de 800 balas

-Es muy diferente producir una película que no diriges. Supone apostar por un proyecto de otros y resulta bastante más satisfactorio, porque ayudas a que otros hagan realidad su sueño. Eso es muy gratificante.

-¿Busca un sello De la Iglesia?

-No. Esas cosas se tienen o no, no se buscan. Incluso diría que es interesante huir de eso. Hay que sorprender a los demás y a ti mismo. Otra cosa es que sea inevitable, porque tienes un criterio y un temperamento a la hora de hacer las cosas. Eso del sello surge desde fuera. La segunda película que estamos produciendo se llama Los héroes del mal y no tiene nada que ver con Musarañas ni con el cine que suelo rodar.

-¿Una comedia?

-No. Un drama sobre la vida de adolescentes en un instituto de Madrid.

-¡Álex de la Iglesia hace cine social!

-Pues esta sí, francamente trata un tema social.

-¿Como productor piensa en nuevas formas de distribución además de la pantalla grande?

-Estamos en ello. Pero es complicado, porque supone un cambio muy profundo. Pero lo tenemos en la cabeza constantemente. La salida del cine pasa por buscar al espectador esté donde esté.

-¿Se acabó pensar solo en los cines?

-Es algo que está ocurriendo y que sabíamos. Y es importante que lideremos esa búsqueda.

-¿El resultado de Musarañas

-Sin duda. Ha sido un regalo constante y verla acabada y disfrutarla con el público en el preestreno, recibir críticas maravillosas?

-¿Cómo se embarcó en la aventura?

-Por Carolina Bang, mi mujer. Me dijo que leyera el guión. Esteban Roel y Juanfer Andrés, los directores eran profesores suyos en el Instituto del Cine de Madrid y dijimos enseguida que íbamos a producirla.

-Más que Musarañas

-Lo contrario. Da esperanza. Pocas veces hemos visto un año tan fructífero, no solo a nivel económico, sino de calidad. Estamos superando retos. El Niño es extraordinaria; La isla mínima, formidable; Magical girl, impresionante; y otras que el público no conoce, como Gente en sitios, que adoro.

-No cita Ocho apellidos vascos

-Es que no es necesario. Es buenísima. Ha funcionado exclusivamente porque Emilio Martínez Lázaro es un director de éxito y está interpretada por unos actores brillantes, como el genio de Karra.

-Pero ¿su éxito no oculta o maquilla la realidad del cine español?

-Yo creo que sencillamente la amplifica, porque es un ejemplo de cómo las películas españolas pueden ser un éxito de taquilla solo por su calidad. Y las de detrás son todavía mejores, como las que le decía. Este año el cine demuestra que tiene calidad, cantidad, éxito y buenos resultados. Así que no oculta nada, demuestra.

-Vaya, es como oír al presidente de la Academia del Cine? ¿Volvería?

-No. No creo que esté entre mis fines. Fueron dos años maravillosos, disfruté mucho y aprendí un montón, pero ahora tengo bastante trabajo, ¿no cree?