Desde que Podemos, en las europeas, se consolida como cristalización política de las demandas ciudadanas del 15M y de las diversas mareas, las movilizaciones de los distintos sectores afectados por la crisis y por los recortes, aplicados por el Gobierno del PP, disminuyen notablemente. Es como si el país indignado y removido depositara su esperanza y su confianza en las alternativas políticas que recogieron sus reivindicaciones, empezaran a sentirse representados y fiaran la salida a los problemas que los abruman en que estos nuevos partidos accedieran al poder. Las elecciones municipales y autonómicas parece que confirmaron estas tendencias y esperanzas. De hecho gran cantidad de reivindicaciones consideradas por los viejos partidos del sistema como quimeras descabelladas, como imposibles, son asumidas e integradas como propuestas de reformas en sus programas. Incluso PP y PSOE asumen la necesidad de serios cambios constitucionales e importantes reformas de las instituciones que, en esta larga precampaña, no dudan en proponer. No cabe duda de que esta es una victoria, al menos simbólica, de los partidos emergentes, pero la pega está en si los viejos partidos son de fiar. La competencia electoral hace que incluso empiecen a dar marcha atrás en algunas de las medidas, con que castigaron a funcionarios y sectores sociales maltratados, con devoluciones de pagas sustraídas, por ejemplo, justificándose en una presunta, demasiado presunta, mejora de la economía. Los idílicos presupuestos del PP son un buen ejemplo, aunque es general la impresión de que, si éstos vuelven a gobernar, volverán las rebajas porque las cuentas ni cuadran ni pueden cuadrar y, si en algo son expertos, es en incumplir descaradamente sus compromisos electorales. Esto quiere decir que si el resultado de las elecciones es que la derecha, es decir, el PP o el PP y Ciudadanos, vuelve a gobernar va a resultar imprescindible recuperar las movilizaciones de la ciudadanía y una contundente manifestación general de la indignación popular. Y por eso yo me pregunto: ¿Alguien propuso con meridiana claridad que se derogará la Ley Mordaza? Es para que, al menos, no nos apaleen.