Caminamos hacia la gran coalición. Con o sin Rajoy, pero gran coalición entre PP y PSOE. Con o sin el adminículo de Ciudadanos, pero gran coalición. Esto se producirá tras las elecciones del 26 de junio, tal como prevén acertadamente, a mi juicio, los estrategas del PP que así lo preparan, muchos santones del PSOE que así lo quieren y demandan, todos los gregarios de Ciudadanos que así lo impulsan y quizá algunos conspicuos mandarines de Podemos que lo prefieren a otra cosa, ante la imposibilidad objetiva de asaltar ahora los cielos. Por eso la repetición de elecciones, que todos dicen no querer, en realidad todos la quieren y preparan con muy notable celo y dedicación aunque, eso sí, muy discretamente. Ahora no puede ser porque la maquina del tren de la gran coalición no alcanzó todavía la necesaria presión, social y corporativa, en su caldera pero, tras las nuevas elecciones y dados los resultados tenidos como más probables, la presión social y corporativa será suficiente para poner en marcha las bielas que, como se sabe, convierten en lineal el movimiento rotatorio y la máquina se moverá. De momento solo alimenta la caldera parte del carbón partidista o corporativo disponible, pero después de las elecciones ya serán la inmensa mayoría de los fogoneros partidistas, corporativos y mediáticos los que palearán carbón y la cosa marchará porque una enorme presión social moverá el convoy.

Esta ha sido la visión estratégica de Rajoy desde el primer momento y por eso parece que no se mueve y se limita a ofrecer su tren para el único destino previsto y a señalar el camino del andén para tomarlo. No se mueve, pero prepara la salida y espera la hora, asumiendo con calma y pachorra el retraso que las condiciones del viaje imponen y esperando a que el Jefe de estación dé la salida tras las nuevas elecciones. Solo tiene dos problemas: que en el último momento un improbable error o boicot del guardagujas altere el destino del tren o que la compañía decida relevarle de maquinista y él mismo, Rajoy, se quede en tierra. Pero incluso en este último caso el tren de la gran coalición saldrá, bufando y pitando, hacia su destino. Con retraso sí, pero eso siempre ha pasado aquí. ¡Viajeros al tren!