Hay gente legítimamente preocupada por la recurrente presencia en España de mafiosos, bandas organizadas y delincuentes muy violentos que ponen en riesgo la seguridad de vecinos y ciudadanos en muchos puntos del país. Si, ante esto, yo dijera que la violencia organizada de la delincuencia internacional, las mafias europeas y la llegada masiva de turistas y visitantes o el riesgo de ataques en el ciberespacio "son ejemplos de peligros o realidades que impactan de una forma u otra hasta la puerta de nuestras casas", seguramente se me recriminaría, y con razón, que cayera en la vileza de criminalizar a turistas y visitantes mezclándolos insidiosamente con la delincuencia internacional y con la inseguridad ciudadana, con grave perjuicio para la imagen de la inmensa mayoría de ciudadanos extranjeros que solo vienen aquí a hacer turismo, a satisfacer sus anhelos y necesidades de descanso, cultura y diversión. Los turistas son millones y beneficiosos para el país y los delincuentes son tres que se aprovechan del ejercicio del derecho a la movilidad, con lo que la mezcla es injusta, falsa y mal intencionada o, al menos, fruto de ignorancia culpable. Pues bien, exactamente eso es lo que hizo la ministra de Defensa, Mª Dolores de Cospedal, en su primer discurso en la Pascua militar. Cospedal afirmó primero que "el terrorismo puede cambiar de nombre pero su amenaza permanece inalterada" para mezclar inmediatamente con el terrorismo "el éxodo masivo de refugiados y de migrantes a través del Mediterráneo". Esta mezcla es insidiosa, falsa y daña muy gravemente la imagen de cientos de miles de inmigrantes y, por desgracia, de solo unos cuantos refugiados que nada tienen que ver con la violencia, la delincuencia o el terror, de los cuales solo son víctimas. Antes al contrario, migrantes y refugiados han sido y son trabajadores y trabajadoras que contribuyen con su trabajo y con sus impuestos directos e indirectos al bienestar general, que es más bien escaso, pero no por su culpa sino precisamente por la gestión de la cosa pública que hacen Cospedal y gentes como ella.

Que no se olvide la señora ministra que quien siembra insidias cosechará violencia y dolor.