Iván Escamilla González es licenciado y doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es investigador en el área de Historia Colonial y defiende una doble vertiente, que las poblaciones indígenas fueron incorporadas al curso de la historia de Occidente, pero también que los descubridores se vieron conquistados por la experiencia de conocer a una parte de la Humanidad inédita.

-¿Están el descubrimiento y la conquista de América sujetos a la interpretación del historiador o existe un relato científico concreto acerca de estos episodios?

-Siempre se ha entendido este proceso como una transformación. Las poblaciones indígenas fueron incorporadas al curso histórico de Occidente, recibieron las instituciones del mundo hispánico, pero también es importante el cambio en el otro sentido: los conquistadores también se vieron conquistados por la experiencia de conocer una parte de la Humanidad inédita. Esto cambió las concepciones que tenían los europeos de sí mismos con resultados trascendentes, con la aparición de un nuevo mundo.

-¿Dónde coloca las voces críticas que aseguran que el 12 de octubre, día de la Hispanidad, no hay nada que celebrar?

-Una cosa es la historia y otra el uso ideológico que de ella se haga. Países como México asumieron que la nación se había constituido de la separación de España. Naturalmente esto es ideológico, la historia nos cuenta algo distinto, mucho más complejo, un proceso, como decía, de transformación mutua. Pero en México todavía son muy frecuentes las visiones encontradas que en realidad poco tienen que ver con la historia. Es más interesante, por ejemplo, la incorporación de las fuentes indígenas, de cuyo rescate Miguel Portilla y su maestro fueron pioneros. Gracias a esto conocemos lo que significaba para las comunidades indígenas esta transformación y cómo les afectó el proceso, es el gran logro de los últimos treinta o cuarenta años.

-¿Era necesario para equilibrar este relato?

-Durante mucho tiempo, incluso después de la conquista, quizá la mayor barrera que hubo para la comprensión fue que las mismas fuentes que ellos dejaron, los códices y fuentes pictográficas, no eran consideradas fuentes históricas por los occidentales. En el siglo XVIII no eran consideradas dignas a la manera de los historiadores y desde esa época hacia aquí ha sido un largo camino de revalorización. Es interesante porque si muchos de esos testimonios o los medios para interpretarlos se conservaron fue gracias a la labor de los frailes evangelizadores: lo que les interesaba era erradicar esa forma de pensamiento, pero muchos de ellos creían que no podían hacerlo si no conocían esa cultura. Por ese afán de erradicarla hoy tenemos las claves para poder conocerla mejor.

-¿Cómo era la "empresa colonizadora española" de la que habla?

-Fue una empresa en el sentido más literal de la palabra. Desde la misma conquista, en la que la Corona no gastaba ni un solo real. La mayor parte de los recursos económicos los aportaban los propios conquistadores, empresarios que recibían en proporción tierras o el botín que fuera. El tributo que otorgaban a la Corona y a los conquistadores sirvió para crear los recursos y las infraestructuras, para capitalizar las empresas que iban a dar origen a la economía mercantil en el nuevo mundo.

-¿Qué hay de la "conquista espiritual"?

-Este término ha sido puesto en duda en las últimas décadas, pues se trata de algo antiguo. Hablar de conquista espiritual se dirige al foro individual y en realidad fue una empresa colectiva. Los pueblos y sus dirigentes tuvieron de transformar su forma de vida a aquello que el dogma cristiano consideraba que era el modo adecuado de vivir.

-¿Tenían claro que sin transformar las creencias no habría conquista posible?

-Era necesario porque no se consideraba separado, a diferencia de lo que hoy en día ocurre. De hecho, la justificación de la conquista de América estaba en incorporar estos pueblos al cristianismo, en conseguir esta transformación radical.

-¿Han superado países como México la época colonial?

-La época colonial nos ha dejado, desde la perspectiva actual, muchas cosas: unas positivas y otras negativas. La mexicana es una sociedad profundamente desigual y eso sí es una herencia del sistema colonial que se fue construyendo a lo largo de aquellos siglos. Pero también hay elementos que forman códigos culturales comunes, que distinguen bastante a los mexicanos dentro y fuera del país. Son formas de expresarse, hablar, comer, tienen que ver con el sistema colonial y son parte de esa herencia positiva.